619 7 septiembre 2010 |
El achicamiento de la Normal Superior In memoriam de Juan Román Higareda Al inicio de esta serie en torno a la situación de la enseñanza de las Ciencias, particularmente de las Matemáticas, se plantearon hipótesis que el tiempo se ha encargando de confirmar, en todo, hasta de las reacciones ya habituales, cuando se dan a conocer los resultados de alguna de las evaluaciones que se aplican. Una vez más se ha visto “el desgarre de las vestiduras” por parte de los funcionarios, que con seguridad volverán a esperar los resultados de otras evaluaciones para repetir las reacciones, enorgulleciéndose por lo pronto, con algunas victorias pírricas como en el caso de las Primarias, nivel donde también sus maestros no saben Matemáticas, según lo arrojó el estudio dirigido por el maestro Gabriel Aguirre Ramírez, realizado por estudiantes del Colegio de Pedagogía de la UANL, en 2008. La realidad es contundente: el propio titular de la SEP, Alonso Lujambio, admitió que “la secundaria en México se encuentra estancada” y que “el logro de los estudiantes de este nivel educativo no presenta mejoras, por lo que se requiere una modificación estratégica y una atención urgente”, porque de acuerdo con los resultados de la prueba ENLACE Básica que se aplicó a los alumnos de tercero a sexto de primaria y los tres grados de secundaria, 8 de cada 10 alumnos que concluyeron este nivel en el ciclo escolar pasado, se ubicaron en los niveles insuficiente y elemental, los más bajos en Español y Matemáticas, situación coincidente con el porcentaje de profesores aspirantes a una plaza, que reprueban en los exámenes de ingreso al servicio. Los profesores de secundaria se forman en la Normal Superior y la penúltima colaboración, después de describir cómo nació y su desarrollo académico en las primeras dos décadas, concluyo señalando: “Después se achicó curricular y políticamente. Hoy se pagan las consecuencias.” Esta expresión suscitó controversia, reclamando una explicación, lo que haremos en las siguientes líneas, ya que la intención de estos trabajos sobre la enseñanza de la ciencia y las Matemáticas, es propiciar el debate y la participación sobre uno de nuestros grandes males. Así, lo que fuera la Normal Superior experimentó un giro a la inversa del propósito que le dio origen en 1961, en un contexto en el que la demanda por educación secundaria resulta como efecto tanto por el crecimiento demográfico y que por primera ocasión, millones de niños tuvieron la posibilidad de estudiar y concluir la primaria como resultado del establecimiento de los libros de texto gratuitos. Al cabo de dos décadas el propósito original empezó a desdibujarse y “achicarse” por razones como las siguientes: Dejaron de ingresar “Maestros Normalistas Titulados”, Bachilleres con Pre-Normal, o Profesionistas Universitarios, como lo señalaba decreto de creación. De ser su objetivo formar “Maestros en Educación Media” con las competencias para la enseñanza en las preparatorias y en las secundarias, se redujo a: “formar Licenciados en Educación Secundaria”, según se establece en su Misión institucional. El plan de estudios, después de ser centrado en el saber, en el conocimiento, con los elementos psicopedagógicos propios de los adolescentes, pasó a dotar de los saberes que el anterior tipo de estudiante ya traía, como son: la experiencia docente y formación didáctica. En la actualidad a estas habilidades se dedica, en general, el 75% de los contenidos curriculares y el resto al saber propio de la disciplina. Un elemento más que indica el achicamiento es el haber restringido el marco de la formación y ceñido su plan de estudios, en un paralelismo aberrante, con el esquema curricular de la secundaria, ordenando así las “especialidades” de la Normal, cayendo en el extremo de esta “especialización”, prepararse, por ejemplo, cuatro años en la Especialidad de Biología, y en la secundaria, esa materia sólo se ve en uno de los grados. Igual sucede con las especialidades (materias) de Física, Química, Geografía e Historia, siendo las agraciadas (hasta pena da decirlo dados los resultados), las de Español y Matemáticas, al menos en número de frecuencias en la secundaria. Al “achicamiento” curricular de la Normal Superior hay que agregar el que corresponde al plano de la política educativa, dado que después de ser una prioridad para el Estado y depender del Ejecutivo, atendida por la Secretaría General de Gobierno, desde varios periodos de gobierno sus asuntos pasaron a ser tratados por instancias de tercer nivel; eso, además de no contar con un lugar específico en los planes de desarrollo del Estado. El proceso por el que ha pasado esta institución, ha conducido a que a las escuelas secundarias lleguen personas recién egresadas con poca experiencia y madurez, así como con escasos conocimientos, dado que están saliendo apenas (en el mejor de los casos) de la adolescencia, etapa de la vida en que se encuentran con quienes van a trabajar y una de las más difíciles en el desarrollo de la personalidad. Aunado a lo anterior está el contexto social que presenta una profunda crisis de valores, debida a los fuertes cambios que experimentan todas las estructuras sociales, como la iglesia, la familia, el estado, la empresa y las propias instituciones escolares, crisis de una nueva sociedad que emerge como resultado de los cambios científicos y tecnológicos de las últimas décadas que anda en busca de nuevos paradigmas en todos los ámbitos. Esto último agudiza más el proceso que dio pie al presente artículo, porque nuevas son las realidades donde se desarrolla el proceso de enseñanza, de nuevo cuño son los alumnos y los problemas que padecen; conjunto de situaciones que reclaman nuevos y mejores profesores que no se forman en las Normales con sus características actuales, volviéndose un imperativo el qué hacer con las instituciones escolares, no sólo con las Normales.
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