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539 17 de mayo de 2010 |
LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO La brecha digital Edilberto Cervantes Galván En diversos organismos internacionales se ha acuñado el concepto de “brecha digital” para referirse a la distancia que separa a las naciones del mundo en cuanto al acceso a las TICs y en particular al uso de la computadora. Tal como sucede con otros recursos tecnológicos son las naciones desarrolladas, quienes habitan los países del “primer mundo”, las que tienen el más alto nivel de alfabetización cibernética y también de acceso a la computadora y a la Internet.
La brecha digital entre los países desarrollados y los en vías de desarrollo se está ampliando paulatinamente. Esto representa una nueva fuente de desigualdad en cuanto a las capacidades y posibilidades de alcanzar mejores niveles de vida. El mejor y más amplio acceso a las tecnologías de información se ha convertido en un factor de bienestar.
Organismos como la Unesco se han propuesto diseñar estrategias y promover la cooperación internacional para tratar de evitar que la brecha digital se expanda inexorablemente. Resultado de este tipo de preocupaciones han sido los proyectos para proveer de computadoras de bajo costo a los niños y maestros de los países pobres.
Hay, sin embargo, otra brecha digital igualmente importante y trascendente y es la que se está abriendo entre los niños y jóvenes, nacidos a partir de los años noventa del siglo pasado, y sus padres y hermanos mayores. La “ brecha digital generacional” es una realidad en países como el nuestro. Los padres de hoy en día encuentran dificultades para estar al día y en comunicación eficaz con sus hijos, con niños que parece que nacieron, según lo expresaba una madre de familia, con un chip incorporado. Si esa brecha entre padres e hijos es significativa, lo es más aún la brecha con respecto a la generación de los abuelos. Se trata de generaciones analfabetas en materia cibernética.
Se está conformando así una estructura social muy diferenciada entre generaciones a partir del acceso a las TIC y la cultura digital. Si a ello se agrega la dimensión del ingreso o capacidad económica de las familias, estamos en presencia de otro factor de exclusión social.
Algunos adultos mayores han renunciado plenamente a cualquier intento para aprender los aspectos básicos del manejo de una computadora lo cual reduce aún más sus posibilidades para mantenerse “vivos” en el mercado de trabajo. Para compartir, enviar o imprimir este texto,pulse alguno de los siguientes iconos: ¿Desea dar su opinión?
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