LOST
Leonardo Curzio
Como ocurre en la popular serie de televisión Lost, los náufragos en una isla tienden a desarrollar comportamientos particulares producto del aislamiento en el que viven y de la rivalidad personal que puede surgir en cualquier comunidad que se encuentra cerrada. Por una humanísima concepción tendemos a pensar que lo que ocurre en nuestra comunidad más cercana es lo único que está aconteciendo en elresto del planeta. Es una visión deformada que atrofia las percepciones y puede llevar a disputas miserables para quien las observa con cierta distancia. Algo así sucede en la política mexicana. Es preciso reconocer que no es que sean ignorantes sin remedio; tampoco son más necios o más retorcidos que cualquier otro político de cualquier otra parte del planeta. Es más, si uno los escucha en lo individual son personas articuladas, conocedoras de la historia y de los recovecos de nuestra legislación. Pueden ser amables comensales y gente con la que se puede pasar una tarde espléndida. Su gran debilidad es la estrecha pista que ellos mismos han edificado para desarrollar su actividad. De ahí que su desempeño y sus horizontes sean mediocres en el mejor de los casos. El universo de lo político en México es de una estrechez impresionante. Los elementos de negociación y los objetivos que están en juego son muy menores. No persiguen una meta edificante o trascendente; el premio mayor es el gobierno de un estado. No puede llamarse alta política a una negociación chapucera del paquete económico que estaba llamado a ser la palanca del crecimiento económico del país, después del bache en el que caímos en 2009, por una política electorera de Oaxaca.
Si el Partido Revolucionario Institucional tiene la vista puesta en Oaxaca es de agradecer que nos demuestre que ése es su horizonte, pero que el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, no pueda establecer una negociación política para aprobar un paquete económico con incentivos de cooperación más elevados preocupa, porque lo que tenemos es una oaxaqueñización de la política. Yo me pregunto si realmente no hay otro código postal al que quieran pertenecer y mover al país, por ejemplo, al tablero norteamericano o latinoamericano, por no hablar del tablero global en donde ya claramente juega el objeto de nuestros celos: Brasil. Cuando la dedicación de los diputados federales y el secretario de Gobernación está centrada en Oaxaca, o tal vez en el estado de México que para efectos prácticos es lo mismo, es humanamente imposible que dediquen su tiempo y sus habilidades a jugar en otra pista con objetivos diferentes.
Otra de las consecuencias nefastas de este circuito político tan restringido es que viven en una aldea virtual. Cuando los partidos opositores anuncian que su única posibilidad de competir es reclutar a priístas desahuciados, queda claro que los líderes de partidos, Jesús Ortega y César Nava, solamente se pasean por los garitos del poder político y no visitan y mucho menos comulgan con sectores empresariales, académicos o de otras esferas. Ese universo para ellos es distante, inalcanzable e incomprensible. Siguen inmersos en su burbuja jugando al juego que al parecer les divierte tanto. Por eso, no pueden reclutar candidatos de la sociedad civil porque para ellos es un universo remoto. Necesitamos, en consecuencia, generar un ecosistema diferente para que las dirigencias partidistas se percaten de que fuera de su valle hay otras especies que pueden tener ideas frescas y no resobar las ideas generales que escuchamos cada campaña, y sobre todo infundir al país la esperanza de que podemos cambiar. No nos vendría nada mal que los señores diputados y secretarios tuvieran una cancha más grande para desplegar sus talentos y que aceptaran que la política no es un universo cerrado y que los que están fuera del círculo podrían decir cosas interesantes.
Analista político
El Universal
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