Austin.- Cuándo era director de El Colegio de Chihuahua encontré que los trabajadores de limpieza y de seguridad estaban contratados a compañías externas. El Colegio pagaba unos $10,000 + IVA por empleado y ponía todo el material. Esa “normalidad” heredada se estremeció cuando un empleado de limpieza, muy eficiente por cierto, me pidió una recomendación para entrar a la academia de policía, cosa que estaba lejos de mi área de contactos, porque era recomendación ante el jefe de policía al que no conocía.
Le pregunté porque se quería ir y me explicó que su salario era muy bajo, ganaba $1,000 semanales, con lo que la ganancia de la empresa de outsourcing era de unos $6,000. Hay que descontar algunos costos de ellos como seguro social en caso que lo pagaran, porque no les daban ninguna otra prestación.
En el caso de los empleados de vigilancia su sueldo alcanzaba $100 adicionales por jornadas de 12 horas, y si el reemplazo no llegaba la jornada se alargaba otras doce horas, sin pago de horas extras o ninguna otra compensación.
Mi reacción fue ofrecerle a esos empleados un contrato por el doble de lo que ganaban, pero debido a la política hacendaria, no podía crearles una plaza, que les garantizara seguro social y demás prestaciones de ley, aunque el aguinaldo lo incluí en el contrato.
Así le duplique el ingreso a la gente y le ahorre a El Colegio más de $100,000 anuales. Lo que perdieron los trabajadores fue que el IMSS les abonara esos ingresos para jubilación, porque servicio médico tenían por medio de las esposas. Esa decisión de mejoría inmediata se debe a que muchas familias subsisten con dos salarios. Un empleado de El Colegio en ocasiones tenía que cocinar en fuego de lumbre y comer solamente papas, porque dos salarios no alcanzaban para pagar el gas.
Un empresario me explica que el outsourcing se justifica porque una empresa puede contratar servicios que le son caros e improductivos, por ejemplo, contratar servicios de jardinería, o de alimentación, en lugar de crear una división con equipo, etc., y esas empresas que venden el servicio pagan salarios, prestaciones de ley y cumplen con sus obligaciones fiscales.
El problema, es que se ha creado confusión porque las empresas que actúan correctamente se confunden con las que han abusado optado por el outsourcing con el propósito exclusivo de evadir impuestos y derechos laborales, para lo que hay diversos mecanismos, por ejemplo despedir a su personal y emplearlos siendo contratados por la segunda empresa.
El cálculo del costo fiscal, incluyendo IMSS e INFONAVIT del outsourcing ilegal, va de 500,000 millones a 1 billón y medio de pesos, no se cumple el precepto de contratar servicios para los que no son eficientes o que no hacen bien. Los trabajadores recontratados por medio de outsourcing para hacer el mismo trabajo, perdieron aguinaldo, antigüedad y prestaciones. O sea que por medio de esta medida se precarizó más el trabajo y se violentaron derechos laborales, por ejemplo, la protección y derechos sindicales para los trabajadores.
Es muy importante poder definir cuál outsourcing es ilegal, ya que suponemos que el legal es el que se ciñe al criterio que justifica la compra servicios de otras empresas.
Hay dos versiones sobre el avance de la regulación: la que sostiene que se perderían miles de empleos, esta no parece tener bases firmes, si se cancela la distorsión las empresas tendrán que contratar a sus empleados pagando salarios, cuotas y obligaciones fiscales, no parecería que cancelar su maniobra los lleve a cerrar; la otra versión sostiene que los empleados tendrán un ingreso justo y el fisco cobrará las grandes cantidades que se evaden, con lo que habrá un doble impacto, uno sobre las finanzas públicas y otro sobre el mercado.
La definición sobre el outsourcing legal debe ser muy precisa, para establecer reglas del juego claras, algunas de éstas, por cierto, no son nuevas.
En el manejo de la ilegalidad de la contratación externa se combinaron funcionarios y políticos, entre los que caben ciertos sindicatos. Pero ya no parece sorprender, que se hayan conjuntado ambiciones e intereses personales para facilitar el atraco y despojo nacional e individual.
Como siempre, para que hubiera irregularidades de ese tamaño, debían contar con protección y cierta venia gubernamental, una vez más, los funcionarios vieron hacia otro lado mientras una careta de billetes les tapaba los ojos para permitir otro abuso con graves consecuencias económicas y sociales.