541 19 de mayo de 2010 |
ANÁLISIS A FONDO Una guerra en la que nadie cree Francisco Gómez Maza
No queda duda. En torno a la viabilidad de la guerra contra las bandas del crimen organizado y el narcotráfico no hay más qué agregar; no hay más que discutir. Es una guerra en la que nadie cree. La puntilla la ha dado el propio gobierno de los Estados Unidos. La lucha del gobierno de México contra los cárteles de la droga se le ha escapado de las manos y ahora es una amenaza grave para las comunidades estadounidenses cercanas a la frontera común, aseguró el presidente Barack Obama. Obama dijo que Estados Unidos necesita reducir su demanda de estupefacientes y limitar el flujo de dinero y de armas que enfilan hacia México. El presidente afirmó que Estados Unidos debe admitir que esto ''es una calle de doble vía''. El mandatario declaró en una entrevista al programa Face the Nation, de la red de televisión CBS, que estudia aumentar la cifra de efectivos de la Guardia Nacional en la frontera, pero que primero desea saber si la nueva estrategia funciona. Y no es esto cierto, contundente porque lo afirme un señor llamado Barack Hussein Obama, sino porque lo dice el líder mundial más poderoso de la tierra y se lo dice directamente al presidente mexicano Felipe Calderón.
Es más, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, ha advertido que la persistente amenaza que presenta el narcotráfico en el hemisferio requiere de estrategias más efectivas que las implementadas hasta ahora. “Tenemos buenos ejemplos de lo que hay que hacer, pero no estamos cerca de lo yo consideraría una efectiva estrategia”, dijo Clinton hablando en la Vigésima Conferencia de las Américas. En opinión de la funcionaria, la segunda más importante de la nomenclatura de la Casa Blanca, la situación actual que presenta este fenómeno requiere de “estrategias más inteligentes y efectivas”. Sólo así, apuntó, se podrá “enfrentar esta persistente amenaza a la sociedad civil, a la legitimidad gubernamental, a la presencia del gobierno en zonas que necesitan ser controladas”.
Pero no sólo Obama y Clinton han caído en la cuenta de que la violencia contra la delincuencia organizada y el narco es un fracaso. Para el ex presidente de Brasil, Fernando H. Cardozo, las cosas son más contundentes: la guerra contra el narcotráfico ha fracasado, según le dijo al diario londinense The Observer, es necesario "un cambio global" de estrategia que incluya una despenalización del uso de drogas como la marihuana o cannabis. Cardoso argumenta que el enfoque de "línea dura" en el combate contra las drogas ha tenido consecuencias "desastrosas" para América Latina y no ha cambiado la condición de la región en las últimas décadas como el mayor exportador de marihuana y de cocaína del mundo. Esto sigue siendo así, después de décadas de operaciones aéreas, prohibiciones, fumigados y asaltos contra las fábricas de droga en la selva". Además, la región "está produciendo cada vez más opio y heroína y está desarrollando la capacidad de producir a gran escala drogas sintéticas", por lo que considera que "seguir la guerra contra el narcotráfico con más de lo mismo es ridículo".
El ex mandatario brasileño propone una estrategia que "tienda la mano, de manera paciente y persistente, a los consumidores y no seguir con la guerra equivocada y contraproducente que hace de los consumidores, en vez de los capos de la droga, las principales víctimas". La posición de Cardozo está en la línea de lo publicado a principio de año por la comisión compuesta por tres ex mandatarios latinoamericanos -Cardoso, el colombiano César Gaviria y el mexicano Ernesto Zedillo- para analizar el problema del narcotráfico y presionar al Gobierno de Estados Unidos en favor de un cambio de estrategia internacional. James J. Brittain, del CounterPunch, nos recuerda que el Consejo Nacional de Planeación de Colombia está convencido de que la lucha contra la droga está perdida y que la política de “Seguridad Democrática” del actual gobierno es en gran parte responsable por el aumento sistemático en las violaciones de derechos humanos en el país. El presidente del consejo, Adolfo Atehortúa, ha condenado la política antidroga de la nación, diciendo que ha sido un fracaso total. Como prueba, dijo que ni la cantidad de hectáreas plantadas con cultivos ilícitos ni la producción neta de droga ha sido significativamente reducida. También sugirió que se detenga la fumigación ya que está aumentando la pobreza en áreas rurales, como lo ha documentado el periódico El Espectador.” La aspersión aérea general e indiscriminada, "lesiona al campesino sin oportunidad diferente, al productor desamparado, al probador sin proyecto de vida y sin empleo, pero no elimina en forma definitiva la persistencia de las plantaciones", dice el presidente del Consejo Nacional de Planeación.
César Gaviria Trujillo, presidente de Colombia entre 1990 y 1994, agregó su protesta contra el actual enfoque de la eliminación de drogas en Colombia. En noviembre declaró (junto a Fernando Henrique Cardoso – ex presidente de Brasil y a Ernesto Zedillo Ponce de León – ex presidente de México): “La guerra contra la droga ha fracasado. Es hora de reemplazar una estrategia inefectiva por políticas más humanas y eficientes contra la droga… Las políticas prohibicionistas basadas en la erradicación, la interdicción y la criminalización del consumo simplemente no han funcionado. La violencia y el crimen organizado asociado con el narcotráfico siguen siendo problemas críticos en nuestros países… Durante los últimos 30 años, Colombia implementó todas las medidas concebibles para combatir el narcotráfico en un masivo esfuerzo en el cual los beneficios no fueron proporcionales a los recursos invertidos.” Estoy con María de Las Heras, quien preguntó ayer en El País: “A ver si a Obama le hace caso (refiriéndose al presidente Felipe Calderón).
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