Recuerde el alma dormida, Y pues vemos lo presente Nuestras vidas son los ríos Vida y muerte distantes y juntas a la vez, dolor y placer aparejados también, en un tiempo instantáneo, insuficiente para reparar en que se ha ido, tan pronto que no se acaba de asimilar ayer, como si fuese hoy. “Lo no venido” si no fue en tu año, ¿para qué llorarlo? Cita delicadamente el poeta “avive el seso y despierte…”, tocando con tiento, a esa puerta que se resiste. “Yo estaba empeñado en no ver lo que vi –canta Jorge Drexler-, pero a veces, la vida es más compleja de lo que parece”. Y sí, tanto como lo que explicaban, hace tres noches, un lópezobradorista y un senador que votó por la reforma energética, no obstante perredistas, ambos: argumentaban a favor de sus diferencias que el partido no es de izquierda, sino la suma de diversas corrientes izquierdistas –como quien dice de chile, dulce y manteca-; se remitieron a los partidos españoles, italianos y chilenos, con sus izquierdas diferenciadas. Siendo cotidiano el afán de dar por sentado, lo que no se entiende ni reflexiona, suele juzgarse a la ligera; es ahí donde “a río revuelto…”, se acepta por divino que, se tiene lo que se merece, aunque conozcamos todos al menos un caso, con mucho más de lo merecido, y otros, con muy poco a cambio de grandes esfuerzos. Por eso, caen bien las aclaraciones oportunas, es más, se precisa multiplicarlas. La vida, decíamos, es “más compleja…” Traigo a colación el pasado 21, donde se rindió póstumo homenaje, a nuestra bella amiga Marcela Cisneros, en la Superior de Música y Danza. Inevitable dejar de preguntarnos, ¿por qué no en vida? Enmarcado en el festival Santa Lucía, quedó en evidencia el desinterés de quienes se responsabilizan por el estado; pues quizá no reditúa, como otras expresiones, lo “necesario”. En contrapeso, los asistentes nos dolimos y alegramos, junto a su compañero Ricardo y sus hijos; bailarines, alumnos y maestros recordaron la entrega enamorada de Marcela, a la razón quijotesca de la danza en Nuevo León. Así la resistencia, en vida y muerte, recordando de Séneca que: “Conviene leer los autores de justa nombradía, y si alguna vez se les deja para tomar otros, volver de nuevo a los mismos”; elegimos, para leernos en Días de difuntos, versos del capitán Jorge Manrique (1440-1479); son tres de las dedicadas Coplas a la muerte de su padre. Manrique, nuestros muertos y nosotros, reservamos bajo la manga que son las vidas, sin excepción, “…ríos /que van a dar en la mar, /que es el morir”. Graciela Salazar Reyna ¿Desea dar su opinión? |
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