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1142 10 Septiembre 2012

 

Mexico visto hacia adentro
Samuel Schmidt

Los Ángeles, California.- Los resultados del neoliberalismo se pueden juzgar entre otras por dos condiciones básicas: económica y social.

En economía el crecimiento ha sido magro sin que se puedan generar los empleos que se requieren, la expulsión de población ha ayudado a reducir presiones pero ha tenido efectos sociales perniciosos; la balanza comercial ha caído y somos deficitarios con todos los países con los que firmamos tratados de libre comercio, si excluimos las exportaciones de maquiladoras veremos que nos queda materias primas y personas. Nos hemos caído en todos los índices de competitividad y hemos caído como economía importante en el mundo pasando del noveno lugar al 14 en solo diez años; el hecho que seamos un país escogido para inversiones de dinero no implica que nuestra economía sea sana, sino que las reglas para jugar con capital golondrino son muy laxas, o sea que somos un buen destino para jugar a la bolsa de valores, lo que tiene casi nulo impacto en la producción y afecta la balanza en la cuenta corriente y le da volatilidad al peso.

En este terreno la Reforma laboral planteada busca “competitividad” que se traduce en reducción del ingreso y desprotección de los derechos laborales; aun cuando muchas empresas sostienen que pagan salarios superiores al mínimo, la realidad muestra que un trabajador  que gana dos salarios mínimos se encuentra bajo la línea de pobreza. Si la reforma ayuda a deprimir todavía más el ingreso, se convertirá en una medida recesiva porque impactará negativamente la salud del mercado y la salud de la gente, afectará directamente la creación de nuevos empleos porque contraerá el mercado, y presionará al gasto público porque habrá que atender a las enfermedades causadas por el hambre.

Socialmente, se ha ampliado la brecha entre las clases sociales, México es hoy el país más desigual de América Latina, ha aumentado la cantidad de pobres y la calidad de la pobreza, esto ha expulsado a más del 10% de la población, paradójicamente, la exportación de mexicanos ha desajustado familias y creado problemas severos de pueblos abandonados o sin hombres mientras que ha ayudado a estabilizar la macroeconomía, además de ahorrarle al gobierno la formulación de cursos de acción política que alivien la miseria y la desigualdad, dejándolos con el manejo de programas asistenciales que refuerzan el paternalismo.

Insistir en la continuidad del modelo es perverso para la economía y la sociedad, porque es una tragedia que México haya producido simultáneamente al hombre más rico del mundo y a una masa de pobres desesperanzados, ninguno de ambos componentes de la ecuación ha ayudado a que México avance en el mundo y mucho menos que tenga una situación interna armónica y boyante. Crece el número de ricos pero también el de personas que se esconden ante la criminalidad creciente.

El futuro inmediato reclama un cambio drástico de paradigma.

México necesita modificar el modelo y ver hacia adentro. Tiene que plantear un modelo de crecimiento del mercado interno, con un salario robusto que genere las dinámicas que harán crecer al mercado para modificar la estructura económica que hoy resiente los estragos de una apertura realizada sin reflexión, planeación, ni noción del impacto que se generaría. Para esto urge una política de industrialización e impactar al crédito de tal forma que apoye la creación de empresas pequeñas y medias y las que se orienten al mercado interno. La tan buscada reforma fiscal debe formularse en armonía a esta nueva meta de desarrollo económico, debe eliminar los privilegios y descargar a los causantes atados para que puedan utilizar sus recursos para dinamizar el mercado interno.

Al mismo tiempo se requiere atender a las poblaciones cuya disfuncionalidad afecta la armonía social, para esto se requiere eliminar los programas asistenciales y utilizar esas enormes cantidades de dinero para formular estrategias de desarrollo regional que tendrán que incluir el apoyo al desarrollo de esas comunidades. Como parte de este nuevo enfoque se necesita formular una política de juventud, y apostar para elevar el promedio de escolaridad de forma acelerada, pero si y siempre si, sea con calidad. De nada sirve que alguien alcance los diez años de escolaridad si no sabe escribir y leer y resolver problemas aritméticos básicos.

La derecha del PRI y el PAN se han ajustado al modelo neoliberal con mayor ortodoxia que los que lo formularon, Estados Unidos y muchos otros países no dudan en proteger a su mercado cuando sienten la amenaza desde el exterior, pero si México quiere asumir un papel distinto en el mundo, ya es hora de que se empiece a ver hacia adentro.

 

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