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  • Lo están pensando los cerebros de Obama y los líderes demócratas
  • Deterioro de los bancos exige mucho dinero de los contribuyentes

mazaEn sólo una semana en la Casa Blanca, el presidente Barack Hussein Obama y sus asesores, así como los líderes demócratas en la Casa de Representantes están analizando seriamente en adueñarse del sistema bancario, pues el deterioro vertiginoso de las instituciones más poderosas como el Bank of América exige mucho más grandes inversiones de dinero de erario, que es de los contribuyentes, para salvarlos de la bancarrota. El Imperio se está así mordiendo la lengua, al sólo pensar en renunciar en los principios y leyes del libre mercado, de las leyes de la oferta y la demanda, y de los principios filosóficos de Juan Calvino, uno de los ideólogos del capitalismo salvaje que los Estados Unidos han impuesto en el mundo y que ha hecho agua con la famosa globalización de los mercados y el abusivo comportamiento de banqueros, financieros, empresarios y patrones del entramado económico de los dictadores de las leyes económicas que se han impuesto en el mundo. Es el fracaso del Consenso de Washington, del de Bretón Woods, del fondomonetarismo, de los Chicago Boys, de los reaganomics, de los tatcherianos, de los freedmanianos y la vuelta triunfal de Karl Marx, de John Maynards Keynes, Joseph Eugene Stiglitz, que habían sido echados al basurero por los ideólogos del capitalismo y del neoliberalismo. Pero con esta recesión económica se comprueba que lo que funcionó fueron las leyes de la necesidad y del abuso y que las leyes de la oferta y la demanda estaban impulsadas por el egoísmo humano basado en la expoliación.
Cientos de miles de millones de dólares tiene que invertir en Gobierno – dinero que no es de él, sino del pueblo estadounidense, que religiosamente paga sus impuestos - para apuntalar a los bancos y, como se preguntan los mismos analistas de periódicos tan influyentes y tan defensores del establishment como el New York Times, ¿qué recibirán a cambio los contribuyentes?
En una entrevista en el programa "Esta Semana" de la cadena de televisión ABC, Nancy Pelosi, portavoz de la Cámara de Representantes hizo alusión al debate interno, cuando se le preguntó si la nacionalización total, o quizá una parcial, de los mayores bancos no sería una buena idea. "Bueno, lo que quieras llamarlo," respondió Pelosi, demócrata por California. "Si queremos el fortalecimiento del sistema bancario, entonces el pueblo estadounidense debe obtener algunos de beneficios, que algunas personas llaman nacionalización.
"No estoy hablando de propiedad total", aclaró sin embargo y rápidamente, como para no dar la idea de que el sistema neoliberal ha fracasado incluso hacia adentro, inclusive no ha servido ni siquiera para mantener fortalecido el establishment económico financiero. Y reflexionó que jamás había pensado en que algún día estaría utilizando esa terminología: nacionalización, en el centro del patriotismo, del dejar hacer, dejar pasar, de la libertad absoluta de expoliación de quienes tienen más sobre los que tienen menos. Y ahora, con la lengua mordida y los labios fruncidos, habla de "La nacionalización de los bancos".
Los asesores de Obama en materia de política económica no han dicho en público: esta boca es mía y se han mantenido alejados totalmente de la palabra, discutiendo todavía, y con el agua ya cerca de las narices, otras alternativas, como la creación de un "mal banco". Otros hablan de la nacionalización de facto, en la que el gobierno es propietario de una parte de los bancos, pero no de la mayoría. Pero con lo que hasta ahora ha invertido el gobierno, tanto el de Bush como el naciente obamista, los contribuyentes son ahora los mayores accionistas de Banco de América, por ejemplo, y del Citigroup, y han asumido las pérdidas de las dos instituciones más poderosas del mundo, que están en graves problemas por la morosidad de los deudores y la irresponsabilidad de los banqueros que regaron dinero a diestra y siniestra con el afán mismo de expoliación de los que necesitaban liquidez para comprar, construir o remodelar su casa. La cifra que el gobierno ha destinado a apoyar a los bancos inmisericordes con sus deudores e inmisericordes con la economía total podría llegar a cientos de miles de millones de dólares. Estos cientos de miles de millones de dólares son ahora préstamos a los bancos para que puedan salir del atolladero, pero, siguiendo un axioma capitalista – el que paga manda -, en la práctica los bancos son ya del Estado. Sólo faltaría que el Congreso aprobara la nacionalización y que el gobierno de Obama la decretara para que se probara que las "libertades", en el capitalismo, sólo son un beneficio para los poderosos, pero una maldición para los consumidores y contribuyentes. Y tanto que los gobiernos estadounidenses hicieron para que México se desestatizara, que privatizara la banca y la economía. Y vean cómo estamos ahora. En la olla. Con todo, la esperanza muere al último y la mayoría de los países latinoamericanos están impulsando un cambio radical, profundo, hacia el socialismo democrático. Exigir de cada quien según su capacidad y darles según su necesidad.
Muchos analistas están pensando en un modelo de propiedad híbrido. Lo que aquí en México alguna vez llamamos "economía mixta", pero esta posibilidad, está ya probado, no resulta viable, no funciona. Nadie, ni el gobierno ni los banqueros se hacen responsables. Y la posibilidad de la nacionalización es ahora más fuerte de lo que era hace unos meses, como lo dijo el subdirector del Instituto Peterson para Economía Internacional, Adam S. Posen. Quien no tiene la mayoría de las acciones de la empresa no puede apagar los incendios y se entra en un círculo vicioso: las pérdidas comienzan a aparecer nuevamente, como ocurrió en Japón en la década de los 90.
Hasta el día de hoy martes, la administración de Obama está tratando de evitar el tener que tomar la decisión de la nacionalización total. Pero, ¿y a dónde va a ir a parar el dinero de los contribuyentes que le ha dado a los banqueros para salvarse? En el fondo, lo que Obama siente es miedo de que la nacionalización pueda resultar contagiosa. Y si se hace cargo de los gigantes, Bank of America y Citigroup, los inversionistas privados podrían decidir huir de JPMorgan Chase y Wells Fargo, y otros grandes bancos, por el temor de que podrían ser los siguientes en la lista de nacionalizaciones. Los asesores económicos y financieros de Obama y Obama mismo están conscientes de que, si el gobierno es percibido como dueño de los bancos, serían sujetos de una enorme presión política. Así, los primeros 6 días de Obama han sido para él una pesadilla.
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