ESPECULACIONES
POR LA RECTORÍA
Juan Ángel Sánchez
Es larga la lista de acepciones del verbo “especular” en el Diccionario de la Real Academia. Suman alrededor de diez, pero una hace justicia al tema y a la manera como va a ser abordado.
La acepción elegida reza “especular: perderse en sutilezas o hipótesis sin base real” y es que, haciéndome eco de las columnas de “informaciones privilegiadas”, vulgo chismes político, aquí y ahora voy a especular respecto a los rumores que circulan en los corrillos de dentro y fuera de la UANL, a propósito del inminente proceso de sucesión rectoral y respecto a quien puede ser el elegido.
Por principio de cuentas y para darse una idea del “cómo” han sido en el pasado reciente los procesos de designación de nuevo Rector (dejando el blanco en renglón de quién es el verdadero “designador”), hay que recordar que quien es hoy la máxima autoridad ejecutiva de nuestra “Uni”, estuvo casi tres meses en la antesala, con el nombramiento en la mano, esperando que llegara la fecha en que el saliente, Luis Galán, terminara formalmente su período.
La más elemental de las lógicas lleva a preguntarse: ¿hubo dos rectores entre octubre y diciembre de 1993? Y si no fue así, ¿cuál fue el beneficio de la designación anticipada, quién lo recibió y por qué? ¿Estaría enterada de ello “la comunidad universitaria”?, ¿o no le atañe la cuestión?
Una especulación periférica se ocupa de tratar de predecir cuál sería el futuro del actual Rector y ya desde hace buen tiempo que los columnistas que presumen de bien informados, supusieron que el Ing. González Treviño podría ser el próximo Secretario de Educación estatal, y aunque se dejó correr la especie, los rumores han sido desmentidos una vez que el Señor rector ha dicho que permanecerá en su puesto hasta el 20 de diciembre. ¿Después?... quién sabe.
Una lectura no exhaustiva de las columnas políticas, casi todas ellas impresas, hace saber a los lectores acuciosos que se barajan al menos cuatro nombres de aspirantes a ocupar el despacho del octavo piso de la Torre de Rectoría. Dos de ellos tendrían prioridad: el actual Secretario general Dr. Jesús Ancer y el más reciente de los ex directores de FIME, el Ing. Rogelio Garza Rivera.
Con menos menciones, pero cobrando beligerancia estarían el Dr. José Luis Prado Maillard, a la sazón Director de la Facultad de Derecho y el reciente ex diputado Lic. Francisco Rivera Bedoya.
La universitas vox pópuli, con todo el derecho del mundo a especular y basada en experiencias anteriores, sentencia: 1) el sucesor del actual Rector “está ahí” entre su o sus segundos de a bordo. Ha sido muy raro que un Director de Facultad venga de fuera a ocupar el puesto, aunque ha sucedido.
2) Los feudos universitarios, Médicos, Ingenieros, Biólogos, Abogados, algunos con mayor poder, otros no tanto, buscarán obtener para alguno de los suyos, el beneplácito del nuevo Gobernador y evitar el posible veto de autoridades extra-estatales y de los poderes fácticos que nunca faltan.
3) Derivado de lo anterior hay que notar que el grupo de los ingenieros, particularmente los de FIME, detentan; a) la Rectoría actual; b) la presidencia de la H. Junta de Gobierno, en manos del Ing. Guadalupe E. Cedillo; c) la Secretaría general del Sindicato, lo que motiva la pregunta ¿la UANL en manos de FIME?
4) Imputación sin base justificable, si para ser Rector hay que ser leal al PRI por sobre todas las cosas: entonces el Dr. Jesús Ancer, es inelegible pues mostró pública simpatía -dicen-, por el candidato perdedor a la elección de Gobernador.
5) Las dos fallidas intentonas por posicionar al Dr. Prado como Director de la Facultad de Leyes y bochornosos episodios de su vida privada que trascendieron en la prensa, menguarían, en opinión de algunos, sus posibilidades de cumplir con los requisitos que marca la Ley Orgánica, dependiendo de lo que se entienda por “reconocida honorabilidad” y quien la juzgue.
El tema da para más especulaciones. Por lo pronto sólo quiero hacer notar que con base a las facultades que la Ley Orgánica otorga a la H. Junta de Gobierno, ella puede olímpicamente designar al Rector, sin tomar parecer a nadie más que a sus 11 miembros, pues se supone que son los portadores intérpretes y responsables de “alentar la llama de la verdad” y del espíritu y la letra que ese lema inspira y da base a sus decisiones. Cualesquiera que éstas sean.
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