RODRIGUEZ29112024

Trump es predecible
Samuel Schmidt

Austin.- A final de cuentas Donald Trump parece ser más predecible de lo que se piensa. Lo que ofrece lo cumple, aunque llegue a arrepentirse.

No sabemos, aunque podríamos saber, lo que se dice en una llamada telefónica, que están grabadas y su contenido se libera solamente cuando la necesidad política así lo demanda, como hizo Fidel Castro ante el insulto absurdo e infantil de Vicente Fox al decirle “comes y te vas”. Ya parece que un líder político de estatura mundial espera una invitación para quedarse a comer.

No podemos saber de qué hablaron Claudia Sheinbaum y Trump en sus varias charlas telefónicas.

Lo mismo sucede con las pláticas a cuatro ojos, especialmente cuando los líderes no necesitan traducción.

Dos casos me vienen a la mente.

El primer jefe de Estado recibido en la Casa Blanca fue Netaniahu, pero ahora en su gira al Medio Oriente, Trump se saltará a Israel, aun y cuando hay temas estratégicos en los cuales se supone que está involucrado, por ejemplo la ruta de los Acuerdos de Abraham, que requieren de la colaboración de Arabia Saudita e Israel y que se supone mediaría la normalización de relaciones entre ambos.

Se han filtrado opiniones de “los que saben” en el sentido de que Trump desea el fin de la guerra en Gaza, lo que no sabemos es qué se dijo a cuatro ojos entre Trump y Netaniahu, aunque a la luz de los sucesos podemos especular. ¿Le dio un ultimátum para que termine la guerra? ¿Secuestrados a cambio del retiro de las tropas de Gaza y el fin de la guerra?

Trump se ha expresado en términos duros de Netaniahu, porque no solamente no se acerca a terminar la guerra, sino que la está escalando, bajo la postura de que debe eliminar a Hamas.

Estados Unidos ya expresó que quiere un Estado Palestino sin Hamas y supuestamente de esto se encargarán Arabia Saudita, los emiratos del Golfo, y Catar, que ha financiado a Hamas, lo que según varias opiniones hizo de acuerdo con Netaniahu.

Netaniahu se está quedando solo y está arrastrando con él a Israel, porque podría ser hecho de lado por Trump.

El otro caso es México. Estados Unidos ha apretado tuercas.

Primero fue el desplazamiento de buques de guerra a las costas mexicanas, después siguieron los drones, pero ahora cada vez se acercan más a donde duele: al liderazgo político.

Primero fue la retirada de visas a un alcalde de Tamaulipas, luego siguió la gobernadora de Baja California y su esposo. En la entidad se rumora mucho de posibles nexos de la pareja gobernante al crimen, y como todo tiene una primera vez, tocó que a una gobernante en funciones se le ponga tras de la mira.

Hay versiones contrastantes. Se asegura que el gobierno estadounidense anunció con tiempo sobre la acción, mientras que la presidenta lo niega, y anuncia que pedirá explicaciones, porque de lo que se trata es de colaborar y la explicación es que es algo personal de la persona que perdió la visa.

Mientras el escándalo está a todo lo que da, Estados Unidos cierra la entrada de ganado por el gusano barrenador, ante el que ambos gobiernos están luchando. 15 días durará la sanción que seguramente será muy costosa para los ganaderos mexicanos, que tendrán que alimentar a las bestias que pasarían para terminarse de engordar, y luego enviadas como carne de regreso a México.

Sería buena idea que México sacrificara a esos animales, exportara esa carne, usará la piel para industrializarla y dejara a esa parte de la industria en Estados Unidos sin trabajo.

Lo peculiar de la decisión es que se dio después de que ambos secretarios de agricultura se reunieran.

Trump amplía y diversifica sus golpes contra México, la pregunta es, ¿qué quiere? ¿Qué le dijo a CSP en sus llamadas y que supuestamente ella no habría cumplido? Sabemos a ciencia cierta sobre el rechazo de ella a que entraran tropas estadounidenses a México. ¿Es ese el único tema en disputa? Se especula, por Trump mismo, sobre el destino incierto del TMEC.

Muchos que no estamos en los secretos de Estado especulamos sobre las causas de ciertos actos políticos, algunos le atinan, la mayoría no. Pero los mensajes políticos que salen de la cúpula de poder causan confusión y desconcierto, mientras que en otros espacios, queda muy claro que hay mensajes que se van a cumplir y al parecer no es posible neutralizarlos o contrarrestarlos.