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Ayer mataron a… Si esta columna fuera diaria así podría empezar y más aún tratándose de Tijuana. En el resto del país no se cantan mal las rancheras en cuanto a violencia, pero en esta frontera las travesuras criminales son apabullantes. La semana que termina ha sido especialmente trágica.
El domingo 16 mataron a cinco en un billar, jóvenes las víctimas y este viernes 21 mataron a tres e hirieron a once personas en un bar cercano a la Universidad, también jóvenes. Y no hubo un solo día, en esta semana, que no muriera alguien a balazos. Pero hoy me voy a ocupar de otra nota que no acaparó mucho la atención, el descubrimiento de un túnel entre Mexicali y Caléxico, Ca. Agujeros en la tierra para contrabandear toda clase de mercancías entre un país y otro.
De manera equivocada se bautizan como “narcotúneles”, porque estos, hasta la fecha sesenta pasadizos clandestinos, a lo largo de la frontera con Estados Unidos, surgieron como una forma de pasar migrantes, primero usando los propios pozos que la naturaleza creó, sea por corrientes subterráneas de agua o cañones entre la sierra, o por humanizados topos, convertidos en “polleros” con la intención clara de pasar personas.
Después, esta audacia fue copiada por narcotraficantes, quienes con toda la tecnología y dinero, han construido túneles con piso de cemento, energía eléctrica, incluso aire acondicionado, por aquello de “la calor”. Los usos han sido diversos, desde estupefacientes, personas, hasta armas, pero éstas últimas de allá para acá. Y como aquí todos los días se usan miles de cartuchos, cañones de Ak 47 y R 15 y granadas, no es nada extraordinario pensar que aún hay por ahí unos cuantos agujeros en la tierra, que no son precisamente producto de ágiles e incansables topos.
La Casa del Túnel
En abril del 2003 hubo un cateo en una casa de la colonia Federal, porque los vecinos de ese barrio, asentados a unos doscientos cuatrocientos metros de la garita San Ysidro le contaron a policías y periodistas que en una casa ubicada frente a la malla, -la línea metálica que divide México de Estados Unidos- hacían magia, porque entraban veinte personas y salían dos. Nada, que en esa casa estaba la entrada (y salida obviamente) de un túnel, que conectaba los dos países.
Cinco años después ese lugar es un centro cultural que se llama La Casa del Túnel. Y todavía más, la casa sede de exposiciones de fotografía, artes pláticas y taller de serigrafía es dirigida por un consejo binacional. Artistas y promotores culturales de San Diego California y Tijuana. Les recuerdo que ese lugar fue la sede de aquel encuentro de cineastas y escritores en donde mis casi paisanos Eduardo Parra y David Toscana fueron el centro de atención. Bueno, pues La Casa del Túnel, está preparando grandes proyectos, ya que no solamente es un lugar de encuentro entre creadores de México y Estados Unidos, sino que sobre todo es un espacio para llevar a cabo actividades culturales que identifican la frontera mexicana. Lo que en una ocasión fue lugar de maleantes y pasadizo para el contrabando, ahora es sede para llevar a cabo eventos en donde la creatividad cultural es el motivo. Bien por el ingenio, por la bohemia y el propósito de transformar nuestras vergüenzas en motivo de orgullo y cooperación entre los bienpensantes de los dos países.
Y a manera de despedida, el semanario ZETA que se publica en esta ciudad y goza de popularidad y aceptación, el fundado por ese gran periodista que ya no está con nosotros, Jesús Blancornelas, trae un reportaje del encuentro de escritores del Noroeste, en donde el poeta nuevoleonés Guillermo Meléndez se lleva las palmas. Bien.
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