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20 de agosto de 2010
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¿Dónde está Diego?

(Cuento político, segunda parte)

Miguel Treviño Rábago

 

Ante la súbita e inesperada desaparición de don Diego, el grupo compacto y leal al ex-presidente del sombrero y las botas, decidió reunirse una vez más. Sólo que, sabiendo ya que eran vigilados por los órganos de inteligencia del gobierno en turno, al servicio del hombre del "copetito" a quien se debería entregar por acuerdo secreto la próxima banda presidencial, optaron por reunirse en territorio norteamericano, en la frontera de Texas con Tamaulipas, en una isla muy visitada por los regiomontanos.

 

Llegaron por diversos medios. Tratando de no llamar la atención, se hospedaron en uno de los mejores hoteles con vista a la hermosa playa. La ausencia de don Diego pesaba mucho y más les ofendía la tarjeta que habían recibido todos después de su misteriosa desaparición a cargo de un grupo de hombres que ya lo esperaban afuera de su rancho y que según decían unos, eran delincuentes muy bien entrenados e informados, y otros apostaban a que se trataba de un grupo guerrillero más violento y agresivo de los que se conocían hasta la fecha al interior del gobierno. La tarjetita que decía "para que aprendan a respetar" les repiqueteaba muy fuerte en sus noches de insomnio.

 

Instalados todos en una elegante suite, con bebidas en sus manos, intercambiaron saludos y se dispusieron a escuchar al ex-presidente, que acompañado siempre de su fiel mujercita, mostraba en su rostro una dureza no acostumbrada en él. Y de un solo jalón les expresó con tronante voz: estos pitufos pendejos no nos van a asustar con una tarjeta que diga “para que aprendan a respetar”. ¿Cómo los vamos a respetar si están traicionando a nuestro partido y quieren entregar la presidencia al del copetito de los tricolores? Ya ahorita -agregó- ni su madres los respetan. Y siguió diciendo: acordamos que don Diego sería nuestro candidato a la presidencia de la república y vamos a continuar con nuestro plan. A Diego, dijo con determinación, lo admiran millones de mexicanos, porque no es de los que dicen una cosa y luego se rajan.

 

Ya engallado, les dijo a sus leales amigos: más les vale a estos cabroncitos que don Diego aparezca vivo pronto, porque de lo contrario se les van a caer todos los acuerdos que tienen con los bandidos del tricolor. Dirigiéndose a su amigo Santiago, le preguntó: tú que estuviste en Gobernación, ¿que tan cierto es que estos pitufos tienen intervenidos los teléfonos y están vigilando día y noche a todos los políticos más importantes de México? El derrotado candidato de los azules, muy serio y formal contestó: es un hecho señor Presidente, por eso supieron de nuestra reunión en su rancho y de nuestro planes de lanzar al amigo Diego como contrincante del ‘Copetes’ que usted sabe, ya tiene todo el apoyo del canal de las barras y las estrellas que siguen recibiendo concesiones para radio, televisión, telefonía y casinos que son desplumaderos de miles de ingenuas mujeres.

 

Se hizo el silencio y el ex mandatario volvió a tomar la palabra: hemos recibido un duro golpe político con el secuestro de nuestro amigo don Diego, pero ahora se les ha convertido en una "papa caliente", tanto al chaparro como al otro metrosexual, porque no encuentran la salida. Si no aparece será un crimen de Estado, porque se negaron a localizarlo argumentando peticiones familiares. Los cabroncitos están cruzados de brazos mientras secuestran a un prominente político como mi amigo Diego. Y el ridículo engomado del ‘Copetes’ estaría derrotado si aparece con vida y lo confronta en las elecciones del 2012. Lo cierto es –dijo- que vivo los derrota y muerto los aniquila. Se entramparon los pendejos.

 

Pero no es tiempo de echarse para atrás, continuó el ex de las botas. Y levantado un poco más la voz, dijo: vamos a lanzar inmediatamente la candidatura de Manuel. El será nuestro mejor gallo en ausencia de don Diego. Les daremos la pelea al interior del partido, pero no vamos a permitir que los tricolores regresen al Palacio Nacional. Y muy entusiasmado señaló: Manuel nunca les ha tenido miedo a esos ineptos pitufos. Es un hombre leal, con experiencia, norteño sin pelos en la lengua. La prueba está en que le tienen tanto miedo que hasta lo quieren expulsar de nuestro partido; ya se deshicieron de don Diego y ahora quieren nulificar a Manuel. Y sentenció: nosotros somos los que les vamos a enseñarlos a respetar; además, Manuel -como yo- tampoco le tiene miedo a los dos chaparros que han secuestrado al partido.

