Austin.- El lenguaje se volvió agresivo para muchos. Primero fueron mujeres que se sintieron molestas porque una parte (¿importante?) del lenguaje es masculino y surgió la presión para feminizar el habla y con ello un fuerte debate de si debía hacerse. Las políticos que buscan quedar bien con todos lo hacen frecuentemente, saludan a los y las; hay feministas que sostienen que ese lenguaje es el resultado de un pacto patriarcal, yo confieso que hablo de esa manera pero nunca me asumí como parte de ese pacto.
Como contraposición hay académicos y académicas (Real Academia de la Lengua Española) que dicen que es incorrecto masculinizar y feminizar simultáneamente (las y los niñas y niños). Otros más divertidos usan un artículo en femenino y el sujeto en masculino como hice más arriba al hablar de “los políticas”. Algunos directamente se burlan y feminizan y masculinizan todo buscando crear una sensación de ridículo (el mercado y la mercada).
En este esfuerzo por ser políticamente correcto se introdujeron símbolos que “neutralizaban” el lenguaje, primero fue una @, luego fue una X, ahora una e (persones), y vaya a saber que sigue.
Tiendo a darle la razón a quién sostiene que culturalmente el manejo del lenguaje sostiene una cultura de preponderancia masculina, lo que no queda claro si se busca volver a la sociedad matriarcal o al igualitarismo, que social y políticamente es mucho más complicado, entre otras cosas, porque habría que reformar a las tres grandes religiones monoteístas para empezar. O sea que ¿si acaso cambiamos el lenguaje, lograremos cambiar la cultura? Tengo mis más serias dudas.
Pongamos por ejemplo el lenguaje discriminatorio racialmente, a las personas de piel de color muy obscuro, pasó a llamársele de negro a Afro-Americano, o afro-mexicano, se les llama gente de color como si los rubios carecieran de color, y para el desmayo de muchos, el cambio de lenguaje no transformó la percepción de que son inferiores, criminales, lo que se ha traducido no solamente en discriminación abierta, sino en que en Estados Unidos ocupan un lugar importante entre la población encarcelada y asesinada como resultado de la brutalidad policíaca, ellos en su defensa se llaman negro y han levantado una consigna poderosa: Black lives matter, las vidas de los negros cuentan, aunque a juzgar por su profunda judeofobia, su anti racismo es unilateral y se reservan la prerrogativa a ser racistas. Fue estremecedor escuchar el testimonio de una mujer blanca con un hijo negro sobre como tenía que aleccionarlo si se encontraba con la policía para que no lo mataran.
Resulta entonces que las agresiones contra los negros eran institucionales mientras se contenía/limitaba la violencia social, pero no se eliminó el racismo, y cuándo la ultra derecha llegó al poder en Estados Unidos se sintieron con el derecho a manejar abiertamente sus odios racistas.
Mientras el cambio del lenguaje es una parte importante del cambio cultural, ahora se intenta cambiar la narrativa social, lo que implica transformar la manera como se ve la historia y hasta elementos religioso-políticos. Por ejemplo, a aquellos que sostienen que dios hizo a todos los hombres iguales (y las mujeres también), se les recuerda que la sociedad esclavizó a muchas y creo una sociedad desigual dónde muchos carecen de oportunidades. Algunos llaman a este esfuerzo Critical Race Theory y la derecha estadounidense intenta retirarla de las escuelas, para preservar la narrativa de superioridad blanca (la virgen, los santos y dioses son blancos, con raras excepciones).
Pero como siempre hay desviaciones, desde hace años en Estados Unidos se operó un modelo conocido como dumb down (atontar) que consiste en sobre simplificar las capacidades intelectuales, esto se aplicó en el cine y su discurso masivo; ahora en California, un estado conocido como progresista, el departamento de educación sostiene que para lograr la igualdad en las escuelas va a eliminar las clases avanzadas en matemáticas, de tal manera que los sobre dotados o más capacitados no se desprendan de aquellos con menor capacidad, que supuestamente son los de menor nivel económico y que tienden a ser negros o morenos. Una de las distorsiones es evidente, en lugar de trabajar para elevar el nivel de los de abajo y volverlos competitivos, hay que atontar a los talentosos.
Se avanza de esa manera en deteriorar el nivel educativo en Estados Unidos, quien seguirá perdiendo terreno ante China o Corea, que hacen competir a sus estudiantes y cumplirá sus necesidades ingenieriles con hindúes y asiáticos.
Es correcto revisar y corregir los tropos culturales de nuestro sistema, cuidándonos de abusos y exageraciones. Hay sociedades que educan para resolver violentamente sus discrepancias, hay sociedades más orientadas a la paz, hay sociedades aferradas a valores anacrónicos, hay sociedades que ven constructivamente para lograr un futuro distinto. La resolución de esos retos marcará el destino de los países. Y mientras es correcto construir una sociedad igualitaria, los esfuerzos deben evitar los artificios.