• 2010 estará mejor… pero que 2011

• Reinan pesimismo e incertidumbre

Con esta crisis, con esta despiadada escalada de precios de bienes y servicios públicos, con un salario injusto, de hambre, con una inseguridad pública cada vez más vulnerable por la guerra del narcotráfico, imagine a los mexicanos. Se sienten desprotegidos, vulnerables, en riesgo, y desesperanzados porque sus magros ingresos no les alcanzan para pagar los nuevos precios de productos de primerísima necesidad como energía eléctrica, gas, gasolinas, trasportes, productos de la canasta básica. Todo mundo se deseó hace cinco o seis días los mejores deseos para el 2010, pero la verdad es que nadie los deseó convencido de que así sería el año nuevo. Hay tristeza en los mexicanos; han incertidumbre; el desempleo, ya gravísimo en 2009, no repuntará en el año que comienza. Habrá más despidos y… negros nubarrones se agolpan en el horizonte.

Por primera vez en 9 mediciones, Consulta Mitofsky encontró que el porcentaje de mexicanos que consideran que les fue peor es clara mayoría, dejando 14 puntos abajo a los que dicen lo contrario. El 55% que dice que le fue peor representa un deterioro de 6 puntos respecto a 2008 y de 24 puntos respecto a 2007. Quienes dicen que fue un mal año le atribuyen la culpa al gobierno federal. Los jóvenes son los que mayor atribución hacen a sí mismos, tanto si les va bien como si les va mal; en cambio, los mayores de 50 años asignan más responsabilidad al gobierno, lo que parece reproducir un patrón generacional.

Según la encuesta, levantada entre el cuatro y el 9 de diciembre entre mil mexicanos mayores de 18 años con credencial electoral, en viviendas particulares a través de entrevistas “cara a cara”, reveló que el sentimiento de mal año, que el ciudadano mexicano tiene respecto a su situación, coincide con la forma en que ve al país. 87% considera que la economía es peor que hace un año; 78%, que la política está en esas condiciones, y 76%, que es la seguridad la que ha empeorado. Si la evaluación es negativa, la expectativa sobre el próximo año muestra cierto optimismo (obviamente todo el mundo espera que le vaya mejor), aunque cada año menos. Hace un año, 63% esperaba un mejor año; hoy, sólo el 59% muestra esa actitud. Los jóvenes y los ciudadanos de mayor escolaridad, junto con los habitantes del bajío son los más optimistas respecto a 2010; en cambio, a menor escolaridad y nivel socioeconómico, además de las zonas rurales, prevalece el pesimismo. Hace dos años, el principal deseo del ciudadano en el cambio de año era tener salud; hoy, han crecido el “mejorar la economía” y sobre todo el “conseguir trabajo”, que por segunda ocasión aparece en primer lugar. Quienes más desean conseguir trabajo son hombres, de nivel económico y escolaridad bajos, los de zonas rurales y en la región bajío, donde como ya se mencionó poseen altas expectativas para 2010.

Y para el país ¿qué deseamos? La respuesta número uno, espontáneamente fue “salir de la crisis” que, si sumamos a mejorar la economía, resulta la respuesta de 3 de cada 10 personas entrevistadas; le sigue el disminuir inseguridad; generar empleos; lograr un cambio y tener un buen gobierno. La economía es un reclamo mayor en el sur del país y en el bajío; la generación de empleos y mayor seguridad en el norte. Al igual que otros años, la honestidad es la característica mejor autoevaluada por los mexicanos, aunque sufre una nueva baja, alcanzando su peor nivel, misma condición que se observa para felicidad, seguridad, religiosidad y confianza.

El estar sano y sentirse deportista son los únicos atributos que no bajan, aunque en el sentimiento deportivo se presentan aún autoevaluaciones muy lejanas a las de los primeros 4 años de este siglo. Los ciudadanos de nivel económico alto se dicen más felices que los de nivel bajo, condición que no se había observado otros años donde el sentimiento no dependía de esta variable. Las bajas expectativas para 2010 y un sentimiento de desánimo que afecta más a los de menor ingreso parece que este año terminó por afectar la autoevaluación de felicidad; este resultado también se observa para la evaluación de honestidad y de salud.

Los jóvenes se sienten más sanos, seguros, deportistas, confiados y felices que los ciudadanos que superan los 30 años. A mayor ingreso, menos seguros se sienten los ciudadanos, lo que ocurre también con los habitantes del centro del país. La religiosidad se presenta más en el bajío, así como la confianza en los demás y hasta en su autoevaluación como honestos, sanos y deportistas. Si 2008 ya lo habíamos reportado como el peor año hasta ese momento, encontramos que a punto de cambiar el año de 2009 a 2010, los mexicanos se presentan con un ánimo muy deteriorado, evaluando su situación en mal momento, con bajas expectativas y con autoevaluaciones negativas.

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