CORONA08062020

Liderazgo y 4T
Jorge Rhi-Sausi G.

Los Tuxtlas, Veracruz.- Se ha comentado en los medios informativos que quienes conocen a López Obrador durante un buen tiempo, lo describen como: obcecado, necio y autoritario. Sin embargo, esto no es lo que demuestra en su imagen pública; por el contrario, hasta le han apodado cabecita de algodón. Quizá lo fue, o quizás haya cambiado al conseguir su importante logro, la presidencia de México.

     AMLO no llega a la presidencia por un partido político, llega por un movimiento que se transformó en un partido político para competir electoralmente. Vicente Fox, por el contrario, se apoderó de un partido (PAN) para hacer un movimiento, que también lo llevó a la presidencia. Esto en sí, es todo un cambio en la forma de hacer política en el México actual. En ambos casos, producto de un liderazgo.

     En el caso de Fox, su objetivo principal era quitar al PRI del poder, continuar con una política económica similar, pero con un manejo del gobierno tipo empresarial, hacía falta, según él, organización y eficiencia, metas y objetivos. Recordemos que Fox, para integrar su gabinete, contrató una empresa “head hunter” (caza talentos) que las grandes empresas utilizan para reclutar personal. Desde el inicio de su gobierno se notaría su muy personal estilo de gobernar. Fox creó el foxismo, robándole la identidad al PAN, que, hasta la fecha, después de ocupar dos sexenios en el poder, este partido no la ha recuperado. Se disgregó. No existe liderazgo.

     AMLO surgió como un líder de México, fue la consumación de una visión de la izquierda en México desde el 68 y su movimiento estudiantil, claro, con antecedentes históricos. No tanto por los objetivos de dicho movimiento, sino más bien, porque los estudiantes partícipes de esa época, fueron los adultos testigos y luchadores de la derrota del PRI después de 76 años en el poder. Curiosamente, esta derrota no fue por un partido de izquierda, sino por uno de derecha. El llamado voto útil convenció a los demócratas de izquierda como el menor de los males.

     Analizar liderazgos políticos en México tiene serios inconvenientes, existe una corriente de pensamiento que asocia liderazgo con caudillismo, lo cual dificulta su interpretación. Y si bien las visiones de los caudillos en México eran libertarias y progresistas, sus resultados siempre quedaron truncados. No resistieron la presión de sus contrarios para poder consumarlas. El caudillismo es débil al quedar en manos de atentados su desempeño.

     En toda organización se requiere de liderazgo; ya sea gubernamental, empresarial e inclusive familiar, el liderazgo es parte de los componentes de toda organización. El líder asume su responsabilidad al conducir la organización hacia las metas y objetivos que su visión le manda, visión que es producto no de un sueño o iluminación, proviene de captar las visiones y deseos de sus integrantes y reflejarla mediante estrategias, objetivos y metas.

     AMLO se fue en grande, una cuarta transformación del país, no solo para darle continuidad histórica a su propuesta, sino también, asociar su imagen con estos próceres reconocidos por todo México. Le pone título a su visión. 4T. Simple, un número y una letra.

¿Cuáles son los componentes de su visión y liderazgo de esta 4T?
Corrupción, así declara AMLO como el principal problema a vencer en México. Un valor ético, un valor moral, no una razón económica de la explotación del hombre por el hombre, mucho menos de una dictadura del proletariado, ni siquiera una revolución política, como el senador Bernie Sanders en USA nombra a su movimiento. Solo una Transformación. Una palabra suave, no contaminada por la historia.

     AMLO parte reconociendo (sin declararlo) que existen dos Méxicos, si bien culturalmente habla de muchos Méxicos, lo cual es cierto, pero, por su desigualdad económica, estos serían: el México 1 (19% de la población) y el México 2, que son los pobres de México y que incluyen alrededor de 12 millones de mexicanos en pobreza extrema. El México 1, con sus súper ricos, sus ricos, las clases medias y sus “pobres acomodados” solo por encima del mínimo de bienestar, es una sociedad que se asemeja más a la de un país desarrollado.

