Monterrey.- La Ley para la Conservación y Protección del Arbolado Urbano, impulsada por la Asociación Civil Reforestación Extrema con el respaldo del Grupo Legislativo del Partido del Trabajo, se logró promulgar en marzo del 2012 como respuesta a los daños causados por la helada del 2 de febrero del 2011, la cual provocó la pérdida de una biomasa vegetal equivalente a más de 200 mil árboles, principalmente ficus, en los municipios metropolitanos.
Fue así como a partir del año 2012, en las zonas urbanas se prohibió por Ley sembrar, plantar o trasplantar árboles que no sean nativos de la región o los que no resistan temperaturas inferiores a cero centígrados que ocasionalmente se presentan en nuestro territorio estatal.
La onda gélida ocurrida hace diez años significó una tragedia ambiental y también una lección ecológica que gobierno y ciudadanía aprendimos, ya que a partir de ahí se generó un programa de reforestación con especies nativas, el cual tardó cerca de ocho en años en reponer los 200 mil árboles secos.
El vórtice polar ártico del pasado 14 y 15 de febrero solamente quemó una parte menor del arbolado de forma completa y el follaje de miles de árboles nativos y plantas de ornato. Pero, según los especialistas, la mayoría de la foresta urbana se va a recuperar con rebrotes en algunas semanas.
La tarea que tenemos ahora por delante y de frente a la pérdida del filtro natural que representa el follaje arbóreo quemado por la helada, es que no se agraven más los problemas de contaminación del aire, de temperaturas extremas y de voraces incendios, ya de por sí graves.
Resulta necesario y urgente por ello reforzar los planes y estrategias no sólo para recuperar la foresta urbana dañada, sino para abatir el déficit de unos 900 mil árboles que padecemos en la zona metropolitana y, sobre todo, para lograr el restablecimiento de la situación ambiental.
La falta de miles de árboles es parte de nuestro déficit histórico de poco más de mil 800 hectáreas de áreas verdes que sufrimos en la metrópoli. La Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 9-nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante, a una distancia de máximo 15 minutos a pie, norma internacional de la cual estamos muy lejos de llegar a cumplirla.
Este desequilibrio ecológico obliga a que nuestras autoridades federales, estatales y municipales se reúnan para analizar la situación actual que guarda la foresta urbana y redefinan acciones coordinadas con la sociedad.
El reto es reponer en calles, camellones, plazas, jardines, áreas escolares y deportivas la biomasa vegetal afectada e implica que las disposiciones de la Ley del Arbolado Urbano se apliquen para restituir los árboles dañados y reforzar el actual plan de arborización denominado “Área Verde”, cuya meta durante este sexenio es plantar 500 mil especies nativas.
El arbolado garantiza la calidad del aire y su principal efecto es disminuir la contaminación, ya que las micropartículas de polvos y gases se quedan atrapadas en la vegetación. Además, transforma los gases en oxígeno, reduce las emisiones de carbono, mitiga el cambio climático, atrae las lluvias y mantiene los mantos freáticos para que prosiga así el ciclo de la naturaleza.
Gracias al arbolado urbano mejora el estado emocional de las personas frente al sofocante calor o ante la contaminación ambiental y también disminuyen los índices de delincuencia y de enfermedades.
Para remediar el déficit de mil 800 hectáreas de áreas verdes en la zona metropolitana, un buen comienzo será restituir la cobertura vegetal dañada por la reciente helada y controlar los incendios forestales que han siniestrado casi diez mil hectáreas. Por ello, en el Pleno del Congreso del Estado propusimos, siendo aprobado de manera unánime, el siguiente Punto de Acuerdo:
Que la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable convoque de manera urgente a los delegados de la SEMARNAT, de la PROFEPA y de CONAFOR, al secretario de Desarrollo Sustentable del Estado y a los directores de Ecología, Parques y Jardines de los municipios metropolitanos, así como a los representantes del sector privado, de organismos no gubernamentales, de asociaciones civiles, de instituciones académicas y ciudadanía en general, a una mesa de trabajo híbrida (presencial y virtual) por los daños causados por la onda gélida del 14 y 15 de febrero, para priorizar la reforestación con árboles nativos, redefinir las acciones de arborización y garantizar las fuentes de financiamiento.