ANÁLISIS A FONDO
¿Importan realmente los derechos humanos?
Francisco Gómez Maza
Buena Política, buenos programas: magros resultados
Las violaciones, un crecimiento exponencial, día a día
Ciudad de México.- Una prolongada conferencia de prensa para hablar y hablar de los derechos humanos y no responder satisfactoriamente sólo cuatro o cinco contundentes preguntas periodísticas.
Lía Limón García, subsecretaria de Asuntos jurídicos y Derechos humanos; Roberto Campa Cifrián, de Prevención y participación ciudadana, y Alejandra Negrete Morayta, de la Comisión para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, se enredaron en el lenguaje de la propaganda, a lo Goebels, y discurrieron teoría y moralismo, pero no informaron de por qué las políticas y los programas no frenan la violación a los derechos humanos y no logran parar el odio machista contra las mujeres, odio que llega al asesinato bautizado con una palabra que nunca había estado en los diccionarios: feminicidio.
¿Qué pasa cuando el problema va más allá, que se tiene que dar un seguimiento jurídico?
Lía Limón declinó responder esta pregunta y dejó su responsabilidad ante ella en la persona de Mariana, la encargada del call center que recibe los llamados de auxilio. Mariana Baños Reynaud indudablemente que hace lo que puede con los presupuestos oficiales, y canaliza las solicitudes de auxilio a las áreas que pueden prestar apoyo al o a la denunciante. Si es un tema legal, al abogado, por ejemplo.
Pero Lía no dejó satisfechos a los reporteros que escucharon sus disertaciones, las de Campa Cifrián y la de la señora del Conavin.
Sin embargo, faltó información concreta precisa de los resultados de esa triangulación de denunciantes.
¿Cómo está el tema de los feminicidios? Fue la segunda pregunta.
Y ahí quedó. Lo más contundente de la “respuesta” de la funcionaria fue que “estamos trabajando en atender la violencia contra la mujer. Ya el Presidente de la República mencionó muy claramente la serie de medidas que se están impulsando en materia de atención a la violencia contra las mujeres, no son pocas...” ¿Y? las medidas pueden ser excelentes. Lo cierto es que no pegan en el corazón de una cultura perversamente machista en la que la mujer, inclusive si es tan profesional y tan capaz o más capaz que el varón, sigue siendo discriminada, maltratada, vejada, excluida y todas las adas e idas.
No se ve por ningún lado que se ataje desde el poder gubernamental este diabólico fenómeno del asesinato de mujeres. Ni es necesario dar cifras en este espacio, ya se han dado en entregas anteriores. Lo real es que los feminicidios se han disparado en los últimos años, acompañados de acoso, violaciones sexuales, golpes, y todo un rosario de maltratos.
Otro reportero: En días recientes, en Sinaloa, una niña de seis años fue violada por otros menores de 11 años. En estos días también aquí, en la colonia Morelos, otra niña de secundaria fue salvajemente golpeada. Recientemente también una preparatoriana sufrió violencia de acoso y, en Puebla, un niño fue salvajemente agredido, tanto que está internado en un hospital.
¿Qué está haciendo la autoridad federal, o cuál es su postura para ver estos fenómenos, aunque no generalizados, sí focalizados y cuál debería ser la responsabilidad de la autoridad educativa en este tipo de fenómenos que agravan a la sociedad? ¿Cuál es el contexto de unos dos o tres años a la fecha? ¿Cómo y dónde se ha recrudecido la violencia contra las mujeres?
Igual. Respuestas insatisfactorias. Lenguaje hueco.
Y más preguntas al viento. Espléndidas interrogantes de los reporteros. Insuficientes, diría que insulsas respuestas, de los funcionarios que ofrecieron la conferencia de prensa. Bien. Hay política. Hay programas. Pero los funcionarios se quedan cortos. Mucha política muchos programas. Pero les quedan huangos a pequeños funcionarios. Y qué le queda a la gente. Sólo la gritería. Y no pasa nada.
Perdón. Alguien tiene que decirlo.
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