Monterrey.- Recientemente y como parte de los trabajos dirigidos a elaborar el Plan Estratégico Monterrey 2040, el gobierno municipal en coordinación con organizaciones de la sociedad civil, aplicó una encuesta en 500 colonias del municipio para conocer las problemáticas que son motivo de preocupación de la ciudadanía. Entre los puntos más destacados se identificó al transporte público, tanto por su falta de disponibilidad como por las condiciones en que opera. En el primer caso se puntualizó que la falta de unidades en las rutas ocasiona largas filas para abordar y tiempos de espera más largos en las paradas, que afectan los itinerarios de viaje de los usuarios. En cuanto a las condiciones de operación, las opiniones apuntaron hacia el pésimo estado de las unidades que circulan, falta de aire acondicionado, etcétera.
Las percepciones captadas aquí, en línea con otros trabajos sobre la movilidad de la población en el AMM –como es el caso del reporte del año 2023 de la organización Cómo Vamos Nuevo León–, apuntan a una experiencia casi tradicional que ha privado entre los usuarios cautivos del transporte público concesionado en esta metrópoli, en torno a sus múltiples problemas y efectos en sus jornadas diarias, principalmente a sus centros de trabajo. Monterrey, como otras áreas urbanas de Norteamérica, ha tenido un desarrollo urbano de baja densidad hacia las periferias, cuya planeación ha privilegiado el uso del automóvil, en detrimento del transporte público urbano y de la población dependiente de él. Las dinámicas de inversión económica y expansión urbana del AMM eventualmente han llevado a los gobiernos a buscar soluciones de transporte público que permitan la movilidad de los usuarios en forma rápida y eficiente, como es el caso del sistema de Metrorrey en la década de 1990, y los sistemas alimentadores como el Transmetro, inaugurado apenas en junio de 2022; sin embargo, estas acciones no parecen satisfacer en su totalidad las necesidades de la población usuaria en términos de disponibilidad de rutas, tiempos de espera, aglomeraciones y en general contar con una opción de transporte que les permita llevar a cabo su jornada diaria al trabajo en las mejores condiciones posibles.
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en el mes de enero pasado el sistema de transporte urbano en Monterrey y su área metropolitana movió a 16.2 millones de usuarias y usuarios, una cifra 12.5% mayor a su similar de enero de 2023. En el movimiento de esta población es indudable que las rutas de transporte urbano –concesionadas o no– juegan un papel central al alimentar a los sistemas de transporte masivo y ofrecer rutas complementarias a la red existente. Entonces se antoja como elemental y esencial, a partir de los múltiples testimonios que ha ofrecido la ciudadania sobre sus necesidades de transporte público, centrar la atención en esa parte del servicio que utilizan los usuarios en su jornada diaria, con particular énfasis en un grupo para el que la información es escasa: los concesionarios responsables.
El problema del transporte público urbano seguirá siendo una asignatura pendiente en la planeación de la movilidad de los habitantes del AMM, en tanto no se atiendan y resuelvan a fondo las necesidades del sector que depende enteramente de él. Es una cuestión de justicia social para los centenares de trabajadores que histórica y cotidianamente han apoyado el desarrollo económico de Monterrey.
* Profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Monterrey. jlcastro@colef.mx