Monterrey.- El 1 de septiembre de 1988, el entonces senador Muñoz Ledo, de 53 años, marcó un hito en la historia del México postrevolucionario, al interrumpir el Informe Presidencial de Miguel de la Madrid, desgajando el presidencialismo absoluto.
Nueve años después, 1 de septiembre de 1997, marcó otro sello al recibir como legislador de oposición, el Informe Presidencial de Ernesto Zedillo. Se esperaba una diatriba feroz, pero dio cátedra de lenguaje comedido; su única indirecta a Zedillo fue citar un texto del parlamentarismo hispano del siglo XIX: “Nosotros todos juntos, valemos más que vos.”
Durante su militancia en el PRI, se barajó su nombre entre los prospectos para el dedazo presidencial, con Luis Echeverría en 1976, y José López Portillo en 1982.
Pese a su destacada trayectoria posterior en el PRD, tampoco pudo ser candidato presidencial; al fin lo consiguió por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana en 2000; declinó en favor de Vicente Fox, y se alejó algunos años de la lid electoral.
En 2018, como presidente del Congreso, le entrega la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador. Fue reconocimiento a su trayectoria, mas él pensó que era oportunidad para meter baza en el gobierno. Pudo al fin entenderlo y más o menos se apaciguó.
Este año compró boleto para otra presidencia, la de Morena, por medio de encuestas, cuyo resultado a su favor ni lo esperaba.
Parece un complot contra López Obrador, pero la astucia de sus enemigos no da para tanto. Además, tampoco confían en Muñoz Ledo, nadie sabe cuál rumbo tomará. Solo aprovecharán sus desplantes para amarrar navajas.
Ojalá lo entienda Muñoz Ledo, y a sus 87 años rememore una de las sentencias de Karl Marx: “La historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia, la segunda como una miserable farsa.”