     El México 2, por el contrario, podría llamársele, sub desarrollado, tercer mundo, emergente o más coloquialmente, el México de los de abajo. ¿Qué gobierno puede decir que ha cumplido bien con su trabajo si lo que ha conseguido en los últimos 36 años es que más de la mitad de la población solo tenga lo mínimo de subsistencia? Por supuesto que ninguno, y más cuando ha predicado que sus objetivos de crecimiento son enfocados al bienestar de toda la población. Este fracaso gubernamental, arguye AMLO, es fundamentalmente debido a la Corrupción.

     Neoliberalismo. O como lo compara AMLO, Neo Porfirismo, para darle raíces históricas de México. Este modelo económico que se expande a partir de los 80 ́s, corresponde al periodo de la globalización. Las grandes empresas del mundo, al estar ya maduros los mercados en sus países de origen, les impedían su crecimiento, por lo que promovieron a través de sus gobiernos los tratados internacionales de libre comercio, TEC- Mex, antes NAFTA, para el caso de USA, Canadá y México. Estos tratados garantizaban la eliminación de aranceles a las importaciones, permitiendo así, el flujo de mercancías entre sus miembros. Así mismo, reducir sus costos de manufactura a las empresas transnacionales al establecer plantas productivas en los países recipientes (maquiladoras y automotriz) aprovechando los escasos niveles de empleo y de salarios sumamente bajos de los países receptores, extendiendo posteriormente a todas las actividades económicas, tanto comercial, como de servicios.

     Un país maquilador es solo síntoma que el sector empresarial nacional ha fracasado. En el caso de México, se disfrazaba como “exportador de procesos productivos”, lo cual es totalmente ridículo, pues los procesos productivos son diseñados e implementados con tecnologías y equipamiento de las grandes empresas transnacionales. En realidad, seguimos siendo “exportadores de sudores”.

     Desigualdad social. Por el bien de todos, primero los pobres. Así define AMLO su política pública. Primero el México 2, después el México 1. Sus megaproyectos como el Tren Maya, las Refinerías o el Tren Transístmico, entre otros, son claramente proyectos del México 1, mientras que los proyectos de Bienestar Social, son encaminados al México 2. Esto a su vez define una inclusión de todo México, intentando acercar a los Méxicos y buscando un engrosamiento de las clases medias y erradicar la pobreza extrema.

     Esta desigualdad social dejó en gran abandono a una inmensa población de mexicanos de los mínimos de bienestar, tales como: alimentación, salud, educación y vivienda. Buscando la privatización de la proveeduría de estos mínimos de bienestar, dejando su desempeño y responsabilidad en empresas privadas con rotundos fracasos y grandes niveles de corrupción. El Neoliberalismo y la Corrupción, empobrecieron aún más al país de lo que ya estaba, incluso desde antes del neoliberalismo. Representando un freno hacia un desarrollo incluyente de todo México.

Liderazgo
En su libro “Hacia una Economía Moral”, AMLO establece sus objetivos y le da fundamentación histórica a su propuesta. Todo líder normalmente escribe, los caudillos no lo hacen, solo lo platican o pregonan.

     Sergio González, un consultor regiomontano en liderazgo empresarial, define líder como: “Líder es una persona que tiene y aspira a realizar una visión a largo plazo con beneficio a la sociedad, el convencimiento de que puede aglutinar colaboradores, el deseo de guiarlos hacia esa visión y el sentimiento de poder contagiarles su aspiración. Comparte la visión con sus colaboradores y utiliza solo medios éticamente válidos para lograrla y ofrece un beneficio con el logro de la visión. Tiene un propósito personal, alineado a la visión, que le provoca una pasión de logro que vierte sobre la visión. Lidera de manera emocionalmente inteligente a sus colaboradores, da seguimiento a los avances y ofrece reconocimiento. Festeja el logro de la visión y reinicia el proceso”.

     Si bien esta definición, de acuerdo al autor, está orientada hacia el liderazgo en las empresas, considero que, con algunas modificaciones, bien puede ser aplicada a cualquier organización, incluyendo el gobierno.

     AMLO no es caudillo, es líder.