PEREZ17102022

Golpe de estado técnico
Ernesto Hernández Norzagaray 

Mazatlán.- ¿Por qué el presidente López Obrador mencionó que la oposición está tramando un golpe de Estado técnico a través del Poder Judicial? ¿Por qué lo hace sin aportar ninguna evidencia? ¿Por qué el INE hasta el momento no acusa recibo y lanza un llamado a que no intervenga nuevamente en el proceso electoral? ¿Acaso no podría ser él quien está fraguando una forma para conservar el poder? Lo cierto es que su interferencia sistemática en el proceso electoral ha sido y es perniciosa, lo que significan delitos electorales.

Nada que ver con que es libertad de expresión. AMLO no es un ciudadano más, sino es el presidente de la República. Y los ciudadanos de a pie sí tienen derecho a la libertad de expresión, mientras el presidente se debe a la Constitución que, recordemos, juro “respetar y hacer respetar la Constitución y las leyes que de ella emanen”.

O sea, o tiene una confusión mayúscula o actúa con toda la intención de provocar un escenario de ruptura de las reglas de convivencia democrática.

Las conferencias mañaneras se han convertido el escenario perfecto para violar la ley. No sabemos si impunemente porque si bien están los llamados del INE para que el presidente sea respetuoso de la ley electoral, también, están, las denuncias de la oposición, que, en su momento, el tribunal electoral, deberá aquilatar que tanto violan la ley.

Y es que más allá de lo que digan las encuestas de intención de voto, esas fotografías instantáneas, estamos ya ante lo que el politólogo Adam Pzerworski identifica como “incertidumbre democrática” con la formación de dos grandes bloques electorales.

Ahora bien, según constitucionalistas y politólogos, consultados por El Universal entre los que destacan Mauricio Merino, Francisco Burgoa y Javier Martín Reyes, sería el propio AMLO quien este fraguando un autogolpe de Estado en el caso de que su candidata Claudia Sheinbaum no sea beneficiada por el voto mayoritario de los mexicanos. Y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la instancia constitucional encargada de validar y calificar la elección presidencial salga a decir después de desahogar los recursos interpuestos que no ganó Claudia Sheinbaum sino...

O sea, el presidente se está poniendo los zapatos antes de espinarse. Y es que, como bien lo señala Mauricio Merino, el presidente viola sistemáticamente la Constitución al grado que usa los recursos del gobierno hasta para promover la venta de su último libro donde da las gracias al comprador. Si porque es quien lo consume. Y eso es inconstitucional.

Repito el presidente se debe a la Constitución no a sus humores y preferencias políticas. No es libertad de expresión. Eso es otra cosa y esta destinada a los simples mortales. Así que, hay que estar atentos a sus desplantes incluso de una realidad que cada día se descompone más por la violencia imparable que ya no solo acaba con la vida personas sino con su hábitat. Pueblos enteros que están siendo desalojados por temor a la muerte o, peor, por las restas de familiares.

Y es que, el artículo 29 constitucional, establece que en una situación de excepción el presidente puede declarar suspendido el proceso electoral y continuar en forma extraordinaria el poder como ha sucedido en otros países (léase, a propósito, el libro revelador Cómo mueren las democracias de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, profesores de la Universidad de Harvard, que se dieron a la tarea de documentar experiencias, así como sus antídotos institucionales).

Lamentablemente si las cosas empeoran, se están cuadrando para mal. Entonces, lo que esta sucediendo en la calle y en los órganos electorales van perfilando un escenario que pone y pondrá a prueba a nuestras instituciones democráticas. Y es que, no es poca cosa, lo que en estas elecciones están en juego no son unos cargos públicos sino la vigencia del sistema democrático. Y eso, le da otro carácter a la elección presidencial y es en ella, donde cobran sentido las palabras y los hechos de Palacio Nacional incluso más allá, los sótanos de la política del poder.

Y será, entonces, cuando podremos dar respuestas definitivas a las preguntas con las que abrimos este artículo, esperemos que no sea demasiado tarde.