506 29 de marzo de 2010 |
ANÁLISIS A FONDO La droga de la oferta y la demanda Francisco Gómez Maza
Milton Friedman, economista e intelectual estadounidense de origen húngaro; defensor del libre mercado y exponente del monetarismo neoclásico de la Escuela de Economía de Chicago, ha dicho, concretamente en el foro Americano sobre las drogas, celebrado en 1991: “si se observa la guerra contra las drogas desde un punto de vista puramente económico, el papel del gobierno es proteger al cartel de las drogas. Esta es la realidad, literalmente”. Algún reportero le cuestionó: ¿lo hacen bien? ”Excelentemente. ¿Qué quiero decir con esto? En un libre mercado normal hay miles de importadores y exportadores. Cualquiera puede entrar en el negocio. Pero es muy difícil que un pequeño empresario pueda dedicarse al negocio de importación de drogas, porque nuestros esfuerzos por impedirlo esencialmente lo hacen enormemente costoso. Así que la única gente que puede sobrevivir en ese negocio es ese tipo de gente como el cartel de Medellín, que tienen suficiente dinero como para tener flotas de aviones, métodos sofisticados y cosas así. Además de eso, al no permitir esos productores y arrestar, por ejemplo, a los cultivadores locales de marihuana, el gobierno mantiene alto el precio de esos productos. ¿Qué más querría un monopolista? Tiene un gobierno que se lo pone muy difícil a todos sus competidores y mantiene alto el precio de sus productos. Es como estar en el cielo”.
Friedman ejemplificó: “ahora ocurre lo mismo que bajo la prohibición del alcohol en los dorados 20, la que dio origen a Al Capone "hay quienes dicen que cuando desapareció la prohibición, el consumo se incrementó enormemente y que eso sería…”. Pero Friedman aclaró: “eso sencillamente no es verdad. Las cosas no fueron así. Existen cifras estadísticas en publicaciones acerca de la cantidad de alcohol consumida. Esas cifras suben abruptamente inmediatamente después de la época de la prohibición, pero se refieren al consumo ‘ilegal’ de alcohol. Si tomamos, como he hecho, las tablas de consumo de alcohol antes y después de la época de la prohibición, dicho consumo vuelve más o menos adonde estaba y durante el período posterior, si se ha movido ha sido disminuyendo, no en términos absolutos, sino en relación con la población y el crecimiento relativo de los ingresos”. Y lo asegura Friedman, con quien podré no estar de acuerdo en cuanto a sus concepciones en lo que se refiere a la ciencia económica, pero que tiene la razón en esto de la economía del alcohol la tiene. Lo prohibido es lo más apetecido. Y con prohibiciones, con persecuciones, con matazones, con encarcelamientos de influyentes barones de la droga – el alcohol con el tabaco es de las drogas más peligrosas y dañinas que produce la naturaleza – no se acabará ni con los productores, trasegadores y comercializadores de las drogas, ni con su consumo.
Mientras haya demanda habrá oferta, siguiendo las convicciones de economistas como Friedman, uno de los progenitores del actual y ya desfasado, trasnochado, neoliberalismo económico. Y la verdad es que las autoridades estadounidenses de aquella contradictoria década de la prohibición, además de que provocaron cientos de asesinatos, ejecuciones, muertes de inocentes, nunca pudieron coger a Al Capone por traficante de alcohol. Lo metieron tras las rejas por el delito de evasión de impuestos. El Alcohol ahora ya no está prohibido, pero nadie dice, en la spotiza televisiva, que, junto con el tabaco, es de las drogas más devastadoras de la salud humana. El tabaco es una droga que causa dependencia; contiene nicotina, oxido de carbono, alquitrán y sustancias químicas diversas. El alquitrán produce cáncer pulmonar y respiratorio; la nicotina ocasiona la estimulación del corazón y del Sistema Nervioso, por lo que aumenta los latidos del corazón y eleva la presión de la sangre. Los fumadores presentan accesos de tos y problemas para respirar; a la larga están propensos a tener enfermedades respiratorias y cardiovasculares. El monóxido de carbono se manifiesta al quemarse el cigarro, provocando que se reduzca el acarreo de oxígeno a los tejidos del cuerpo y va endureciendo las arterias (arteriosclerosis). El fumador vivirá de 7 a 10 años menos que un no fumador. Los no fumadores, al recibir el humo de tabaco, presentan nicotina en su sangre y padecen de cáncer pulmonar. En el embarazo el fumar produce que el bebé nazca de menor peso.
El alcohol, lo mismo que el tabaco, es una de las drogas más extendidas en los seres humanos. Es un depresivo del Sistema Nervioso Central y actúa directamente sobre el cerebro, lo que hace que se pierda el autocontrol; expone al individuo a sufrir accidentes o lesiones corporales. Cuando se toman grandes dosis. se alteran las sensaciones, disminuyéndose la coordinación muscular durante la intoxicación; puede ocurrir disminución en la memoria. Cuando la dosis pasa de 4 o 5 grs. de alcohol por litro de sangre, el individuo está expuesto a sufrir un estado de coma y morir. La "cirrosis" es una enfermedad producida por la ingestión de alcohol; daña y destruye el tejido hepático (el hígado). El alcohol produce gastritis, lo que hace que se disminuya el apetito del bebedor. Ante esto, el organismo recibe grandes cantidades de alcohol y una baja alimentación; como el proceso metabólico requiere de azúcar (y la tiene en mínima cantidad), acude a las reservas almacenadas en el hígado y origina la destrucción de sus células. Si se ingiere alcohol durante el embarazo se pueden alumbrar niños con síndrome de alcoholismo fetal, deformidades físicas y retraso mental. El alcohol crea una fuerte dependencia física y psíquica. Y tomemos sólo el caso de la marihuana. No hablemos de otras drogas sicotrópicas que también tienen sus asegunes. La marihuana es una combinación de hojas, tallos, semillas y flores de la planta conocida como cáñamo (Cannabis sativa), y puede ser de color verde, café o gris. En todas sus modalidades, la marihuana afecta la mente. Es decir, que altera la función normal del cerebro debido a que contiene el ingrediente químico activo llamado THC (TetraHidroCanabinol). Además, la planta de la marihuana contiene otras 400 sustancias químicas adicionales. Su efecto depende de la potencia del THC que contiene, provoca tolerancia en el cuerpo pero no dependencia, lo quiere decir que es la droga mas “sana” en comparación a otras. Dejemos por lo pronto el LSD, la heroína, el opio, la cocaína, el crack, el éxtasis, los disolventes y pegamentos, que no se van a acabar por medio de la violencia.
http://analisisafondo.blogspot.com/
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