Entre las muchas razones que ayudan a explicar la incapacidad del gobierno de Felipe Calderón en materia de Seguridad Pública están, sin lugar a dudas, las disputas y los recelos entre Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna, los dos responsables de este estratégico renglón.
En materia económica ocurre algo similar: las disputas entre Guillermo Ortiz y Agustín Carstens dejan saber que hay dos visiones distintas sobre la ruta que debiera seguir el gobierno en materia económica, disyuntiva que pudo ser intrascendente en tiempos de calma pero que se ha vuelto grave, imposible de aguantar, en los tiempos de crisis que se viven.
Por paradójico que parezca, la crisis económica del mundo resultó ser un salvavidas para Felipe Calderón y para su errada política económica. Por lo menos para su imagen y para las percepciones que de él y de su gobierno tienen los mexicanos. ¿Recuerdan ustedes que FCH prometió ser el “Presidente del Empleo” durante su campaña? ¿Saben ustedes cuántos nuevos empleos generó durante su primer año? Sólo 450 mil del millón de nuevos empleos que demandaban los jóvenes y los desempleados. Y, para este 2008, su segundo año de gobierno, se habrán creado sólo 250 mil nuevos empleos, la cuarta parte del mínimo requerido.
Pero las dificultades por las que pasan las economías del mundo llevan a pensar que los problemas del país se deben a las dificultades externas, pasando a segundo plano la incapacidad personal y las deficiencias políticas del presidente Calderón y de su equipo de colaboradores.
Si Calderón y sus colaboradores fueron incapaces de generar el millón de empleos que requería la sociedad mexicana, han demostrado ser igualmente incapaces para entender y para enfrentar la parte nacional de la crisis que nos impone el mundo. Véanse los proyectos de Ley de Ingresos y de Presupuesto para el 2009, que el Ejecutivo Federal mandó al Congreso de la Unión y que éste, contra toda lógica, aprobó casi por unanimidad y sin mayores cambios, por lo menos en la parte de los ingresos.
El tamaño y la profundidad de la crisis hacían necesario, obligado, confeccionar un presupuesto austero, diseñado de manera puntual y efectiva para enfrentar los problemas que se nos vienen y que no son difíciles de predecir. Se hizo lo contrario: un proyecto de presupuesto para-el-crecimiento. Lo que se debió hacer hace dos años y no se hizo, se hace ahora: tarde y mal.
Todavía no acaba de salir la Ley de Presupuesto de la Cámara de Diputados y ya se tendrá que hacer el primer recorte. Y así nos vamos a ir todo el año, de recorte-en-recorte, pegando los pedazos que nos vayan quedando de la economía y del presupuesto. El problema económico se va a enredar y a complicar por las elecciones de julio. Todos los indicadores llevan a pensar que a don Felipe Calderón le va a ir muy mal, requetemal… tan mal que, a lo mejor, ni el año termina.
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