GOMEZ12102020

ANÁLISIS A FONDO
AMLO creció en popularidad
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- O le quitamos la Cámara (de diputados), o nos deja sin país, habían advertido los ahijados de Washington, encabezados por el Señor X y los intelectuales por cuales.

     Luchaban con toda su fuerza, que al final no fue tanta, y con el apoyo de la ultraderecha demócrata de Estados Unidos, por quitar a López Obrador de su camino. Y si hubiera sido posible, eliminarlo. Lo odian a muerte.

     Y es que, con el entierro del pripanismo, el primero de julio de 2018, quedaron sin su embute.

     Envalentonados por el chayote recibido de Washington y de importantes naco-ricachones, los conjurados creyeron –de veras, lo creyeron– que tenían todo bajo control. Que arrasarían en las elecciones del 6 de junio para eliminar al partido gobernante de la asamblea de la Cámara de Diputados y anular así al Presidente y su proyecto de transformación política de la vida pública nacional.

     Les dolió cuando el mandatario aseguró que su principal objetivo de gobierno era acabar con la corrupción política. Y es que eran (son) tan, tan, tan corruptos…

     Los pasillos de la Cámara de Diputados, por poner un ejemplo, ya no serían más un mercado persa, o un andén de central de abasto, en donde se negocia desde un costal de tomates o ajos, una marrana con sus crías, hasta una presidencia municipal o, inclusive, una presidencia de la república.

     En esas estaban, cuando cerró la última casilla electoral, el domingo 6 de junio, a las 6 de la tarde. Todos los presidentes de los partidos conjurados salieron a proclamar, con bombo y platico, su triunfo, triunfo que jamás llegó.

     Y Alejandro Moreno, Marko Cortés y el portero del prd se creyeron luminarias de Hollywood, presumiendo ante los medios de propaganda.

     Pero ni en la Cámara de Diputados, ni en las gubernaturas estatales, ni en los congresos locales brillaron los perdedores del 2018. Sólo cantaron victoria en la Ciudad de México, pero por razones especiales.

     El PAN apenas logró una triste presencia en la Cámara de Diputados; el PRI, igualmente. El PRD sólo existe como financiador de la corrupción de quienes se ostentan como dueños de una franquicia obsoleta y ridícula.

     López Obrador perdió la mitad de la Ciudad de México, el principal bastión de la izquierda partidista, pero lo que realmente ocurrió fue que, pasada la euforia del 2018, las cosas en las alcaldías perdidas volvieron a su madre: Gobiernos de derecha, conservadores, para una población clasemediera, de derecha, acomodaticia, pequeñoburguesa, como se decía en lo pasado. El lamentable hecho de la L-12 los traumatizó al extremo de culpar a Claudia Sheinbaum de ese desastre y particularmente de una traintena de fallecidos, lamentablemente. Un buen pretexto para volver a sus fueros de influencers.

     De ribete, de las 15 gubernaturas que estuvieron en juego, Morena se quedaba con 11. Algunas arrebatadas al PAN y al PRI, como Campeche, que jamás había sabido, hasta ahora, qué era la alternancia.

     Los albicelestes se quedaron con la gubernatura de Chihuahua, con una candidata muy débil acusada por su propio correligionario, el saliente gobernador Javier Corral, de actos de corrupción. Y conservó Querétaro, uno de sus bastiones.

     García Cabeza de Vaca quedó desprotegido totalmente porque Morena se hizo de la mayoría en el Congreso local de Tamaulipas, hasta ahora en poder del PAN que arropaba al mandatario con orden de aprehensión por presuntos delitos de alto calibre.

     Morena se alzó con el triunfo en 19 de los congresos locales en disputa, suficientes para aprobar las reformas constitucionales o las nuevas leyes iniciadas por el poder ejecutivo.

     A López Obrador no sólo no le iba mal, sino que obtenía mayores bríos:

     Conservaba la mayoría absoluta en San Lázaro para tener margen de control del presupuesto de gasto nacional. Podía negociar con holgura las reformas constitucionales que faltan para armar toda su estrategia de transformación de la vida pública. La 4T, que se les atraganta en el pescuezo a sus enemigos.

     Incluso, como lo destacó en New York Times, Morena, como partido independiente, aumentará sus curules con respecto a la elección de 2018. Entonces logró obtener 191 y ahora se estima que gane entre 190 y 203. Por lo tanto, probablemente Morena tenga más diputados que antes. Ningún partido en el poder en la historia democrática de México ha logrado aumentar su número de curules en una intermedia.

     Y pasadas 48 horas de las elecciones, la popularidad del mandatario subía del 42.6% al 57.2%.

     Como dijo el New York Times, en su edición del lunes 7 de junio, cuál castigo para López Obrador.

     Ni le quitaron la Cámara, y el país sigue más entero que nunca.

     Y ya los dirigentes de la alianza pripanista están llamando al presidente a construir acuerdos “porque el país va mal”. Prometen, como si tuvieran autoridad política para hacerlo, que “no se desaparecerán programas sociales. Al contrario, se buscará restaurar los que Morena y aliados desaparecieron, Habrá que ver si PVEM y MC están en la misma posición. Y si Morena no acepta, que explique a los mexicanos por qué no”.

     La verdad es que ni Cortés, ni Moreno, y menos Zambrano tienen la más mínima vergüenza y dignidad…