Monterrey.- Es usual que el análisis de los asuntos públicos en México se plantee con un trasfondo partidista o de interés de grupo. De tal forma que no hay un debate de ideas, sino que se emplean descalificaciones de la capacidad y de la idoneidad de los actores políticos.
Claro que como se dice: el que tiene más saliva traga más pinole. En los medios de comunicación hay muy “buenas plumas”, las que, así como ensalzan una actuación mediocre, también aplastan buenos proyectos o planteamientos. Las posiciones de estas “buenas plumas” son inamovibles, día tras día sus críticas y descalificaciones van dirigidas a los mismos actores públicos. En tiempos recientes las llamadas redes sociales están siendo utilizadas para lanzar lodo a los contrarios, con un uso del lenguaje bastante pobre.
La información se maneja de tal modo que la opinión pública se va conformando en medio de un esquema de escándalos. El escándalo que genera más ruido es el que prevalece en los medios. De tal forma que de una semana a otra pueden aparecer o desaparecer temas sin mayor explicación.
Los medios de comunicación: televisión y radio, así como la prensa escrita, ejercen la crítica abriendo sus espacios a quienes tienen una opinión o información contrapuesta a las decisiones y acciones de gobierno. Sin embargo, son muy escasas las ocasiones que solicitan el revire de los voceros o de los funcionarios públicos. No se propicia el debate. Es la técnica del descontón. Aunque a veces, en su oportunidad, los funcionarios públicos tampoco aportan mayor información.
El comentario viene a cuento por un artículo que çhace unos días (20 de abril, de 2025). Granados expone que el actual gobierno tiene a México navegando entre la confusión y la mediocridad. Considera que se ha destruido el Estado de Derecho; que se ejerce de manera ineficiente la inversión, con “mala calidad” del gasto público. (Sería bueno saber qué opina del gobierno y las decisiones de Trump.)
Granados señala que no se tienen las respuestas a preguntas relevantes: “¿cómo crecer a tasas elevadas y que mejore el ingreso de los mexicanos?; ¿cómo incrementar los niveles de competitividad y productividad?; ¿cómo ampliar las oportunidades de inclusión y equidad y cómo robustecer la economía en su complejidad y diversificación?”. Con este lenguaje, propio de los economistas de la corriente neoliberal, Granados plantea preguntas que considera los gobiernos mexicanos de los últimos 30 años no han respondido. (Esto son los gobiernos que han operado de 1994 a la fecha.)
Desde ese enfoque neoliberal, el propio Granados informa que en los últimos 33 años la productividad total de los factores “ha sido positiva sólo en 9 años” y que el factor con el peor desempeño ha sido el “laboral”, con una aportación del capital humano de 0 (cero) puntos.
(Como nota al margen: medir la productividad de los factores no es un ejercicio sencillo, sino más bien complicado; el hecho de que el salario haya ido a la baja por décadas en términos reales no es el mejor indicador de la productividad.)
Tampoco recuerda Granados cuando desde el gobierno se afirmaba que la mejor política industrial era la de no tener una estrategia de industrialización. Cuando se estimaba que el “mercado” aportaría las soluciones.
En el resto del artículo, Granados se ocupa de lo que se ha denominado: el mercado laboral. Aunque su referencia es al “tremendo desequilibrio entre la oferta de egreso escolar y la demanda de las empresas”. Destaca que el 55 por ciento del egreso universitario se concentra en carreras tradicionales: derecho, contaduría, administración, humanidades, etc. Y que el 49 por ciento de los desempleados tiene estudios de media superior y superior.
Agrega que, la empresa Manpower (especialista en el tema) ha registrado, en el 2025, que el 70 por ciento de las empresas enfrenta “escasez de talento” en 7 sectores: transporte, logística, automotriz, tecnologías de la información, finanzas, energía, consumo, ciencias de la salud y manufactura. Ante esta información, Granados considera que la pregunta indicada no es la de qué graduados necesita el mercado, sino qué “industria podríamos crear si tuviéramos el talento adecuado”. Entonces, afirma que el gobierno no tiene la menor idea.
Habría que señalar que el “talento adecuado” lo definen los diseñadores de la tecnología. Como es el caso de la tecnología digital. La empresa Netsoft considera que en el 2025 destacarán cuatro empleos: “Ingeniero en inteligencia artificial y machine learning”; el “Especialista en soporte tecnológico”; el “Arquitecto de nube” y el “Científico de datos”. Sólo que esta estimación de la empresa proviene de una reunión que tuvo el CEO de la empresa en México con cien empresas medianas ubicadas en los Estados Unidos. Señala que en las organizaciones existe confusión respecto al uso de la inteligencia artificial; al tiempo que se han creado empleos especializados en esa tecnología. Agrega que las empresas no saben qué implementar en materia de inteligencia artificial, porque no tienen decidido por cual marca de IA “se van a ir”. Así que lo primero que necesitan es un asesor que les ayude a decidir. (Nearshoring México, Mayo 2025, p.24)
El mercado de trabajo es un buen concepto, la productividad también, pero las decisiones tecnológicas son impuestas por los propietarios de las tecnologías. Hay muy poca información sobre los egresados universitarios y su incorporación al empleo en México. Uno de los mejores estudios se realiza cada diez años. Y sí, prevalecen los egresados de las carreras tradicionales. ¿Es un problema de oferta educativa, de orientación vocacional, o de que las empresas responden a sus necesidades de corto plazo?
Convendría señalar que la demanda de talento que ejercen las grandes empresas instaladas en México se perfila por las necesidades de tipo administrativo y de cierto nivel de gestión. El modelo de cambio tecnológico que se ha seguido, hasta ahora, se sustenta en la adquisición de tecnología desarrollada en el exterior; la que se instala en territorio mexicano, con el esquema denominado de “llave en mano”, o sea por ingenieros y técnicos extranjeros. De tal forma que hasta las tareas de mantenimiento se realizan desde el exterior. Algunas de las empresas extranjeras traen personal técnico de sus países de origen y les asignan tareas de control y vigilancia de la operación, dejando a los mexicanos la mera “talacha”. Los ingenieros vienen de fuera del país.
Granados no hace referencia a las estrategias del Plan Nacional de Desarrollo que ha presentado el Gobierno Mexicano, ni toma en cuenta el denominado Plan México. En estos documentos hay una alta precisión en la cuantificación de las necesidades y deficiencias y en la definición de proyectos de infraestructura y de producción a realizar en el corto plazo. Por primera vez, se plantea una estrategia que apunta hacia la soberanía tecnológica, la suficiencia alimentaria, la atención al cambio climático, con atención a las necesidades de la población más desfavorecida y mejores condiciones para los trabajadores, sin dejar de aprovechar las ventajas del TECAM. Entonces sí hay un rumbo.
Para 2027 se prevé la consolidación del recién creado Centro Nacional de Diseño de Semiconductores, con científicos y tecnólogos mexicanos, para sustituir las importaciones de chips que alcanzan los 20 mil millones de dólares al año. (Nearshoring México, Mayo 2025, p.20).
Granados considera que México necesita un liderazgo inteligente, capaz y realista. En lo cual coincido. Un liderazgo que sea eficaz, pero no caudillista a la antigüita. Ante la marejada de las políticas de Trump y la expansión acelerada de la economía china, las previsiones y estrategias del Gobierno Mexicano deben valorarse en su verdadera dimensión; como parecen estarlo haciendo los empresarios mexicanos y extranjeros.