Dos movimientos sociales terminaron de imponerse en el tablero de fuerzas y de intereses en que se mueve la sociedad mexicana, poniendo al descubierto la supina incapacidad del gobierno de Felipe Calderón. Uno, fincado en la fuerza numérica y en el hartazgo de las clases medias, fue la exigencia de resultados en materia de seguridad y en el combate al crimen organizado. El otro, eminentemente popular y ligado al descontento que dejaron las sucias maniobras impositivas en la elección del 2006, cobró nueva fuerza y actualidad ante el intento de privatizar la explotación petrolera.
 
Una vez que el intento privatizador tuvo que ser contenido –en espera, quizá, de mejor ocasión- y una vez que se ha hecho evidente que los aparatos policiales y el propio ejército son incapaces de acabar con el narco por el hecho de estar infiltrados, una vez que las olas de la indignación social se han tomado un respiro, el Gobierno de Felipe Calderón tendrá que jugar la que pudiera ser su última carta antes de ser removido por los mismos que lo impusieron en la silla presidencial: la oligarquía financiera monopolista.
 
¿Y cuál es esa carta de emergencia? Los cambios en su gabinete, cambios drásticos de cara a las elecciones de julio del 2009 y de cara a la debacle electoral que se anuncia para el PAN y para el propio presidente Calderón. Es el momento para conformar un Gabinete para la Crisis.
 
Es un hecho –además cantado a voces- la salida de Mouriño (que bien pudiera ser “rehabilitado” por su vuelta al Congreso y su posible papel de “negociador” de Los Pinos en el mismo). Se debe pensar, también, en la inminente salida de Guillermo Ortiz de la dirección del Banco de México; apresurada en parte por sus diferencias con Carstens. Ante el engrosamiento del poder de Carstens, FCH necesita, le urge habilitar en la Secretaría de Economía un contrapeso que defienda las políticas sociales de la ortodoxia economicista y extranjerizante que priva en Hacienda. Si no lo hace, como hasta ahora ha sucedido, en el pecado llevará las consecuencias.
 
Otros relevos, cantados, deberán hacerse en Agricultura, en Reforma Agraria (¿todavía existe?), en el ISSSTE, en Turismo. El Gabinete de Seguridad reclama un “overall” que empiece por el CISEN y alcance a las secretarías de Defensa y Marina, y que pase por la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública.
 
En el campo educativo, Calderón deberá decidir si mantiene su alianza con la maestra Elba Esther y, en ese caso, sacrifica a la “torre” que había sembrado allí para impedir la hegemonía gordillista. Para concretar esta “rendición de plaza” FCH tendría que nombrar a un secretario de “bajo perfil”, del corte de Romero Hicks (fortaleciendo así la alianza Guanajuato-FOX-Elba) y podría utilizar a Josefina Vázquez Mota como relevo de Mouriño en Gobernación, enriqueciendo de paso el ramillete de posibles candidatos del PAN a la Presidencia en el 2012.
 
Sólo con cambios así de radicales y de amplios, sólo con este rostro “lavado” pudiera FCH mandar a la sociedad la señal de que, finalmente aprendió la lección y de que está dispuesto a responder, sobre todo y con todo, a las demandas de la sociedad y a las urgencias que impone este presente de crisis y de frustración. El Partido en el Gobierno tiene la necesidad, el imperativo categórico de hacer olvidar a los mexicanos el fiasco que resultó su propuesta electoral de ser el “Presidente del Empleo”. Y para lograr eso tiene que armarse con una propuesta electoral creíble, fincada en los hechos, en las decisiones tomadas por el Gobierno, en las señales que mande FCH a una sociedad sumida en la incertidumbre y en la desconfianza que siente por sus autoridades.
 
La contraparte le corresponde al PAN: armar planillas no con buenos candidatos, con excelentes candidatos y candidatas, que sean capaces de capitalizar ese temor a enfrentar un futuro todavía peor, esa reacción conservadora que despiertan en las masas las crisis, y de capitalizar, también, el rechazo que todavía puede guardar la sociedad al retorno de la corrupción y a los engaños del viejo PRI, del PRI que ahora representan y encarnan los Beltrones, los Gamboa, los Salinas de Gortari, Mario Marín, Ulises Ruiz, Fidel Herrera.

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