Ciudad de México.- Con ese amigo los panistas para qué quieren enemigo.
Y para qué intentan minar el poder electoral de Morena y del presidente López Obrador, el segundo mandatario más popular en el mundo, de acuerdo con The Financial Times de Londres. Ahora mismo, los dirigentes albicelestes, tan machitos, como gallitos de pelea, tendrían que renunciar a su idolatría por el Señor X y a su complicidad con el PRI y el perredito.
La sombra de la derrota marciana los cobija y así se pasarán los tres años que le faltan al tabasqueño y el siguiente sexenio, que estará también en manos de Morena. Lloriqueando su pérdida. Berreando. Sólo echando pestes en contra del tabasqueño. El desánimo del “jefecito”, Marko Cortés; su derrotismo, lo llevó a reconocer que los panistas no tienen ninguna oportunidad de ganar, más que la gubernatura de Aguascalientes, el año venidero, pero no se dio cuenta de que, a los hidrocálidos, para ser sinceros, les interesa principalmente su Feria de abril y su fiesta taurina.
La verdad es que las manifestaciones derrotistas de Cortés Mendoza no le cayeron nada bien a los viejos líderes, que aún recuerdan el espíritu de lucha de los dirigentes de la generación del siglo 20. Aquellos excelentes tribunos que hacían el deleite de la fuente periodística tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores.
Francisco Domínguez, ex gobernador de Querétaro; el senador Gustavo Madero (cada día más decepcionado del PAN), y el ex aspirante a la jefatura nacional, Gerardo Priego, lo criticaron fuertemente.
El político queretano le lanzó al del ánimo perdedor: “La derrota anticipada es, en política, entreguismo; el PAN debe sacudirse la mediocridad… Es el momento de una diálisis, para darle talento, valentía y empatía: nueva vida”
Madero, por su lado, que ya dejó la bancada panista en el Senado, muy decepcionado de sus pares, calificó de desafortunada y anticlimática la declaración de Cortés Mendoza.
Y es que, como lo advirtió en las redes sociales el chihuahuense, Cortés se niega a ceder el control del partido y abrirlo a la ciudadanía con elecciones primarias abiertas. Pero si se niega, mi querido Gustavo, ustedes tienen que obligarlo. La militancia es la que lo repuso en la presidencia del partido y la militancia puede ordenarle y, si no obedece a la asamblea, destituirlo.
“Los aliados nunca habrían ganado la guerra, si hubieran pensado de antemano que estaba perdida; la selección mexicana de fútbol nunca hubiera ganado el oro olímpico, de haber pensado así. El PAN nunca hubiera ganado el 2000 con esa mentalidad. No hay ningún estado perdido, ninguno”, le dijo Priego al jefecito.
Pero Cortés no lo entiende. Según él, las elecciones del próximo año constituyen un reto enorme y complejo, pues de los 6 procesos comiciales, sólo en Aguascalientes los panistas están arriba en las encuestas. No concibe que su trabajo como presidente del CEN es lograr que el PAN se convierta en un partido triunfador y no solamente hablador.
Los morenistas estarán muy halagados, muy entusiasmados porque tienen el camino abierto, barrido, trapeado por el mismo líder albiceleste, para llevarse el carro completo en la jornada electoral del 2222.