Monterrey.- ―Don Armando, cuénteme una historia. Es para un trabajo de la escuela.
―Yo ya no tengo historias, es más, hace años que morí y apenas me doy cuenta. Soy un fantasma…
―¿Por qué dice eso? Usted se ve muy joven…
―Porque así me siento… Es como mudar de piel, pero en la conciencia. Porque soy el mismo, pero todo ha cambiado. Fui la opción, fui la recurrencia, fui aquel que con palabras conquistaba o el blanco de algún comentario gracioso y atrevido… Y hoy, ni siquiera sé si soy un buen recuerdo. Tal vez error u horror, a como lo estoy viendo. Y es que antes no era así, estaba solo pero no lo sentía, ahora es tan diferente. Aunque al menos por fuera se escapa la sonrisa y me ves feliz. Pero, ¿qué pasó? ¿Fue por diferente? ¿Por qué los demás eran distintos? ¿Por qué así es la vida? Desde hace mucho que aventé las cartas y nunca salió mi jugada… Pero esto no se trata de ir pisando las mismas piedras que usan los demás para cruzar el río, sino de dejarte caer en el agua y dejarte arrastrar por la corriente, sin miedo.
―Ver qué pasa…
―Ver que pasa es ser irresponsable… pero tal vez no lo entiendas, estás muy chico. Pero igual, puedes venir a este mundo a comer y a respirar también.
Fragmento de la Novela: “Cuentos de Fantasmas locos”.