636 30 septiembre 2010 |
ANÁLISIS A FONDO Dos meses: dónde están las propuestas de Gómez Maza Mañana 30 de septiembre se cumple el segundo mes de la muerte del doctor Jesús Gilberto Gómez Maza. Y repito la llamada de atención que le hice hace un a las autoridades chiapenses. A ver quién se cansa primero. Mi trabajo es este. Ser la voz de los sin voz. Ser vigilante de los intereses de los ciudadanos más pobres entre los pobres. Ha pasado ya tiempo suficiente para saber qué suerte ha tenido su “testamento”, que fue aceptado y retomado muy en serio, la noche de aquel viernes, por el gobierno del estado de Chiapas, durante un homenaje que los “poderes” le hicieron al cadáver del médico en el Congreso local. El gobernador Juan Sabines Guerrero manifestó su compromiso de analizar, y poner en práctica las sugerencias testamentarias. La familia, por su parte, manifestó su compromiso de estar pendiente del proceso de reestructuración del llamado sector salud en Chiapas, el estado más suroriental de la federación mexicana, el más rico en recursos naturales, el que tiene más concentrada la riqueza y donde sobreviven quién sabe cómo millones de personas. Por toda una serie de políticas discriminatorias, la mayoría de las comunidades indígenas no han tenido el acceso al sistema de salud mexicano. La falta de recursos y la lejanía de algunas comunidades de los grandes centros urbanos han llevado a la agudización y reproducción de enfermedades fácilmente curables. Según estadísticas de la Secretaria de Salud en 2007, en Chiapas se cuenta con menos de un médico por 1000 habitantes, lo cual es la cifra más baja de todo el país. La situación podría ser aún peor, en particular en lo que se refiere a mortalidad infantil en las zonas rurales de Chiapas, ya que no existen estadísticas oficiales confiables (se calcula un registro del 80% de la población). Se acepta oficialmente la falta de acceso de más de un millón de chiapanecos a los centros de salud (cerca de 25% de los habitantes del estado), en su mayoría indígenas. De esta dramática situación siempre fue consciente el doctor Gómez Maza. Y unas tres semanas antes de morir, envió una serie de sugerencias para por lo menos paliar las carencias a las que se enfrentan los chiapenses más pobres de entre los pobres. Es hora de hacer preguntas: ¿Qué han pensado los gobernantes y a qué conclusiones han llegado frente a la sugerencia de redistritar el estado en 24 jurisdicciones (previstas y legisladas en la Ley Estatal de Salud – Artículo 17-; una por cada 150 mil a 200 mil habitantes aproximadamente; una por cada distrito electoral? En la actualidad, hay 10 jurisdicciones sanitarias y tan disímbolas como la I Tuxtla con 22 municipios a su cargo (alrededor de 2 millones de habitantes) y la IV de Villaflores, con 6 municipios y 70 mil habitantes. La primera es imposible de supervisar. ¿Qué ha pasado con la sugerencia de hacer funcionar un hospital general de al menos 60 camas en cada cabecera distrital con las 5 especialidades básicas: medicina interna, ginecobstetricia, pediatría, cirugía y anestesia, completando las aproximadas 100 camas recomendadas por los organismos mundiales, como el mínimo requerido universalmente de una cama por cada mil o dos mil habitantes? ¿Qué se ha pensado de los hospitales regionales distritales? Su creación filtraría diagnosticando, manejando y atendiendo al 70 u 80% de los padecimientos más frecuentes y evitar así el congestionamiento de los de siempre: Comitán, San Cristóbal, Tuxtla, Tapachula, referentes conocidos y casi obligados de la población. El funcionamiento de los llamados hospitales integrales deja mucho que desear, ya que en algunos el quirófano sirve de bodega, otros carecen de insumos y es más fácil el traslado a Tuxtla, cuando es muy noche. Si no fuera trágico, sería risible. El cirujano casi nunca se encuentra. Los hospitales integrales están tan incompletos. ¿Qué han pensado de la integración de 4 equipos de 5 profesionales de salud cada uno, entrenados en centros de trasplantes en países del exterior, que les permitan trasladar las técnicas de toma, conservación, trasporte, trasplantes y lograr así el inicio real de la era del tercer nivel de atención? Son cientos de personas que requieren de trasplante de córnea, y centenas de nefrópatas y cirróticos que mueren sin la mínima esperanza. ¿Qué ha pasado con la integración de una lista única estatal o lista regional de espera que, siguiendo los protocolos internacionales, prepare a los pacientes receptores de órganos? ¿Qué ha ocurrido con la integración de donadores vivos? Y qué de la reforma a la Ley General de Salud y, por consecuencia, la Ley Estatal de Salud, de tal forma que la persona fallecida sea sujeto de donación de órganos. Entre más trasplantes se hagan, más seguridad de que sean aceptados por los receptores y la ciudadanía iría acostumbrándose a donar y recibir. La noche del viernes 30 de julio, el gobernador del estado se comprometió, “solemnemente” a poner a consideración de su equipo de salud las propuestas del doctor Gómez Maza. Lo hizo frente al cadáver de uno de los más prestigiados médicos pediatras de México, avalado por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, si esto vale. Poco antes de morir, el doctor no estaba enojado. Estaba indignado por la situación de injusticia y desigualdad que priman en Chiapas. Pero tenía esperanzas. El gobernador Sabines tiene la pelota en sus manos. Si logra hacer algo, por lo menos algo, para que los servicios de salud sean menos ineficientes pasaría a la historia como un buen gobernante. Si tan sólo miles de personas no murieran en Chiapas por padecimientos curables. Pero como dice mi queridísimo Roberto Coello Trejo: “Mejor veamos y diremos”. analisisafondo@cablevision.net.mx
Para compartir, enviar o imprimir este texto, pulse alguno de los siguientes iconos: ¿Desea dar su opinión?
|
Para suscripción gratuita:
|