EL RAZONAMIENTO
DE WALLACE STEVENS
Eligio Coronado
La lógica es un razonamiento contundente, es decir, que no se puede rebatir, pero su aplicación rigurosa puede llevarnos a revelaciones inesperadas. Wallace Stevens
(Reading, Pennsylvania, 1879-1955) lo demuestra en este poema:
METAFORAS DE UN MAGNIFICO (FRAGMENTO)
Veinte hombres que cruzan un puente
y entran a un pueblo,
son
veinte hombres que cruzan un puente
y entran a un pueblo.
(…)
Veinte hombres que cruzan un puente
y entran a un pueblo
son veinte hombres que cruzan veinte puentes
y entran a veinte pueblos,
o un hombre
que cruza un solo puente y entra a un solo pueblo.
No es difícil comprender que si cada hombre es un mundo, veinte hombres serán
veinte mundos. Pero no acostumbramos a pensar así. Preferimos pensar, en resumidas
cuentas, que es el mismo mundo para todos. Es más cómodo y práctico.
Sin embargo, cada quien tiene una perspectiva particular de la vida y del mundo
en que vive, y por ello su mundo también es particular. No hay otro igual para los
demás, aunque habiten el mismo mundo físico.
En este sentido, aunque suene demasiado dramático, cada hombre está solo en su
propio mundo, incluso hallándose en medio de una multitud. Por esta razón, Wallace
Stevens dice con mucha certeza que: “Veinte hombres que cruzan un puente (…) son
veinte hombres que cruzan veinte puentes”, o sea, cada uno va cruzando su propio
puente, sin importar si camina solo o acompañado.
Un planteamiento tan simple como éste, nos lleva a entender la compleja
condición humana, la cual se reitera al concluir que esos “veinte hombres (…) entran a
veinte pueblos”, de donde podemos deducir que cada uno tendrá un recibimiento
distinto y hallará circunstancias distintas a las que se tendrá que adaptar o marcharse
para seguir buscando su propio destino.
Si tienen dudas, escríbanme: eligio_coronado@yahoo.com.mx
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