«el ejecutivo del estado moderno no es más que un comité que administra los
negocios comunes de toda la burguesía».
Marx y Engels
Monterrey.- La tesis de Daniel Cosío Villegas implícita en su ensayo ”El sistema político mexicano” (1972), donde se vislumbra el regreso del porfiriato a la esencia de la política nacional, toma vigor en el discurso político de Andrés Manuel López Obrador(AMLO) cuando, en su libro HACIA UNA ECONOMÍA MORAL (2019) semeja la tenaz presencia, por mas de 30 años, del modelo neoliberal con el régimen de Porfirio Díaz y, al igual que entonces, ahora el país se encuentra experimentando un cambio a fondo, denominado LA CUARTA TRANSFORMACIÓN (4T), porque se sumaría a los tres episodios más sobresalientes, en la historia nacional, después de la época colonial: Independencia, Reforma y Revolución.
Solamente la historia de un estado-nación será capaz de decirnos si en cierto período hubo cambios, suficientemente significativos, que operaron a favor de alguna transformación. Así lo comentan quienes cuestionan el enunciar como (4T) al inminente cambio de régimen que se dio en México a partir de 2018. Pero como dijo Karl Pooper,”… sí no aceptan un término o el significado de una palabra, con gusto deberíamos cambiar y convenir en otra que [quienes dictaminan] [aprobaran], a fin de poder proseguir nuestra crítica a los problemas reales."
En principio, la 4T pretende terminar con el neoliberalismo, el cual se define, a partir del sistema capitalista, como la corriente económica y política asociada al liberalismo clásico del laissez faire, de hace dos siglos: en lo económico, se planteaba la no participación del Estado en la economía; y, en lo político, a la soberanía del pueblo al momento de llegar y ejercer poder. Esta situación contrasta con la creciente participación del estado en la economía –propiciada por la influencia keynesiana en materia de regulación macroeconómica, a partir de los años 30– y, la nueva forma de operar el sistema mexicano daba la apariencia de estar rescatando un histórico proceso de liberación en todos los ámbitos.
Lejos de una democratización en un sentido amplio, México se convirtió en un Estado cuyo sistema llegó al extremo de ser calificado como “capitalismo salvaje”, donde los grandes potentados, concentradores de los medios de producción, se adueñaron del poder propiciando el clima de corrupción al cual se atribuye el deterioro con respecto a justicia y equidad.
Según el libro Hacia Una Economía Moral, AMLO 2019, con el modelo “neoliberal neoporfirista”, México entró en una condición cada vez más preocupante en materia de concentración del ingreso, una situación que explica el limitado desarrollo económico del país: un crecimiento casi nulo del PIB per cápita en los últimos lustros , es decir, la producción nacional de bienes y servicios creció apenas lo suficiente para cubrir el aumento poblacional; y lo peor, el escaso crecimiento iba a parar a los sectores de la sociedad más favorecidos, de ahí el notable aumento de la pobreza.
Bajo tal circunstancia, una de las medidas fundamentales tomadas por AMLO, como apunta en su libro, para lograr la viabilidad del sistema mexicano, consistió en promover un cambio en las bases del orden económico consistente en la separación del poder económico del poder político y acabar con los privilegios en el cobro de los impuestos. Dos elementos esenciales de todo gobierno que pretenda alcanzar la distribución equitativa del ingreso operando, abiertamente, dentro del sistema capitalista de producción.
Hace 25 años, el economista John K. Galbraith (JKG) (1908-2006), quien se califica a sí mismo como “pragmático”, publicó el libro “Una sociedad mejor” (1996) donde confirma su calidad de crítico al distinguir con claridad “lo perfecto de lo factible” en una sociedad que por naturaleza aspira a ser buena.
Con la existencia de la clase media, deduce JKG, no se garantiza que los índices de desigualdad, y sus efectos en el bienestar, tiendan a reducirse. Por lo tanto, como AMLO también lo apunta, la redistribución de la renta, a favor de los pobres, tiende a resolver gran parte de los problemas sociales, sobre todo la violencia y el crimen.
El mecanismo, en el cobro de impuestos, que el economista justificó ampliamente el siglo pasado, consiste en hacer que quienes más tienen paguen una proporción mayor que quienes menos ganan, es decir, el establecimiento de cargas impositivas progresivas. Bajo los principios de una economía moral, se propone cobrar con apego a las leyes existentes y, ante todo, acabar con las exenciones y los privilegios fiscales.
Bajo la lógica económica, para la sociedad mexicana en conjunto, el nuevo régimen iniciado el 2018 con grandes debilidades prácticas, se verá fortalecido porque estará en posibilidades de elevar el poder adquisitivo de las capas inferiores y con ello incrementar la demanda de bienes y servicios, como señal de mayor bienestar; por lo tanto, se estimulará la producción y habrá la posibilidad de una mejora generalizada en la sociedad mexicana.