632 24 septiembre 2010 |
ANÁLISIS A FONDO Una baja de 0.1% es pichicata Perplejo quédeme ayer jueves, al ver, en todas las páginas cibernéticas de la llamada prensa nacional, que las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática referentes a la situación del empleo en México son alentadoras. O ignorancia, o pereza, pero algunos lectores de estadísticas yerran y se van con la finta de los encabezados de los boletines de prensa oficiales. Curioso que todos los periódicos encabecen igual el comunicado enviado por el instituto y que corresponde a los “principales” resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para agosto de 2010. De acuerdo con tales sondeos y conteos, en el mencionado mes casi el 60 por ciento de la población de 14 años y más en el país se encontraba disponible para producir bienes o servicios (económicamente activa); el restante 40.7% se ubicó en la población no económicamente activa. El boletín dice que el 60 por ciento se encontraba “disponible”. No que estaba empleada, que tenía trabajo y por tanto ingresos. El boletín de marras informa que, de la Población Económicamente Activa (PEA) – la que debería de estar empleada, si la marcha de la economía nacional fuera viento en popa (esto lo digo yo) -, 94.56% estuvo ocupada en el mes de referencia (dice que “estuvo ocupada”, más no que haya estado satisfecha con su ocupación, con su salario, con sus prestaciones, con sus condiciones laborales); sin embargo – agrega el comunicado del INEGI -, a su interior (no sé a qué se refiera ese a su “interior” que implica espacio que no está en el exterior; creo, si no me equivoco también, que habla del 95 por ciento de “ocupados”), se manifiesta un sub universo de casos que declaró tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, razón por la cual a este sub conjunto se les denomina sub ocupados. Ándele. (Aquí – “sub ocupados” – está la trampa; en “sub ocupados” es donde hay que poner más atención). En agosto, mes anterior al que está casi terminando: septiembre, “éstos” – los sub ocupados - representaron casi el 9 por ciento de la población “ocupada”, lo que, a criterio de los encuestadores del instituto, significó un aumento mensual de 0.23 puntos porcentuales con relación al mes inmediato anterior. Újule: ¿Tan sólo el 0.3 por ciento en comparación con julio? Poquita cosa. Con qué miseria se reconfortan los economistas gubernamentales y no toman en cuenta los lectores de las gráficas de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. El INEGI, mañosamente, utiliza el lenguaje críptico de la ciencia económica para marear a cuantos se dejen, comenzando por los lectores de gráficas de los medios de publicidad y propaganda. ¿Entiende usted, amigo, que no es economista, este vericueto lingüístico?: “Con datos desestacionalizados, en el mes en cuestión la tasa de desocupación (TD) a nivel (en el ámbito, amigos; no “a nivel”) nacional fue de 5.17% respecto a la Población Económicamente Activa, tasa inferior en (‑)0.17 puntos porcentuales a la del pasado mes de julio. Y todo el mundo periodístico se va con el engaño del torero de plazas pueblerinas. El empleo bajó a 5.17 por ciento, afirmación que dice nada, pero que apantalla a los lectores de periódico, a los escuchas de la radio y a los amantes de la ahora pantalla plana idiota. Ojo: Dice el INEGI que la comparación anual muestra un descenso tanto en la tasa de desocupación como en la de sub ocupación durante agosto de este año con relación al mismo mes de un año antes (5.44% vs 6.28% y 8.7% vs 9.2%, respectivamente). Trampas que se hacen para engañar, para hacer creer, para manipular. Antes, el instituto dio el dato de que la tasa de des ocupación “a nivel” nacional fue inferior en 0.1 por ciento entre julio y agosto. Nada. El desempleo, medido como se debe medir, incluyendo a los sub ocupados por supuesto, está estacionado, lo que significa que la sistémica crisis económica del modelo nacional, no la de los detentadores de los medios de producción – que ésta no sólo va viento en popa, sino que les da a los empresarios grandes la posibilidad de trasferir sus capitales a los paraísos fiscales y a vivir más que a sus anchas -, ni la de los trabajadores, que estos ya no la hicieron ni la harán por los siglos de los siglos, amén, continúa y continuará hasta la eternidad, mientras no haya un cambio cualitativo en las relaciones de producción capitalista, que mantienen, acogotados, a los trabajadores y, en la más deliciosa lujuria, a los integrantes de las clases dominantes. Otrosí: siempre, de acuerdo con el INEGI, del total de ocupados, el 66 por ciento opera como trabajador subordinado y remunerado, ocupando una plaza o puesto de trabajo; 5 por ciento son patrones o empleadores; 22 por ciento trabaja de manera independiente, o por su cuenta, sin contratar empleados y, finalmente, 7 por ciento se desempeña en los negocios o en las parcelas familiares, contribuyendo de manera directa a los procesos productivos pero sin un acuerdo de remuneración monetaria. En el ámbito (felicidades, redactor de boletines por emplear bien las palabras en este párrafo del boletín) urbano de alta densidad de población (vive mucha gente, pues, en las grandes ciudades), conformado por 32 ciudades de más de 100 mil habitantes, el trabajo subordinado y remunerado representa un 73 por ciento de la ocupación total; es decir, 7 puntos porcentuales más que a “nivel” nacional. La población ocupada por sector de actividad se distribuyó de la siguiente manera (habla el INEGI): en los servicios (turismo, por ejemplo), se concentró 41% del total de “ocupados”); en el comercio, 20%; en la industria manufacturera 16% (Muy poquito, siendo las manufacturas el fuerte del proceso económico; lo que deja las mayores y mejores entradas de divisas para las empresas industriales); en las actividades agropecuarias, 14%; en la construcción, 8% (la industria de la construcción, a no ser por las obras de relumbrón que está realizando el gobierno “izquierdista” del Distrito Federal, con fines obviamente electoreros proyectándose para el 2012, año de elecciones de presidente de la república; en “otras actividades económicas” (minería, electricidad, agua y suministro de gas), un miserable 0.7% y el restante no especificó su actividad. Indicadores de la población desocupada. Y el boletín del INEGI trae más perlitas, dignas de aclararse. No nos vayamos con la finta. http://analisisafondo.blogspot.com/
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