Se desmorona La Pirámide
Gerson Gómez

Desde semanas atrás ya lo veía venir.

Entre sorbo y sorbo. Con el sonido de la rockola, las canciones aletargadas de Fernando Delgadillo y Sabina.

La vacía barra. Las papas y los cacahuates de cortesía.

Entre la abulia de Esteban Reyes Bárcenas y sus compañeros.

La poca afluencia de parroquianos, el intento en el incremento de los precios a la cerveza.

Los Bárcenas se preguntaron por qué la gente no asiste.

Luego llegaron las consignas mal intencionadas, de la administración municipal de Monterrey.

Las multas por violar el horario de venta. La primera y única clausura temporal.

El tiro de gracia se lo da el acoso de presuntos miembros de la delincuencia organizada. De los mañosos. Los que desconocen que La Pirámide es un antro cultubar.

Donde se realizan múltiples eventos, que van desde las clases de baile, ciclos de cine, obras de teatro y lecturas.

Desde ya estamos extrañando transgredir sus puertas. Adentrarnos por sus venas. Saludar a los amigos, los de siempre, los que se han agregado en el tránsito de los años.

Noviembre en el centenario de la Revolución Mexicana nos llena de vergüenza. Monterrey ha perdido su magia para quienes la habitamos.

Las noches no han vuelto a ser las mismas.

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