625 15 septiembre 2010 |
Los desnudos, un poema narrativo de Renato Tinajero Los poemas sirven siempre a los intereses de sus autores, por eso algunos cuentan historias. Su estructura a base de imágenes es ideal para las descripciones rápidas que, como flashazos, aceleran el desarrollo de la trama que se cuenta. En “Los desnudos” (de su libro Yorick*), Renato Tinajero nos transporta a la atmósfera negra en la que dos amantes pasan la noche juntos: “Huele la habitación a alcohol y encierro. / Alguien vomitó en el baño” (p. 22). Las escenas son claras aunque sea de noche: “Afuera / se escuchan los rudos motores de los trailers / y una mano que deja caer una botella” (idem.), y Renato (Ciudad Victoria, Tamps, 1976) se da tiempo para detenerse en los detalles: “Huele tu orgasmo a alcohol, huele a tabaco, / a sexo de mujer, ácido y dulce” (p. 23). La acción transcurre en un hotel donde no faltan “el libro de los nombres / y una llave mugrienta” (p. 22), así como “La luz de un carro de la policía” (p. 23) y un portero que “discute / con alguien por algunos minutos” (ibidem.). Se trata de una pareja que tiene como regla no visitar el mismo hotel dos veces: “Qué gozo despertar en una habitación extraña / (…) Y no reconocer el escenario, / tan poco familiar” (p. 24) y al retirarse: “en el mapa de la mente, simultáneos, / tachar dos veces el sitio que abandonan” (p. 25). El propósito puede ser también que sus identidades no se vuelvan familiares para los empleados: “Vestirse de prisa. Tomarse de la mano. Andar a tientas” (ibidem). Lo que sí se recuerda es “el momento justo en que te derramabas / en el sexo de la amante” (p. 23), además de agradecer “la existencia de los bares / abiertos hasta la madrugada” (p. 24). Cierta sordidez, ya se ve, poco favorable para el placer, se pasea en esta historia: “La luz que fosforece en los vestíbulos / de madrugada” (p. 22), “El portero (…) / está mirando en la televisión una película” (idem.) y un “portazo que hizo cimbrarse a las ventanas” (p. 23). Pero el amor y los amantes sobreviven a todos los inconvenientes: encuentros eventuales, situaciones riesgosas y lugares inmundos, después de todo “Las camas en el Reino de los Cielos / no tienen cuenta ni fin. Son como las conchas en la playa” (p. 24). ¿Es válido estructurar un cuento con las vestiduras de un poema? Durante el vértigo de la creación literaria, el texto es siempre más importante que el género del mismo, por lo tanto, la respuesta es afirmativa.
* Renato Tinajero. Yorick. Monterrey, N.L.: Edit. Diáfora / UANL, 2009. 74 pp. (Serie Atajos, 5.) Para compartir, enviar o imprimir este texto,pulse alguno de los siguientes iconos: ¿Desea dar su opinión?
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