RODRIGUEZ29112024

El Prian al servicio de los monopolios
Filiberto Pinelo Sansores

Mérida.- Qué revuelo han armado los agentes del conservadurismo en México por el envío al Senado de la nueva ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, para su discusión y eventual aprobación, hecho por la presidenta Claudia Sheinbaum. Desde todos los emplazamientos donde se atrincheran para disparar sobre todo lo que su gobierno haga sus chachalacas han lanzado la andanada de mentiras que acostumbran, no para evitar su aprobación, pues saben que no les asiste la razón, sino para lanzar la conveniente dotación de lodo que, aunque sea un poco, manche al adversario.

Como es sabido, en aras de la transparencia y la auténtica rendición de cuentas en la regulación, promoción y supervisión del uso del espacio radioeléctrico, en diciembre de 2024, el Congreso federal, a iniciativa de la presidenta, dispuso la desaparición del costoso llamado órgano constitucional autónomo denominado Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) que no sólo le salía sumamente caro a los contribuyentes por los sueldos y prestaciones millonarios de sus integrantes, sino que estaba al servicio de la casta de oligarcas dueños de los medios de comunicación del país como la experiencia siempre demostró.

Sus atribuciones pasaron a una nueva dependencia llamada Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones creada como nueva Secretaría en el Ejecutivo Federal. Como es de entenderse, esta tendrá las funciones reguladoras que debió tener el ente sustituido pero que nunca cumplió como demuestra la concentración en pocas manos de los grandes medios de comunicación -televisión, telefonía y radio- que hay en el país.

A la derecha le encanta que sean los propios monopolistas de los medios quienes dominen en los órganos destinados a regularlos. Y cómo no iba a ser si son los dueños de estos medios los que sostienen a opinólogos como Denisse Dreser, Loret de Mola, Sergio Sarmiento, Riva Palacio, Ciro Gómez, etc. Ninguno de estos ha sido nunca perseguido por las infamias que noche y día dicen, una de ellas que este gobierno coarta todas las libertades, pese a que repiten la falacia sin que nadie los moleste.

Ahora, están dedicados a tratar de meter en la cabeza de la opinión pública que está en operación una embestida del gobierno de Claudia para controlar a los medios y coartar las libertades que imperan en el país, cuando en los seis años de AMLO y en lo que va del periodo de Claudia todos hemos gozado de las más amplias libertades en todas las esferas de la vida pública.

Se la pasan vociferando en los grandes medios escritos, radiales o televisivos, en sus canales de las redes o en sus cuentas de X, calumnias sobre personas públicas ligadas a la izquierda o difundiendo noticias falsas o distorsionadas sobre la realidad del país, como ha sido probado muchas veces por el “Detector de Mentiras” de la conferencia de prensa Mañanera de la presidenta de los miércoles, pero, por más que se esmeran, nadie los toca.

Estos lacayos de los dueños del dinero en nuestro país que gozan de libertades sin límite en estos gobiernos por más provocaciones en que incurren, están fúricos porque de un plumazo desaparecerá el control que tenían sus amos sobre el espacio radioeléctrico como un paso más hacia una república cada vez más democrática y más plural, sin vestigios del pasado.

Los llamados órganos constitucionales autónomos, además de que no cumplían con la función de ser árbitros leales a los intereses del país en las materias a su cargo, estaban dedicados a obstaculizar las tareas del gobierno que podían chocar con los intereses de los dueños de esos medios.

Cuando el gobierno de AMLO se propuso llevar el Internet a todo el país tanto el IFT como la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) se opusieron, la primera con el argumento de que tenía que garantizar la “necesidad de la competencia en el sector y evitar prácticas monopólicas” y la segunda con el de que “la intervención estatal podría afectar el equilibrio del mercado de telecomunicaciones”. Fueron un gran obstáculo para que se privilegiara el interés del pueblo por encima del de los oligarcas.

Y cuando se enfrentó a los monopolios privados de la energía eléctrica que ya se habían apoderado de más del 60 por ciento de este mercado, dejándole a la CFE el 39 por ciento, la COFECE se opuso terminantemente a que la empresa del estado recuperara su mercado alegando que se iba a suprimir la competencia y a crearse un monopolio estatal. Según el organismo, el interés de la sociedad importa un bledo. Lo único que le interesaba era proteger el interés privado. Era imposible que lastres como estos continuarán eternamente obstruyendo el progreso del país.

La nueva ley introduce disposiciones que tienen como fin propiciar el desarrollo de las comunicaciones especialmente en zonas marginadas donde los operadores privados no invierten. Modernizar el marco regulatorio, alineándolo con estándares internacionales y acuerdos comerciales como el T-MEC, reducir costos en el uso del espectro radioeléctrico y fomentar la inversión en infraestructura digital. En el Senado, donde está la discusión, la oposición no ha sabido precisar en qué consisten las atribuciones dictatoriales que dicen tiene la ley. Una revisión de ella, por el contrario, demuestra que está bien fincada en la necesidad de poner orden en ese espacio para que no se sigan apoderando de él las mafias que lo detentan.

Dada la escandalera que, encabezada por el Prian, ha desatado la derecha, la presidenta pidió al senado que abriera un periodo de discusión de la ley, abierto al público, que se está desarrollando, antes de ponerla a la consideración del pleno para que la apruebe y la pase a la colegisladora para su aprobación final, a la par que le hizo saber su disposición de que si un artículo de la iniciativa daba lugar a alguna interpretación dudosa en el sentido de atentar contra la libertad de expresión de los mexicanos, se le quitara.

No obstante, quienes siempre han sido alcahuetes de los monopolistas de los medios que ocupan el espacio radioeléctrico, pese a esta concesión, persisten en su actitud facciosa. Entonces, no quedará más remedio que barrerlos con el voto.