No. 156 Miércoles 19 de Noviembre de 2008 |
Un amigo, que parece aficionado a la psicología conductista, me compartió la siguiente historia que, como tiene un trasfondo interesante, se las platico a ustedes. Un grupo de científicos reunió cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo agarraban a golpes. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos por otro, y la primera cosa que hizo fue subir la escalera, pero los otros monos rápidamente lo bajaron propinándole tremenda golpiza. Después de algunas tundas colectivas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Entonces fue sustituido un segundo mono, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la golpiza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, de nuevo fue vapuleado por todos los demás. Se hizo lo mismo con el cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentaba subir la escalera, con certeza la respuesta sería: “No sé, las cosas ¡siempre se han hecho así, aquí!” Mexicanos al grito de… Pero no es esto particularmente lo que encierra el mayor reto para nuestro país. Por sus recursos naturales, por la riqueza de su historia y cultura, y hasta por su superficie y posición geográfica, este bendito país merece sin duda un lugar destacado en el concierto internacional. Pero no estamos atacando a fondo los obstáculos que nos impiden alcanzar nuestras metas colectivas. Unos, mejor privilegian su búsqueda personal de oro y poder. Otros se cobijan con la manta de la comodidad, instalados en su zona de confort, (y miren que hay algunos que se conforman con muy poquito). Pero lo más grave está en esa falta de solidaridad nacional que, de tan marcada, ha llegado a considerar políticamente incorrecta hasta la propia palabra solidaridad, gracias en alguna medida a Carlos Salinas de Gortari. Pero no es sólo él, ni podría serlo. Nuestra historia está llena de capítulos vergonzosos, plenos de traiciones, engaños y decepciones. Algunos herederos de la ilusión aún esperan que llegue el nuevo Quetzalcóatl a redimirnos, en una especie de Sexto Sol. ¿Cómo conmover a una masa concentrada en la liguilla del futbol mexicano, a millones de amas de casa sufriendo por eso y porque no hay para tortillas y frijoles, o a la juventud antrera ensimismada en su autofascinación efímera? Y en el fondo, todos con el temor de que llegue el baño de agua fría. O, mejor dicho, la golpiza por parte de los monos que dicen que las cosas deben de ser así. ¿De veras, no podemos hacer las cosas de otra manera? ¿Desea dar su opinión? |
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