Marcela Lagarde y la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres A.C. entrelazaron una serie de alianzas para estar en Monterrey entre el 12 y 14 de agosto del presente año. En el tejido, nos tocó la suerte de estar en el III Taller Regional para la promoción y evaluación de la reforma al marco jurídico local para el acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y en el III Foro sobre la Reforma Jurídica para el mismo fin a favor de las mujeres.

            Marcela Lagarde vivió su juventud en el México 68 y desde entonces aprendió junto con muchas  compañeras que la condición política de las mujeres debe seguir una construcción alternativa basada en una ética-política del feminismo. Buscar hacer política de otra manera.

            Marcela dice en su libro, Para mis socias de vida, (2005:31) que llama “claves feministas” a los mecanismos o métodos que, a manera de llaves para abrir puertas o ventanas, cada quién puede utilizar para elaborar su propia teoría de la autonomía, en el entendido que esta es única y tiene que ver con la propia experiencia de vida.

            Uno de los mecanismos que viene impulsando desde que fue diputada en la   LIX Legislatura federal es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.  Ella en conjunto con varias ex-diputadas federales, explica que “las claves” de esta Ley buscan articular a los tres niveles de gobierno en PREVENCIÓN, ATENCIÓN, SANCIÓN y ERRADICACIÓN de la violencia contra las niñas y las mujeres mexicanas.

            Es la primera ley en América Latina que desde la perspectiva de género y de los derechos humanos de las mujeres, desarrolla diversas modalidades de violencia: violencia en la familia, en la comunidad, laboral, docente, institucional y feminicida. Además contiene los fundamentos para que el Estado se haga cargo de fomentar y crear las condiciones sociales y jurídicas necesarias para la seguridad de las mujeres mexicanas de cualquier edad, etnia o clase social, aplicando la transversalidad de género.

            Otra de las “claves” es que en los transitorios se establecen tiempos para la expedición del Reglamento, de un banco de datos, de un sistema nacional, de un diagnóstico nacional, de recursos financieros etiquetados para su avance y de un marco de armonización con los Estados para que las legislaturas locales, promuevan las reformas de acuerdo a la soberanía de las mismas.