- Memorial por los 45 masacrados en Acteal
- Duelo por el martirio que aún clama justicia
Caminando Nacimos. De Maíz somos.
De Maíz Nacimos, Del ayer venimos.
Hacia el Mañana Caminamos.
De la tierra nos formamos.
De la tierra Sembramos.
El Camino es Nuestro, y a él entregamos
Nuestros pasos, para pasar al Inframundo y a la Muerte.
Aunque los poderosos del Mundo
quieren cortar nuestras Ramas,
cortar nuestros Frutos y cortar nuestro Tallos,
pero nuestra Raíz no pueden arrancar.
Luchar incansablemente para lograr una Esperanza
Para nuestro Futuro.
(Las Abejas)
Narran todas las crónicas, verdaderas una historia sangrienta, que aún es un expediente abierto, una herida purulenta que no acaba de cerrar, una cicatriz sanguinolenta en la tierra sembrada de maíz en territorio chiapaneco, en tierra de mártires, en Acteal, allá en San Pedro Chenal'ho.
El 22 de diciembre de 1997, dicen los apuntes del Centro de Derechos Humanos llamado cariñosamente Frayba, pero cuyo nombre verdadero es Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, aproximadamente a las 10:30 horas, se encontraba parte de la comunidad de Acteal junto con los desplazados de otras comunidades por los ataques de grupos paramilitares contrainsurgentes, enemigos acérrimos por mandato del EZLN, en la ermita, orando para pedir por la paz en Chenal'ho. La gran mayoría de los orantes llevaban tres días de ayuno. Los refugiados y habitantes de Acteal escucharon una gran cantidad de balazos provenientes de varias direcciones acercándose a la ermita. Un grupo numeroso de al menos 90 personas dispararon con armas de alto calibre y con balas expansivas contra los hombres, mujeres y niños desarmados. Los campesinos intentaron huir y esconderse en diversos lugares. Algunos tomaron la dirección del arroyo que atraviesa la comunidad por abajo, pero encontraron otro grupo de paramilitares que avanzaba; otros huyeron rumbo a la escuela, otros más se escondieron en la maleza cercana.
En aquella ocasión fueron masacradas 49 personas, por esbirros mandados por los poderes institucionales y fácticos, por ser rebeldes, por creer que podían ser libres, por imaginar que otro mundo era posible en las intrincadas montañas surorientales del México contemporáneo, en donde muchos, especialmente niños, morían (y aún mueren) por hambre, por enfermedades curables y son explotados por los caxlanes, los ladinos, los caciques, los agentes del gobierno, los partidos políticos y toda una caterva de miserables que se ceban con la sangre, el sudor y el llanto de los indios mayenses que se resisten a desaparecer al ser absorbidos por la Cristiandad, ese ente diabólico que es producto del amancebamiento de la Iglesia estructural e institucional con los imperios, con los poderosos, y que no tiene nada que ver con los principios cristianos de amaos los unos a los otros como yo os he amado.
Hubo posteriormente remedos de investigaciones de la masacre. La policía detuvo a muchos seudo autores materiales de la masacre, que aún están presos, pero a los autores intelectuales nadie los tocó y los indios saben quiénes fueron, pero las autoridades no los tocaron, porque pertenecen a la casta de los “intocables”, que ahora deben de andar con angosturas en el pecho, a sabiendas de que ellos fueron los que ordenaron la masacre, en contra de un grupo de orantes, gente piadosa, que sólo había cometido el “pecado” de soñar en que otro mundo es posible para los indios sometidos durante poco más de 500 años al desprecio, al abandono, al racismo, a la explotación, a la violación de sus mujeres y a la sevicia de quienes están seguros de que, a estas alturas de la historia, los indios no tienen alma y son animales que se pueden comprar y vender como los esclavos del siglo XVIII.
Para recordar esos hechos – el duelo aún no se acaba, a once años de la masacre – la Parroquia de San Pedro Apóstol, de Chenal'ho y la Organización Civil “Las Abejas”, que aglutina a lo más granado de los activistas por los derechos humanos del pueblo indio de San Pedro, municipio en el que está enclavado Acteal, lugar de la matanza, han preparado para mañana jueves 13 de noviembre el ENCUENTRO LATINOAMERICANO POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA, bajo los axiomas evangélicos de “Felices los que tienen hambre y sed de JUSTICIA, porque serán saciados”. (Mt. 5, 6) y “felices los que trabajan por la PAZ, porque serán reconocidos como hijos de Dios”. (Mt. 5, 9.)
A once años de martirio sin justicia, los convocantes al Encuentro afirman que el sufrimiento no se ha terminado, aunque ya no son las balas lo que los están acabando, sino el gobierno que ha logrado dividirlos para que ya no digan la verdad sobre lo sucedido en Acteal, en cuya ermita fueron martirizados 49 hermanos y hermanas, cuando oraban y ayunaban para pedir la justicia y la paz.
En medio de esta amenaza, los de Acteal y los de San Pedro mantienen la esperanza de que su voz no va a ser acallada, y a nombre de Las Abejas y de la parroquia, han invitado a todos los ciudadanos de buena voluntad a que los acompañen en Acteal el día 22 de diciembre próximo, para celebrar, que por la causa de la justicia y la paz dieron testimonio martirial hombres, mujeres, niños, niñas y 4 aún no nacidos, el 22 de diciembre de 1997. El 21 de diciembre a las 6 de la tarde comenzará la celebración con el rezo ofreciendo velas, incienso y danzas, para pedirle fuerza a Dios liberador.
El 22 de diciembre a las ocho horas, la Santa Misa será presidida “por nuestros Padres Obispos”: Felipe y Enrique, acompañados de nuestro Obispo Emérito, Samuel Ruiz García, y Raúl Vera y se realizará una peregrinación desde Majomut, llevando las tres grandes cruces que se van a Sembrar en el lugar Sagrado.
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