La Quincena No. 46
Agosto de 2007
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El congreso del PRD

Esteban Bárcenas

Durante mayo y junio de 2007, en el ambiente local de preparación para el X Congreso Nacional Extraordinario del PRD, a celebrarse del 16 al 19 de agosto de 2007, preparamos dos ponencias: una que denuncia el papel negativo desempeñado por las corrientes al interior del partido, y otra relacionada con la transparencia y acceso a la información en los partidos políticos

Conseguida la admisión de las mismas en el Congreso Estatal, se continuó con su promoción en el Congreso Nacional. Con ese propósito participamos como delegados en la Mesa de Reforma a los Estatutos del Partido.

En la ceremonia de inauguración se contó con la participación de Andrés Manuel López Obrador. Ante un presídium que mostró ese día una imagen de unidad, y en el que aparecen la mayoría de los líderes de las corrientes del PRD, destacó que Jesús Ortega, dirigente principal de la corriente Nueva Izquierda, permaneciera en el auditorio, sentado entre los delegados.

En su discurso, AMLO llama a los delegados a fortalecer la unidad, a continuar enarbolando los principios fundamentales que motivaron la fundación del partido, a mantener e intensificar la lucha de resistencia contra el régimen ilegítimo que usurpó el poder, y violentando las normas jurídicas fundamentales que rigen la vida democrática del país, apoyado por los poderes fácticos y la oligarquía nacional.

Con las primeras votaciones en las mesas de trabajo, quedó en evidencia que Nueva Izquierda era la fuerza arrolladora del congreso. Corrientes como Izquierda Democrática Nacional (IDN), que encabeza Dolores Padierna, destacados líderes de la Resistencia Civil Pacífica, que promueve la CND (como Gerardo Fernández Noroña y otros), hacen esfuerzos de cabildeo y negociación, para que los acuerdos del X Congreso no validaran, ni facilitaran una política colaboracionista con Felipe Calderón, puesto que empezó a circular un proyecto de acuerdo en donde se hablaba de supuestos errores cometidos por el partido durante el proceso electoral del 2006, y se abría la puerta para mejorar la relación con el régimen de Calderón.

Las contradicciones entre los bloques que agruparon las principales corrientes, produjeron interrupciones temporales de los trabajos, como en la mesa de Reforma al Estatuto. Desde las primeras votaciones, la disputa es cerrada: 294 contra 194 votos (488 delegados). Y las protestas no se hacen esperan, pues la asistencia a esta mesa crece desproporcionadamente hasta alcanzar los 797 delegados, a las 14:03 horas del viernes 18 de agosto. Es evidente que Nueva Izquierda ha decidido reforzar su presencia en esa mesa, y el bloque de las corrientes opositoras denuncia, protesta y exige una investigación y sanciones para los delegados que ya inscritos en otras mesas, hayan invadido a ésta, votando ilegalmente. Por ello se suspenden temporalmente los trabajos, para verificar los archivos electrónicos del registro de delegados en las distintas mesas, y sancionar en su caso a los delegados que se hubieran cambiado de mesa irregularmente. Aunque se reinician los trabajos, nunca se supo, ni se rindió ningún informe de la investigación; a nadie se sancionó, y se terminó justificando la presencia de más delegados porque el registro todavía continuaba abierto.

Otro incidente se presenta el sábado 18, ya avanzada la noche, cuando la mayor parte de las mujeres delegadas en la Mesa de Estatutos, impulsan la propuesta de paridad en la selección de candidatos y dirigentes, e inconformes con la votación y tratamiento que se da a este punto, toman por asalto el presídium de la Mesa , y despojan del micrófono al presidente, obligando de nueva cuenta a la suspensión temporal de los trabajos.

