MUROS Y PUENTES
Irritante
Raúl Caballero García
Dallas.- Para meter en mi bitácora y no perder la brújula estos apuntes sobre el debate de la noche del martes 29 de septiembre.
En Cleveland, Ohio, se dio el primero de tres debates presidenciales antes de las impredecibles elecciones que vienen.
Si bien fue continua, la virulencia de Trump chocó las varias veces que Biden decidió frenarlo. Lo llamó boquiflojo, ignorante y mentiroso… nada nuevo, pero en este espectáculo la esperada y peculiar hostilidad de Trump se topó con la mano de Biden en esas ocasiones que para callarlo pareció decirle “Talk to my hand”. El vociferante estuvo frente a un sosegado Biden quien, sin embargo, en diversos momentos enfrentó al insolente bully. En otro de esos momentos le espetó con firmeza el calificativo de “payaso” y sin duda el republicano apechugó el golpe.
De lo consabido, el desdoro de la infamia de un presidente que se negó, rotundamente se negó a denunciar lo pernicioso que es el supremacismo blanco. Creo que fue lo más deplorable de la noche y al negarse dejó abiertas temibles secuelas.
Con la pandemia a cuestas, a pocas semanas de las elecciones, el país vive un ambiente de división y violencia; división atizada por Trump quien además aplaude y de una cierta manera comanda la violencia. Se empecina en ver como héroes a los elementos policiacos que abusan de su poder y una y otra vez llegando a matar afroamericanos.
Afuera del recinto donde sucedió el debate crecía la ola de protestas contra el racismo, en tanto que, en el escenario de este, Trump agitaba su catálogo de mentiras bien contabilizadas por diversos medios que analizaron el evento. Mintió sobre economía, salud, cambio climático, coronavirus, y más temas, pero, aunque esperado el campanazo de alarma se dio cuando se mostró dispuesto a no dejar el cargo cuando pierda.
El respeto a los resultados electorales fue el tópico que deja la mayor preocupación en todos los ámbitos, pues el truhan de la Casa Blanca confirmó su plan antidemocrático de cuestionar la elección cuando la pierda, con el cuento de que las papeletas por correo serían cuestionables y, para ello, cuenta con huestes violentas e incluso armadas y no me refiero al ejército. Cuando en noviembre eso ocurra destapará la Caja de Pandora como nunca se ha visto.
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Trump mostró la llave de esa caja cuando el moderador Chris Wallace –de la cadena Fox News– propuso que condenara a los supremacistas blancos. El presidente propició este intercambio:
Donald Trump: “¿Cómo quiere llamarlos? Dígame cómo. Dígame un nombre”.
Chris Wallace: “Supremacistas blancos”.
Joe Biden: “Supremacistas blancos”.
Trump: “Prosiga. ¿A quién le gustaría que condene?”.
Biden: “A los Proud Boys”. (Son un grupo de extrema derecha, supremacista, que arremete con violencia contra manifestantes pacíficos en protestas contra el racismo).
Wallace: “Supremacistas blancos y milicias de derecha”.
Biden: “A los Proud Boys”.
Trump: “Proud Boys, retrocedan y esperen. Pero les diré algo. Les diré algo. Alguien tiene que hacer algo con Antifa y la izquierda, porque este no es un problema de la derecha”. (Antifa es un grupo de extrema izquierda en pie de guerra contra los supremacistas blancos).
Biden: “Su propio director del FBI dijo que la amenaza proviene de los supremacistas blancos”.
Trump: “Este es un problema de la izquierda”.
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Ahí quedó su amenaza: cuestionará la legitimidad de las elecciones.
“Retrocedan y esperen”, ordenó el extremista inquilino de la Casa Blanca. No el presidente, no el comandante en jefe de las fuerzas armadas, no el contendiente de esta campaña sino el supremacista blanco en la jefatura de todos los grupos de odio de este país. Una desfachatez por demás irritante, inaceptable.
Apenas unos momentos después del debate los Proud Boys manejaron mensajes en las redes sociales, asumieron las palabras de Trump tal cual: un espaldarazo a sus reglas de violencia, un llamado a velar armas hasta su aviso.
“Retrocedan y esperen”. Qué bárbaro. En televisión nacional, exasperante.
En otro momento Biden calificó la gestión presidencial de Trump así: ‘Eres el peor presidente que el país haya tenido”. Sin duda, eso es verdad, por eso esperemos que el voto en su contra sea apabullante para dejarlo silbando en la loma su escaramuza.
*Raúl Caballero García, escritor y periodista regiomontano. Para comentarios: caballeror52@gmail.com.