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1160 4 Octubre 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Wishfull thinking calderoniano
Francisco Gómez Maza

La ley laboral aún en veremos
El empleo, dependiente de EU

Ciudad de México.- Puede tener razón el presidente electo, Enrique Peña Nieto, en que la reforma laboral, que facilita a las empresas una relación ventajosa sobre los trabajadores, haga a México más atractivo para los inversionistas. Quienes viendo enormes facilidades, inviertan para crear empleos, aunque estos no sean muy remuneradores para los trabajadores, que en estos tiempos lo único que quieren no es queso sino salir de la ratonera.

Puede tener razón igualmente el Banco Mundial, cuando asegura que la reforma, de aprobarla a tiempo la Cámara de Senadores, podría ser una varita mágica que genere una importante cantidad y calidad de empleos.

Pero lo que ni unos ni otros aclaran es que la creación de empleos depende de la inercia de la economía. Y la economía mexicana depende en una enorme proporción de inercia de la economía de Estados Unidos.

Beltrones, sin embargo, tiene buena parte de la razón al afirmar que la ley laboral facilita la creación de empleos. Puede ser. Aún no nos consta. Mis cuentas y estimaciones, y las de la Comisión Económica para América Latina no coinciden con los buenos deseos de Peña Nieto, ni los del Banco Mundial, ni menos con los del saliente Felipe Calderón. La reforma laboral que aprobó la Cámara de Diputados no generará nuevos empleos. Y esto lo corroboró el martes el líder de la cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones.

El lunes pasado, el presidente Calderón aseguró que “miles y miles de desempleados en México van a tener empleo formal”. El mandatario calculó que se podrían generar unos 400,000 nuevos puestos de trabajo. Pero no aclaró si esos 400 mil se sumarían a los 643 mil que la economía generará, por inercia y de acuerdo sólo a expectativas, durante 2013, con lo que la cifra se acercaría a satisfacer en buena parte la demanda de 1.250,000 empleos por año. Obviamente que Calderón no hablaba de tales cifras. Además, no aclaró que esos 400 mil son los empleos que una economía estancada puede crear cuando mucho.

La verdad es que no es posible que, por el simple hecho de contar con una nueva ley laboral, de la noche a la mañana se destape el sombrero de mago y México ingrese al club de los nuevos ricos en donde las oportunidades de desarrollo personal sean parejas.

Este año, el que está a tres meses de terminar, como lo comentamos ayer, sólo habrá creado cuando mucho poco más de 600 mil nuevos puestos de trabajo gracias a un crecimiento del Producto Interno Bruto de 3.53 por ciento y un crecimiento económico de un 2.08 por ciento de la economía del principal socio comercial de México, Estados Unidos. No puede más porque ambas economías continuarán estancadas pese a las promesas del nuevo gobierno mexicano y del presidente Barack Obama, que seguramente repetirá en la Casa Blanca.

Para el año venidero, el primero de la administración de Peña Nieto, las expectativas no son nada halagadoras si nos atenemos al comportamiento de las variables económicas. La planta productiva estadounidense deberá estar creciendo, según las expectativas de los economistas del sector privado encuestados en septiembre por el Banco de México, en 2.08 por ciento cuando mucho, lo cual quiere decir que la demanda por importaciones mexicanas no variará y ene l mejor escenario será similar a la de 2012. Y si la economía del vecino no crece, obviamente que la planta productiva mexicana no necesitará de mano de obra porque los pedidos de sus contrapartes estadounidenses no crecerán. Por tanto, la planta productiva mexicana no generará empleos adicionales a los que creó en el año que está por terminar.

Hay que tomar en cuenta también que los analistas no esperan movimientos espectaculares en los niveles de inversión del sector privado, no sólo por las razones señaladas en torno al comportamiento de la economía estadounidense, sino por factores internos, entre ellos el de la inseguridad pública.

Otro elemento que hay que tomar en cuenta, porque su importancia no es menor, es el hecho de que la reforma laboral puede ser regresada por el Senado a la Cámara de Diputados, luego de que los padres conscriptos tengan que hacerle modificaciones, sobre todo en el asunto de las contrataciones por empresas terceras. Y si el Senado regresa el dictamen, éste perdería su carácter de “iniciativa preferente”, sobre todo por los tiempos. No hay que desestimar la importancia de las exigencias de la cúpula empresarial, que exige mayor certidumbre en el caso de las condiciones de contratación de trabajadores. Y si fuese así, el dictamen de la iniciativa presidencial que reforma la ley del trabajo entraría al régimen de aprobación de iniciativas normal. La Cámara de Diputados dispondría de 45 días para volver a analizarla y aprobar o rechazar las enmiendas que le haría el Senado. Este proceso iría más allá de Calderón, pues el nuevo gobierno será inaugurado el próximo primero de diciembre.

Todo es entonces, como dicen los gringos, un wishfull thinking, que en inglés expresa todo, pero que no tiene traducción al español. Su traducción podría ser los sueños guajiros de Calderón. En fin. Mejor veremos y diremos.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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