 

Mientras tanto, en la casa presidencial, el gobernante al que todos llamaban el "usurpador", o el presidente "patito", o "pirata", entre brindis burbujeantes y espirituosos, se dolía de las maniobras de su antecesor. Se sentía ya desde ahora derrotado por los tricolores, que para sostenerlo en el poder, le habían hecho pactar y jurar en reunión ultra secreta, que entregaría la banda al hombre del "copetito". Paradójicamente, el "cerebro" de todas las maniobras, era un hombre pelón, maquiavélico, inteligente, sagaz, mañoso, ladrón y perverso. Un hombre pelón que gobernaría escondido en un ‘Copetito’. Bueno, hasta Fidel reconocía que el hombre ese "sabía mover las piezas del ajedrez".

 

Sintiéndose acorralado, el "comandante" en jefe tiraba zarpazos a diestra y siniestra. A veces, con la razón nublada, golpeaba a amigos y enemigos y profería chistes de los que nadie se reía. El mismo ejército se sentía incómodo, participando en una "guerra" que ya arrojaba en cuatro años 28 mil muertos en las calles de todo el país. El "jefe máximo" se había encerrado en una "burbuja" que terminaría reventando si, por ejemplo, don Diego perdiera la vida. Los de su partido resentían ya sus actitudes hitlerianas, gritando órdenes absurdas, imposibles de cumplir. En las calles, miles de electricistas, mineros, maestros, aeromozas, estudiantes, amas de casa, campesinos, damnificados, viudas y huérfanos de la "guerra", desempleados, etcétera, marchaban y gritaban consignas contra su gobierno errático, abusivo, entreguista y violador de los derechos más elementales de miles de hombres, mujeres, niños, jóvenes y sobre todo ancianos.

 

La opinión pública preguntaba diariamente: ¿dónde está don Diego? ¿Cómo es posible que en este país, el gobierno no localice a un hombre tan conocido y destacado? Pero el "jefe" de las ya muy maltrechas y obsoletas instituciones, ocupaba todo su tiempo en escuchar los "consejos" de sus peores colaboradores que aún violando la ley, permanecían en el gabinete "fantasma".

 

La obsesión ahora era derrotar a su antecesor, que se le enfrentaba con su grupo para impedir que entregara la silla presidencial a los tricolores, quienes deseaban reinstalarse en el poder otros 70 años. Y maldecía en su soledad: Vicente, Diego, Manuel, Santiago y otros, son los traidores que me han puesto en vergüenza, y por el otro lado López Obrador, que ya se destapó, más Ebrard, que ni la foto quiere conmigo, y Cuauhtémoc, que ya se sueña como presidente de la izquierda "institucional", todos están contra mí.

 

Mientras tanto, en su encierro, don Diego, como siempre, se mostraba altivo, indomable, altanero, provocador; él que se sentía intocable en este país, aguantaba estoicamente los insultos y las humillaciones de sus captores. Pero lo que más le indignaba era la pasividad y la inacción del gobierno que pregonaba velar por la paz y tranquilidad de todos los ciudadanos. ¿Qué hacían allá fuera por él? ¿Por qué no aparecían los grupos de élite que se publicitaban como salvadores de cientos de secuestrados? Sus enfermedades lo agobiaban, pero más dolorosa era la impotencia de no poder defenderse de las agresiones físicas y verbales a que era sometido cada día. Escribió una carta exigiéndole a su familia "que dejaran de estar jugando, haciéndole al pobre" y aceptaran las negociaciones. Pero todo era silencio en el gobierno, en los medios, en la familia, en los partidos. (¿continuará?)

 

 

Reitero que estas divagaciones son un cuento de política ficción. Las coincidencias son meros accidentes de todo lo que oye y lee el autor. A petición de muchísimos lectores, redactamos esta segunda parte, dejando abierta la posibilidad de una tercera entrega.

 

trabago49@hotmail.com          http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/

 

 

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