PEREZ17102022

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Desarraigo
Tomás Corona

Monterrey.- Desarraigarse de todo, ¡claro que se puede!, pero duele. Abandonar el mullido lecho para correr tras nuevas y gloriosas aventuras. Abrir espacios en la nada, donde parecía imposible volver a renacer. Dejar de libar las inagotables mieles del amor romántico. Elevarse de la desgastada rutina del cotidiano y áspero vivir. Permitir que la familia, por sí misma, encuentre el rumbo y cumpla sus anhelos. Romper el acerado dique y abrir la posibilidad de un nuevo idilio. Destruir la coraza del abigarrado aislamiento para gozar de nuevo la contienda compartida. Saber que estás solo en tu habitáculo y nadie vendrá a socorrerte. Alejarse de una vez y para siempre de la toxicidad consanguínea. “Quemar las naves”, dejarlo todo, así, sin más. Irse muy lejos para comenzar a escribir una nueva historia…