Jesús Ortega aprovecha esta suspensión para hablar en privado con sus delegados; les manifiesta que las corrientes opositoras les han tendido una trampa y que es necesario evitar caer en ella, pues pretenden demostrar que Nueva Izquierda es la corriente más conservadora del PRD, por lo que deben hacer suya la lucha de las mujeres y apoyar la paridad. Al reanudarse los trabajos, la confrontación se ha resuelto enviando a la plenaria la decisión sobre este asunto. Ya en la plenaria, Alejandro Encinas, el candidato de las corrientes opositoras que aspiran a la presidencia del PRD, se apresura a intervenir a favor de las propuestas de las mujeres (vale decir que para entonces Nueva Izquierda había impuesto el acuerdo según el cual, en las elecciones de dirigentes sólo participarían los militantes en votación cerrada, evitando así una votación abierta a la ciudadanía en general). Inmediatamente después, Jesús Ortega, de Nueva Izquierda, se apunta también para defender la misma postura de apoyo a la paridad propuesta por las mujeres delegadas, sorprendiendo a sus opositores, y con lo que evade que los califiquen como la corriente más conservadora del partido.

La noche previa a la plenaria, en la Mesa de Línea Política, surge una nueva contradicción, misma que se resolverá en la plenaria, a pesar de los previos esfuerzos de negociación y cabildeo entre los bloques opositores. Nueva Izquierda solicita eliminar del texto del proyecto la siguiente frase, misma que apoyaba la minoría, conformada por las corrientes opositoras: “Manteniendo nuestro rechazo a debatir con quien usurpa la presidencia de la República.” La frase la habían sostenido quienes consideraban que sin esta referencia explícita, quedaba abierta la puerta a posibles negociaciones con el presidente Calderón, de parte de diputados y senadores, así como al debate del primero de septiembre.

A favor de que se suprimiera la fase participan Pablo Gómez y Carlos Navarrete; en contra, Martí Batres y Gerardo Fernández Noroña. Finalmente, la discusión se somete a votación, Nueva Izquierda aplica su aplanadora, y 660 se pronuncian a favor, y 447 lo hacen en contra. En protesta por el resultado, los delegados de las corrientes opositoras abandonan el Congreso y denuncian públicamente a Nueva Izquierda y a su líder, Jesús Ortega, como legitimadores y colaboradores de Felipe Calderón y traidores a la Convención Nacional Democrática, a Andrés Manuel y a la lucha de resistencia civil y pacífica.

Así concluye el congreso, con un PRD “aparentemente dividido”, aunque dos días después las corrientes opositoras, en voz de Fernández Noroña, señalan que el acuerdo de última hora propuesto por Nueva Izquierda en la plenaria, en la cual se consigna que diputados y senadores del PRD evitarían un debate con Felipe Calderón, resolvía la contradicción, y con ello el PRD mantenía su “unidad”.

En cuanto a las propuestas aprobadas en el Congreso Estatal de Nuevo León, como señalamos en el inicio, la que denunció el papel negativo que significaba institucionalizar las corrientes del partido, quedó en eso, en denuncia, pues no contó con el apoyo de los delegados. En cambio la otra, la relativa a la transparencia, fue aprobada tanto por la Mesa de Reforma a los Estatutos, como por la plenaria, quedando inserta como inciso p), del numeral 3, del artículo 2° del Estatuto, con el siguiente texto:

“ Con fundamento en la garantía de acceso a la información que prevé el Artículo 6° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los ciudadanos y los militantes del Partido de la Revolución Democrática , tendrán derecho a solicitar acceso a la información de este Partido, que como Institución de Interés Público, se reconoce como sujeto obligado a informar y a la transparencia, de conformidad con los términos, condiciones y requisitos que establece la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.”

En caso, como se espera, de que sea declarada la procedencia constitucional de esta Reforma al Estatuto por el Consejo General del IFE, convertiría al PRD en el primer partido político nacional sujeto a la Ley de Transparencia y Acceso a la Información. Con ello no sólo quedaría satisfecho un reclamo ciudadano nacional, sino que serviría de base para exigir lo propio al resto de los partidos.