GOMEZ12102020

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Inercia y cambio
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- El nuevo mundo digitalizado, el mundo paralelo que busca articular Zuckerberg, es la línea que proyectan las tendencias tecnológicas que prevalecen desde inicios del Siglo XXI. El anuncio se ha hecho como si se tratara de un portento más de la tecnología digital, sin mención alguna a los riesgos que implica.

Por su parte, Yuval Noah Harari advierte que es latente el riesgo de que todo el poder y las ganancias de la economía digital se concentren en un grupo reducido de países. Señala que China y los Estados Unidos serán los poderes dominantes, ya que albergan a las grandes firmas de tecnología que están “cultivando” los datos del Mundo y que pueden transformar el resto del mundo en colonias.
Así como en los siglos XIX y XX los territorios colonizados únicamente proveían de materias primas a las potencias militares y tecnológicas y la riqueza que se generaba se quedaba en los países industrializados, ahora en el siglo XXI lo más probable es que vuelva a ocurrir lo mismo con la “economía digital”; los insumos que los países “colonizados” exportarán hacia los Imperios serán datos; datos de comportamiento, gustos, maneras de pensar, costumbres, que son la materia prima de la industria de la Inteligencia Artificial.

En la nueva economía, los países sin base tecnológica y científica continuarán en la misma situación de subordinación, ante las grandes potencias y las grandes empresas tecnológicas. Por un lado, Estados Unidos y empresas como Google, Facebook, Amazon y Microsoft; por otro, China y compañías como Baidu, Alibaba y Wally.

Yuval Noah Harari se anima a sugerir que, desde ahora, los países de América Latina debieran actuar en bloque frente a las firmas tecnológicas y las naciones que las albergan.

En el mundo de la pandemia en el que vivimos actualmente, apenas si los gobiernos de los países subordinados aciertan a diseñar estrategias para comprar vacunas, las que producen las grandes potencias. La atención primordial a las necesidades del corto plazo y la carencia de una base científica y tecnológica enfocada en los recursos nacionales reproducen las condiciones para una posición subordinada y colonizada en el largo plazo. No es nada nuevo.

Cuando el gobierno de los Estados Unidos, o el de otra gran potencia, toma decisiones que justifica a partir de lo que denomina el “interés” o la “seguridad nacional”, éstas se aceptan como razón legitima y queda claro para todo el mundo que no habrá mayor justificación ni explicación. Es una “razón suficiente”.

Cuando los gobiernos de los países subordinados argumentan a partir de la “soberanía nacional”, el debate político interno presenta fisuras y cuestionamientos de si es el gobierno el que mejor representa el interés nacional.

Se acepta el cambio impulsado por las tendencias tecnológicas globales como algo ineludible. Prevalece la idea de que sólo hay un modelo o estilo de desarrollo científico y tecnológico. Las potencias mundiales tienen la capacidad para imponer sus estilos de desarrollo a los países “subordinados”: países sin capacidad cultural ni científica para plantear opciones propias.

¿En plena crisis climática quién responde por el desarrolló de la industria basada en los combustibles fósiles? ¿Cómo es que México no desarrolló la tecnología solar, cuando es un país con un alto nivel de insolación? Por lo menos los mexicanos podríamos intentar decidir de manera soberana cuál tecnología es la que más nos conviene adoptar pensando en el largo plazo. ¿O le seguimos con la inercia?
Aprovechando las fechas Zuckerberg nos ofrece una experiencia en otra realidad, en otro mundo, el mundo virtual.