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El PAN, ¿en busca de un nuevo ex priista?
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- Un militante panista, mejor todavía un ex miembro del penúltimo CDE, hace la catarsis en la red social de Facebook mencionando que la nueva directiva del PAN esta buscando a un ex priista para que sea su próximo candidato a gobernador.

     Si es cierto este señalamiento sería el reconocimiento de que el PAN, que alguna vez tuvo como candidato a gobernador a Manuel Clouthier del Rincón y fue un sólido partido ideológico lo que explica que durante décadas sus militantes picaran piedra con una fe casi religiosa con el fin de alcanzar la “subsidiariedad” y el “bien común”, estaría en una fase terminal porque en los últimos diez años ha sido incapaz de postular un candidato propio rentable y mejor registra a ex priistas como sucedió en 2010 al apoyar a Mario López Valdés y en 2016 a Martín Heredia.

     ¿Qué explica este desvarío político? Algo nos dice que el PAN ha perdido las raíces ideológicas y políticas que le dieron razón de ser o mejor o mejor que tienen el enemigo en casa cuando han derivado en una política pragmática buscando sobrevivir en el sistema de partidos, pero mal y eso tendría varias lecturas.

     Primera, que sigue viviendo el trauma de la derrota, del desplazamiento cómo segunda fuerza política para ubicarse hoy en el escalafón de las preferencias en el cuarto lugar y no está peor, porque los que están abajo son simples membretes políticos, sin ningún peso específico en el sistema de preferencias electorales.

     Segunda, que la oferta que hizo su actual dirigente en la toma de posesión de su cargo, de regresar a su identidad ideológica resultó un eslogan de campaña interna y hoy está guardada en algún escritorio o simplemente ya se desechó pues se convenció que en la política posmoderna no hay más que plegarse al pragmatismo político o sea no distinguirse del resto de partidos más que por el anagrama partidario y competir con lo mismo y por lo mismo: el poder por el poder.
Tercero, y eso significa que no se hizo la lectura oportuna y correcta de la psicología del votante sinaloense de 2018, de porque AMLO y Morena están en el ánimo de la gente, y es que este se explica por una personalidad, unos símbolos, un discurso y una práctica diferente al pragmatismo.

     Sé que se podrá argumentar que es “más de lo mismo”, que es el “regreso del viejo PRI”, la “vuelta al populismo echeverrista”, y todo lo que ha sido el discurso opositor, pero es lo que parece percibió la mayoría de la gente, al votar masivamente por la fórmula obradorista y, mejor todavía, que de acuerdo a la encuestas de intención de voto es posible que la marca morenista se sostenga en 2021, si no sucede algo extraordinario que provoque un nuevo realineamiento electoral.

     Cuarto, y es qué si no se comprende el momento y al personaje aglutinador de voluntades, la estrategia es la equivocada, buscar el desgaste natural del gobernar, apostar a que las cosas empeoren para que la gente busque el “regreso” natural a lo que alguna vez fue y permitió que el PAN llegara a la presidencia de la República y en Sinaloa se sostuviera como primera oposición durante décadas.

     Incluso, que en 2004 estuviera a un paso de alcanzar la gubernatura con Heriberto Félix, al obtener el 46% de los votos y sostener un litigio poselectoral que se resolvió en medio de sospechas, a favor de Jesús Aguilar Padilla en la víspera de la toma de posesión.

     Cinco, si en el PAN, no se comprende, cómo se están perfilando las alianzas en perspectiva del 2021, sean a nivel nacional o localmente, van a repetir el error de 2016 cuando postularon al ex priista Martín Heredia, como candidato a gobernador y la marca PAN cayó a niveles de principios de los ochenta al obtener sólo un 16% de los votos emitidos.

     Si leemos las señales para la contienda por la gubernatura viene polarizada entre el PRI y Morena, si antes no hay un amarre que facilite el transito a un candidato PRIMOR, eso debe llevar a construir escenarios y desenlaces posibles para situarse cómo partido alternativo en este hipotético escenario de competencia.

     Sin embargo, no todo es escenario marco, importa mucho el estado que guardan unos partidos electorales, es decir, que están hechos exclusivamente para competir por los votos. Y es que, si de por si los partidos flotan entre elección y elección para justificar el uso de las prerrogativas de ley, con la pandemia, prácticamente están paralizados. Con sus locales cerrados y sólo se ven en los medios aquellos aspirantes que buscan un cargo de representación política. Pero, en el PAN, ni siquiera eso. ¿Quién o quienes aspiran a ser su candidato al gobierno del estado?

     Es, más fácil, saber quien aspira a ser candidato de una lista a regidor que identificar a quien aspira serlo a gobernador por el partido que postuló alguna vez a Manuel Clouthier y otros aguerridos panistas de viejo cuño. Que paradoja, ¿no?

     Este extravío pragmático del PAN lo ha llevado a donde se encuentra cómo cuarta fuerza política, es producto del distanciamiento de sus electores tradicionales y de la incapacidad para renovarse cómo lo exigen los tiempos y desafíos de esta época.

     Pero, también, por la ambición de varios de sus cuadros dirigentes que impulsaron a Malova y a Martín Heredia y en 2018, a Héctor Melesio Cuén y hoy podrían los mismos quienes están detrás de la búsqueda de una candidatura de un nuevo ex priista, en esa ruta sería más rentable hacerlo como aliado del PRI.

     En definitiva, el PAN sinaloense sin identidad ideológica, sin una estrategia política para un contexto de crisis social y con políticos pragmáticos, es de esperar que en la desesperación por no caer más debajo de donde están busquen un lugar en los espacios que dejan los grandes partidos y sigan en su fuga hacia adelante buscando candidatos entre las rupturas del PRI, cómo bien lo señala con dolor, su militante en las redes sociales.

¡Al tiempo!