PEREZ17102022

8M, ¡luchemos juntas!
Lupita Rodríguez Martínez

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales,
humanamente diferentes y totalmente libres”.


Monterrey.- La frase de Rosa Luxemburgo recoge su ideal de una sociedad igualitaria, paritaria y equitativa, donde hombres y mujeres gocemos todos los derechos humanos y las garantías sociales.

Para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, que data de las luchas de las obreras y trabajadoras a finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX, quienes al buscar la emancipación, la igualdad, el sufragio y demás derechos sociales y políticos, abrieron el camino para retomar su ejemplo cada 8 de marzo y en una jornada de lucha más nos pronunciemos por seguir avanzando en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Por ello, las Ligas Femeniles del Frente Popular “Tierra y Libertad” y las comunidades educativas de la Universidad Emiliano Zapata, de la Preparatoria Técnica Gral. Emiliano Zapata y de las Escuelas de Artes y Oficios, nos unimos para organizar un acto de movilización y de protesta este viernes 8 de marzo, con un programa donde destaca la carrera de mujeres por la paridad y la igualdad, un espacio de tribuna libre denominado: A mí nadie me calla, y actividades artísticas para plasmar carteles con ese pensamiento feminista que nos motiva de seguir luchando contra cualquier tipo de violencia. Habrá además conferencias y un desfile con atavíos de mujeres ilustres, cuyo legado es nuestro ejemplo, para concluir con una verbena feminista.

Las luchas feministas dieron origen a un cambio transformador, al dar un vuelco a las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales y al detonar la lucha de clases, terreno de batalla de las obreras y trabajadoras explotadas de todo tipo, en situaciones de desigualdad y sometimiento a un régimen patriarcal, donde los movimientos feministas y las luchas de la izquierda comenzaron a coincidir y sumar fuerzas a principio del Siglo XX, en la lucha por el voto y la igualdad política con los hombres.

August Bebel, en su obra La mujer y el socialismo, introdujo en la II Internacional Socialista la defensa de la integración de las mujeres en sindicatos y partidos políticos para luchar por la igualdad salarial entre los sexos y la igualdad de derechos: “La mujer y el trabajador tienen esto en común: los dos están oprimidos. Esta opresión ha sufrido modificaciones en cuanto a la forma, según el tiempo y el país, pero la opresión se ha mantenido… Si hay muchos puntos parecidos entre la situación de la mujer y la del obrero, también hay una diferencia esencial: la mujer es el primer ser humano que tuvo que sufrir la servidumbre. Ella ha sido esclava antes de que lo fuera el esclavo… Toda dependencia social encuentra su origen en la dependencia económica del oprimido frente a la del opresor. Desde tiempos inmemoriales la mujer se encuentra en esta situación”.

Lo que está en el centro y es la base del Movimiento de Liberación de la Mujer, es una combinación de feminismo de izquierdas –entendido como una teoría de la emancipación femenina–, adaptado a sociedades industriales de finales del Siglo XX y de reivindicaciones en torno a la libertad sexual.

Por tal motivo, las luchas sociales mexicanas en los ‘60 y ‘70, incluidas las masacres de Tlatelolco y el “Halconazo”, permiten ver que el movimiento feminista estuvo presente junto a las opciones progresistas y confrontando las posturas conservadoras y al régimen represivo.

Si entendemos al feminismo como la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, comprenderemos que no es terreno exclusivo de la izquierda. Pero, si se trata de disputar la redistribución equitativa de la riqueza o la intervención del Estado en el desarrollo de políticas sociales, estamos hablando de feminismo socia¬lista o de la izquierda.

Para nosotras, mujeres petistas, el feminismo es socialista y tendrá que seguir impul¬sando las políticas de igualdad relacionadas con el Estado del Bienestar, tales como las reivindicaciones para profundizar la democracia y erradicar la discri¬minación patriarcal; es decir, cambiar el sistema.

El feminismo socialista es un proyecto co¬herente de políticas públicas sobre redistribución económica, servicios sociales, igualdad de derechos y articulador de mujeres de izquierda con mujeres de otra sensibilidad política.

La Cuarta Transformación de México es tiempo de mujeres, pero de mujeres que luchamos por otro mundo mejor, donde nuestros derechos formen parte de la nueva sociedad libertaria e igualitaria que estamos construyendo.