En busca de un responsable

El anuncio formal de la celebración de Fórum Universal de las Culturas se realizó por medio de un megaespectáculo: el Concierto de los Tres Tenores (que en realidad fue de Dos Tenores y un Potrillo). A pesar de su presunta fastuosidad, este show dejó mal sabor de boca entre el público; y no tanto por el espectáculo, donde los artistas dieron lo mejor de sí mismos, sino por la pésima organización, por las imperdonables fallas de producción en un acto de esta naturaleza, y también por algo más que ahí comenzó a generarse y que ya no cambiaría (gracias a los medios locales que en proporción de tres a una, dieron más importancia a las notas negativas que a las positivas).

Gastón Melo tomó las riendas del comité organizador del Fórum pocos días antes del concierto y no tuvo ninguna injerencia en su realización, pero de entrada fue recibido con  muestras de frialdad e indiferencia. A partir de ahí las cosas sólo empeoraron pues el daño, como en el Titanic, ya estaba hecho. El casco de la nave estaba perforado y hacía agua.

Reproduzco enseguida un fragmento de la crónica del concierto publicada en “Letras Libres” por el prestigiado músico mexicano Mario Lavista en julio del 2005, en donde el cronista describe que el acto “marcó el inicio de algo (sic) llamado Fórum Universal de las Culturas”: El tres de junio los organizadores anunciaron la cancelación de Pavarotti: es que está muy enfermo, dijeron. Pero esto ya se sabía: meses atrás el tenor napolitano comenzó a cancelar todas sus presentaciones, incluida la regiomontana, debido a una operación del cuello que se le practicaría dos días antes de la fecha de "nuestro" concierto en Monterrey. Una de dos: o el affair Pavarotti fue una tranza bien planeada para vender todos los boletos y tener no sólo la sala llena sino los bolsillos también, o a los organizadores de plano se les olvidó este pequeño detalle.

A partir del comentario, surgido en las esferas de la intelectualidad nacional, y ante la creciente indiferencia o franco escepticismo de la masa regia, alentados por la prensa local, quedaba clara la formación de una gran pinza o tijera ante la cual las nacientes alas del Fórum estaban condenadas a la atrofia o la cercenadura.

A la crítica más o menos objetiva se sumó la barahúnda política. “Faraónico”, “Imposición del  Ejecutivo”, “Frivolidad” fueron algunos de los calificativos más mesurados que destacaban los encabezados puestos ahí por boca de los representantes populares sobre todo azules en el Congreso local. Después llegarían las hienas para destazar a la víctima. Había mucho de dónde cortar.

Concluía una especie de primer round, que dejó en la opinión pública una percepción de malos manejos, bajo la sombra de la impunidad.

Un gastón en tierra de codos

Gastón Melo no llegó con buen timing a la ciudad. Pero eso era difícil de apreciar. Gastón es un líder nato, entusiasta y organizado, que gusta de hacer, como ahora sabemos, las cosas en grande, de tal suerte que en ese momento la crisis mediática no hizo sino estimularle el ánimo para enfrentar el reto.
Cual haya sido la razón para su contratación (extraoficialmente se decía que fue imposición de CONACULTA -Sari Bermúdez-, a cambio del apoyo económico comprometido por el gobierno federal para el Fórum), la verdad es que sus credenciales eran más que suficientes para justificar el cargo.

Además, la decisión de nombrarlo podía interpretarse como una solución al conflicto que derivaría de conceder en particular la responsabilidad al representante de algún grupo local (industrial, financiero, académico, etcétera). El comité organizador es, por estatuto, un órgano descentralizado del gobierno, y la participación de un profesional con capacidad de convocatoria internacional se veía sensata.

Y así iniciaba el trabajo interno de organización del comité organizador, en medio de fuego de media intensidad, mismo que comencé a recibir a principios de septiembre del 2005 cuando me incorporé a esas labores en el área de comunicación.

Rápidamente pude observar que esta parte interna de organización y planeación iba cobrando forma; pero en el entorno, las cosas eran muy diferentes, y pronto comencé a cuestionar y cuestionarme: ¿por qué razón el señor gobernador no había establecido desde un buen principio los acuerdos fundamentales con los medios de comunicación locales y con los capitanes del poder regiomontano con respecto a la realización del Fórum en esta ciudad?

Y en ésas estábamos cuando en noviembre de ese mismo año (2005) el ahora verde (porque antes era de otro color) Jorge Padilla desde el congreso local puso el grito en el cielo, y el escándalo llegó hasta el mismo lugar: ¡Gastón Melo ganaba 22 mil dólares mensuales! por su chamba en el Fórum. Un sueldo mayor que el del gobernador. ¡Despilfarro! corearon las voces discrepantes… y todavía faltaban dos años para el evento. (Continuará)