La Quincena No. 46
Agosto de 2007
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La generación sándwich

Ismael Vidales Delgado*


que cada vez están más enfermos, achacosos y sin dinero. Es un fenómeno mundial. Pero en México la situación es preocupante, los viejos que están siendo abandonados a su suerte van en aumento y los jóvenes que cada vez batallan más para encontrar un trabajo alcanzan ya cifras alarmantes. Y el gobierno, como bien señala la jerarquía católica, no acaba de poner en claro cuál es el proyecto de nación que tanto se nos prometió. Así las cosas, ni los hijos se van de la casa, ni los abuelos pueden mantenerse.

La Generación Sándwich la forman hombres y mujeres que t ienen hijos y padres a los que deben cuidar y mantener. Estos adultos, viven abrumados por tanta exigencia proveniente de sus hijos y tanta preocupación por la salud de sus viejos . Trabajan, llevan la casa adelante, intentan mantener una buena relación de pareja y, además, deben educar a sus hijos y dedicarles tiempo y atención a sus padres. Los psicólogos los bautizaron con el nombre de “Generación Sándwich”. Este nombre no es científico, pero tampoco es peyorativo, simplemente es una forma coloquial de nombrar a alguien que, como Edipo, está en una encrucijada más feroz que la de Delfos y Daulio: la de los hijos y los padres.


Hasta donde es posible documentar, dicen los que saben, que el término apareció por primera vez en un libro del psicólogo norteamericano Quaeshi Walker, quien define de esta manera a quienes se encuentran en medio de situaciones como: cuidar a los hijos, a los padres, al matrimonio, al hogar, al trabajo . La expresión the sandwich generation está de moda en la literatura ligera que intenta dar soluciones, también ligeras, a problemas que son bastante serios y profundos. He leído varias columnas periodísticas sobre el tema, muchas revistas lo tratan también, y numerosos sitios en Internet hablan de esto, incluso ofrecen cursos de ayuda y montones de “ consejos para no perder la calma” ante tanta responsabilidad. En algunos países como Francia, el gobierno otorga beneficios fiscales especiales para quienes forman parte de la Generación Sándwich.
En México somos muy especiales y llamamos eufemísticamente a esta realidad “síndrome de la mediana edad” , que como sabemos, está golpeando fuerte a la clase media, y que en medio de la crisis económica que padecemos prácticamente nos hemos quedado sin aspiraciones. Pues hasta antes del “cambio” había un “Estado benefactor” que proveía, que brindaba asistencia médica y social, las jubilaciones eran respetables y más o menos se podía vivir. Hoy nuestros viejos cobran pensiones miserables y es entonces cuando los hijos deben afrontar esos gastos. Y todo se complica aún más cuando los viejos llegan a vivir con los hijos, porque hay familias que no los aceptan, provocándose incluso fuertes desavenencias conyugales. ¿Y los muchachos? Hoy es muy común que jóvenes de veintitantos años sigan viviendo en la casa paterna porque les resulta imposible independizarse. La mayoría no consigue empleo aun teniendo título universitario, y los que trabajan cobran sueldos que no les alcanzan ni para solventar sus gastos más apremiantes. Los padres sienten esas frustraciones de los hijos como propias y se desviven por apoyarlos. Sin embargo, lo más que pueden hacer por ellos es alimentarlos y darles algo de efectivo, pero ya nadie promete ni sueña con darles algo más.


Los protagonistas de la Generación Sándwich empiezan a experimentar trastornos psicosomáticos como: estrés, gastritis, fatiga crónica, insomnio, irritabilidad, hipertensión, angustia y un mal carácter que altera el clima de armonía familiar. Es que al hacerse cargo de los padres se invierten los roles, se pasa a cuidar a quien cuidó de uno y nadie estamos preparados. En México, menos del 1 por ciento de ancianos reciben una pensión decorosa, así que la familia básica se está ampliando con jóvenes que no acaban de irse y ancianos que ya regresaron. En nuestro país presumimos la esperanza de vida por encima de los 70 años de edad, pero pocas veces nos preguntamos ¿De qué calidad de vida estamos hablando? Se suman más años a la vida, pero no más vida a los años. Hay gente que ocupa más tiempo en cuidar a sus padres que a sus hijos. Esto genera una gran carga emocional, porque la lógica de la vida es al revés.

Y aquí debemos ser muy claros y honrados los varones, a la hora de “hacerse cargo de los viejos y los hijos”, todo el peso cae en las mujeres. La mujer se involucra psíquica y físicamente con los hijos y con los viejos, ya sean sus padres o los del marido; lo toma como una de sus obligaciones y eso, eso nunca lo agradeceremos lo suficiente. Sea pues mi comentario, una expresión pública de homenaje a todas las mujeres por su enorme calidad humana, y un abono pequeñísimo a la deuda ancestral que tenemos con ellas.


* Director Académico del CECyTENL.