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| 619 7 septiembre 2010 |
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ANÁLISIS A FONDO Con el enemigo en casa, imposible ganar la guerra En recuerdo de Fausto Fernández Ponte, colega, amigo, hermano, quien partió a su destino eterno, la madrugada de este lunes.
Aunque usted crea que esta afirmación es una exageración. Alrededor de 30,000 asesinados y los que se sumen de ahora a diciembre de 2012, no es cosa menor. Y con el enemigo en casa, la cosa se pone peor. Es una guerra o batalla muy difícil de librar. Diría que imposible. El presidente tiene que guerrear con los sicarios del crimen organizado, pero el hándicap en su contra lo tiene en el mismo corazón del sistema. Así, no habrá soldados, ni policías, ni nada que pueda con el poder de ataque de las fuerzas “irregulares” que asuelan al país, defendiendo territorios y rutas del trasiego de estupefacientes hacia los ansiosos mercados estadounidenses, donde la demanda por ellos es voraz. Y el presidente Calderón Hinojosa duerme con el enemigo. Los datos que ha proporcionado en estos días la Cámara de Senadores de México son duros. Revelan una descomposición acelerada de muchos “poderes” del “Estado” mexicano. Ahí les va, aunque es muy seguro que estén ya enterados a través de los medios de publicidad y propaganda: Las bandas de narcotraficantes tienen completamente controladas unas 195 presidencias municipales e influyen en otras 1,536, las cuales suman el 71% del total de los 2,439 municipios en México. Datos desalentadores, dados a conocer por el presidente de la Comisión de Desarrollo municipal del Senado, Ramón Galindo. Los grupos del crimen organizado controlan totalmente el 8% de los municipios y tienen infiltrados al 63 por ciento del total. "Ayuntamientos y crimen organizado" se titula el estudio mandado elaborar por expertos. Revela con lujo de detalles que "en la mayoría de las alcaldías mexicanas existe una estructura criminal capaz de controlar los negocios del crimen organizado, el narcomenudeo, el cultivo y tráfico de drogas, el secuestro y la extorsión". Los municipios son presa de los grupos de delincuentes debido a que son "el eslabón más débil" por falta de presupuestos, y ausencia de políticas económicas y sociales sostenibles, y al abandono y desinterés de los gobiernos estatales y federal. Las mafias generan una filtración "expansiva, simple y sostenida" en los ayuntamientos. Los cárteles sí que han sabido la fórmula de la ecuación. Han entendido que el municipio, al ser el nivel de gobierno más cercano a la gente, es el que había que echarse a la bolsa particularmente para las operaciones de narcomenudeo. Logran establecer a nivel municipal un apoyo logístico, una infraestructura, la cooperación política y el silencio cómplice. La estructura criminal opera, además, "bajo el resguardo de la corrupción, protegida políticamente y con el apoyo logístico de los policías municipales", lo que "mantiene los focos rojos encendidos". En los últimos tres años han sido asesinados 41 funcionarios municipales, entre alcaldes, ex ediles, regidores, secretarios de ayuntamiento y candidatos a la alcaldía, bajo el diabólico principio del chino Zhenli Ye Gon de “coopelas o cuelo”, o “plata o plomo”. Así, la guerra contra el narcotráfico declarada por el presidente Felipe Calderón, casi al inaugurar su mandato, podrá durar lo que sea, porque el enemigo lo tiene el “gobierno” en casa. Presidente, gobernadores, los otros “poderes”, el legislativo, el judicial, los estados federados, los municipios, duermen, despiertan, conviven con el enemigo. Y no hay que olvidar las grandes leyendas de la historia. La ciudad helénica de Troya cayó a patadas del legendario “Caballo de Troya”. El gobierno mexicano tiene también su “Caballo de Troya”, lo que ha convertido a la nación en un estado de excepción, más vulnerable que Irak; más a la deriva que Afganistán; más débil que la misma fracasada Colombia en su propia guerra. Mientras no se haga una operación limpieza en casa propia; un barrido completo – no sólo un lengüetazo como acostumbra decir una amiga cuando va a dedicarse a su “operación burbuja”, lo que quiere decir que tiene que limpiar y ordenar la casa y lavar la ropa sucia -, esta guerra no tiene futuro. El éxito, el triunfo sobre las “fuerzas del mal” estará en la cola de un venado. Está operación de infiltración y control de ayuntamientos, así como las masacres de indocumentados – la de los 72 en Tamaulipas no es la única; sí la única mediática, porque hubo sobrevivientes que denunciaron que los masacrados no eran narcotraficantes, como pudieron haber sido presentados al público, de no haber habido aclaración de por medio –revelan la mano invisible de los cárteles de la droga, que tiran la piedra y esconden la mano. La presunta aprehensión de “La Barbie” no indica nada. Simplemente que el capo está ya preso; que será extraditado a Estados Unidos, donde tranquilamente podría gozar del privilegio de “testigo protegido”. El asunto es mayúsculo. Si no se acaba con la corrupción y la impunidad de poderes institucionales, gubernamentales, todo lo que se haga en contra del crimen “organizado” servirá para un carajo. http://analisisafondo.blogspot.com/
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El presidente Felipe Calderón Hinojosa está convencido de que la guerra en contra del crimen organizado y el narcotráfico, que él rebautizó como “batalla por la seguridad pública”, la está ganando. Nadie podrá convencerlo de lo contrario. Pero la verdad es que México se ha convertido, en el presente sexenio de gobierno, el segundo en manos del Partido de Acción Nacional, el ala conservadora de la geometría política mexicana, en un estado de excepción, que sufre una verdadera guerra como la de Irak o Afganistán. 
