Monterrey.- Algunos grandes pensadores han llevado el peso de un país. Lo hizo Gandhi en la India. Sacó adelante Winston Churchill a Inglaterra durante la segunda gran guerra. Los Estados Unidos de América nunca fueron lo mismo, después de John F. Kennedy y Martín Luther King Jr.
Martín Luis Guzmán estuvo al lado de Francisco Villa. Melchor Ocampo con Benito Juárez.
Incluso Poniatowska, Aguilar Camín, Monsiváis y Enrique Krauze, se beneficiaron de la cercanía primer mundista de Carlos Salinas de Gortari.
En una era donde los electores se impresionan por el peso de los influencers y de las redes sociales. No quedan idealistas o conocedores de temas a profundidad. Tan solo herejes de pocos saberes y de muy pocos oficios.
Los sedientos de acceso a los beneficios de la burocracia. De la información privilegiada. Incrementando sus exiguos ahorros con negocios fabulosos. Saqueo del erario. Desviación de recursos. Los tragos caros y las seducciones carnales.
Las bancadas en el senado y en las cámaras de diputados manejan carteras y flujo de dinero casi a entera discreción y a muy poca transparencia.
Atar las manos no es suficiente. Sino a seleccionar a los mejores. A quien tenga ideales por encima de la mezquindad.