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ANÁLISIS A FONDO
EN SUSPENSO LA REFORMA MIGRATORIA
Francisco Gómez Maza
- La prioridad de los representantes estadounidenses es el proceso electoral
- Quizá hasta marzo comiencen los primeros escarceos para cambiar las cosas
 Como decíamos ayer, frase suprema que pronunció Fray Luis de León cuando salió de la cárcel de la Inquisición, donde estuvo recluido por acusaciones falsarias, en aquel oscurantista siglo XVI de la España intolerante, el reto de los migrantes mexicanos en Estados Unidos es lograr una reforma migratoria integral que acabe de una vez con sus incertidumbres, con sus miedos a ser encarcelados o deportados. Y pareciera que el venidero mes de marzo podría ser crucial para la tal reforma, aunque la prioridad de los representantes en el Congreso estadounidense no son los millones de indocumentados, sino las elecciones de medio término que están previstas para noviembre de este año.
La reforma migratoria busca – o más bien sus impulsores, que no son pocos, pero a los que ponen oídos sordos tanto el gobierno de Barack Hussein Obama como los congresistas, la regularización de millones de mexicanos y extranjeros de otros países que viven y trabajan en territorio estadounidense, sin documentos migratorios, y que son constantes víctimas de la exclusión, de racismo, de la denuncia, de la persecución policiaca, de la criminalización, de la cárcel y de la deportación, muchas veces dividiendo a las familias, dejando a los hijos sin padres o a las esposas sin esposo, o a los padres sin hijos.
De acuerdo con Luis Gutiérrez, diputado por el partido demócrata, y representante del estado de Illinois, después del receso de primavera, que debe terminar antes del 21 de marzo, los congresistas no abordarán aún el asunto de la reforma migratoria. Tienen temas que consideran más importantes como el mencionado proceso electora de finales de año. Pero, los representantes defensores de la reforma migratoria tienen que insistir – según palabras de Gutiérrez - en cambiar el sistema migratorio de los Estados Unidos, tan inhumano como la guerra en Afganistán o el mantenimiento de las mazmorras de Guantánamo. Esta misma semana se está celebrando, en la ciudad californiana de Los Angeles una serie de actividades para insistir en que el debate en torno a la reforma migratoria forme parte de la agenda nacional de este año.
Gutiérrez dijo este lunes que ha convocado, para el 21 de marzo, a una "manifestación amplia" en Washington, DF, la capital estadounidense, para reclamar al gobierno la reforma migratoria. Pero, ¿será una de tantas masivas paradas que los indocumentados y no indocumentados han realizado a lo largo de los últimos años en la mayoría de las grandes ciudades estadounidenses? Hace falta también que el gobierno mexicano haga su parte, que no la está haciendo y que, parece, que no le interesa hacer. Millones de mexicanos emigran porque en México virtualmente mueren de hambre; no hay empleos para ellos; la tierra se agota cada vez más con eso del cambio climático, y los campesinos tienen poca asesoría tecnológica y apoyos financieros para la siembra, la cosecha y la comercialización y distribución de sus cosechas.
Gutiérrez comparte el pesimismo de muchos cuando afirma: "Si no ha sucedido nada para el 21 de marzo, en material de la reforma migratoria integral, no ocurrirá nada para el calendario legislativo de este año", pese a que los defensores de los indocumentados, que contribuyen de modo sustancial al crecimiento económico del Imperio, insistan, porfíen ante sus representantes y mediante manifestaciones callejeras masivas. Ya hemos visto que el gobierno de George W. Bush y el poder legislativo no se conmueven ni porque los migrantes caminen por las calles de rodillas.
Y no habrá reforma, si no la hay antes del 21 de marzo, porque el lunes 22 de de ese mes se inicia la última semana de deliberaciones en el Congreso, antes de que los legisladores se vayan de vacaciones, nuevamente. No obstante, los pro migrantes abrigan un moderado optimismo de que al fin se logre este año la esperada reforma migratoria. "Éste es un proceso en el que nosotros tenemos que darle esperanza al pueblo, una esperanza real", de acuerdo con el legislador, que se ha manifestado entristecido y desilusionado. Y es que el presidente Barack Obama no exteriorizó ningún entusiasmo por el asunto de la inmigración cuando pronunció, la semana anterior, su discurso sobre el Estado de la Unión, algo así como su informe de gobierno. No sólo irritaron las escasas palabras que Obama le dedicó al tema, sino lo insignificante que fueron; no fijo un calendario, una hoja de ruta, ni dijo quiénes eran los jugadores, ni manifestó exactamente qué es lo que desea hacer".
Así que la moneda aún está en el aire. Los indocumentados seguirán siendo perseguidos por la policía, denunciados por activistas racistas, y deportados en masa a este lado de la frontera. Pareciera que es el cuento de nunca acabar. Mientras tanto aquí, el modelo político económico continúa tercamente privilegiando a los que detentan los medios de producción, particularmente a los grandes empresarios que dedican sus inversiones a vender expectativas, ilusiones, falsas esperanzas, y juegan al casino en el sistema financiero nacional. Y que, como dicen en mi terruño, a los pobres “se los coma el chucho” (Chucho le dicen en mi data a los perritos).
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