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19 Noviembre 2010
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Tamaulipas, tierra sin ley
Miguel Treviño Rábago

Frontera Chica se le llama a las pequeñas poblaciones que están ubicadas entre Nuevo Laredo y Reynosa, Tamaulipas. Les doy sus nombres: Nueva Ciudad Guerrero, Ciudad Mier, Miguel Alemán, Camargo y Díaz Ordaz. Todas están junto al Río Bravo, o Río Grande, como lo llaman los norteamericanos. A toda esta extensión territorial se le conoce también como “zona ribereña”. El caso es que todas estas poblaciones han quedado abandonadas ante el creciente número de enfrentamientos entre grupos de la delincuencia organizada con las fuerzas armadas que operan en ese sector, como lo son el ejército, la marina y la policía federal.

Los pobladores han abandonado sus viviendas, comercios, ranchos, etcétera, para refugiarse en las ciudades más grandes, como son Nuevo Laredo, Miguel Alemán y Reynosa, antes de ser victimados por los grupos armados de todos los bandos. Simplemente no quieren aparecer en la estadística de “daños colaterales”. Cientos de personas de Tamaulipas y Nuevo León, tomaron otra decisión: pasarse a las ciudades fronterizas de Texas, en territorio norteamericano, para medio vivir más tranquilos y seguros. Ahora todas las poblaciones “ribereñas” lucen abandonadas, como pueblos fantasmas. Los dueños y señores de estos municipios son los grupos de la delincuencia organizada que imponen su ley y están bien pertrechados con las armas más modernas que vienen de los Estados Unidos.

El norte de Tamaulipas es tierra de nadie. Miente o se equivoca el señor Felipe Calderón cuando expresa que el “Estado de Derecho” impera en todo el territorio nacional. La Frontera Chica, de Nuevo Laredo a Reynosa, y quizá hasta Matamoros, es un corredor muy importante, porque a través del Río Bravo se trafica de todo. De aquí para allá pasan todo tipo de drogas y se trafica con personas indocumentadas que insisten en irse a trabajar al lado norteamericano, menores de edad, mujeres, etcétera. De allá para acá vienen armas de todos los calibres, miles de dólares para “lavarse” en México, vehículos, delincuentes prófugos, etcétera. Todo esto y más a través del Río Bravo, en lugares específicos que la delincuencia tiene absolutamente controlados.

Diferencia notoria es que mientras del lado mexicano el ejército, la marina y la policía federal no se dan tregua persiguiendo a los malos de la película, del lado gringo, sólo participan los policías y la patrulla fronteriza. El ejército de los Estados Unidos no interviene para nada en esta “guerra” que a México le ha costado ya 30 mil muertos. A veces se comenta la participación de la llamada “Guardia Nacional”, pero una y otra vez se aclara que no hace uso de la fuerza de las armas. La pregunta es, ¿por qué del lado mexicano todo está fuera de control y del lado norteamericano la vida fluye más o menos “normalmente”? ¿Por qué los pueblos ribereños están abandonados y las poblaciones “del otro lado” ya se llenaron de “autoexiliados” mexicanos? ¿Por qué las fuerzas armadas mexicanas no pueden frenar la violencia y del otro lado las mismas fuerzas no participan en nada?

El contraste que notamos es que mientras la “prensa” de Nuevo León y las televisoras organizan verdaderos escándalos informativos, con especial énfasis en balaceras, enfrentamientos, asesinatos, secuestros, asaltos, levantones, extorsiones, etcétera, apenas se presenta un “puente” o día feriado como los pasados 13, 14 y 15 de noviembre, (adelantado por el día 20 de lo que queda de Revolución Mexicana) y miles de residentes en el vecino estado, cuya capital es Monterrey, atraviesan todas las carreteras de Tamaulipas que van a la frontera texana, y gastan millones de pesos y dólares en compras anticipadas de navidad. Las tres más abarrotadas son Laredo, McAllen y Brownsville, Texas. Mi pregunta es, ¿dónde está el miedo a transitar por Tamaulipas para irse de shopping? Las filas en los puentes para pasar a lado gringo tardaban hasta 4 horas.

No es mi intención minimizar el grave problema de los enfrentamientos entre los cárteles por el control del paso sobre el Río Bravo y el gran sufrimiento de los habitantes de Nuevo Guerrero, Mier, Miguel Alemán, Camargo, y Díaz Ordaz. Lo que me llama la atención como observador de la vida fronteriza, donde llevo viviendo 60 años, es la impotencia y desesperación de miles de personas porque sus pueblos están llenos de gente armada con y sin uniforme, la indolencia de los gobernadores entrante y saliente que aceptan que “están rebasados” por el hampa, la falta de energía del señor Calderón que presume tener un “bunker” de guerra con muchos de los “juguetitos” tecnológicos que él deseaba, y la descarada declaración de los alcaldes fronterizos, que aceptan ya tener casa en Texas y dormir muy a gusto con sus familias del otro lado del Río Bravo. Todo esto, lo vemos diariamente los fronterizos.

No tengo la menor idea de qué es lo que va a hacer el gobernador electo, Egidio Torre Cantú, hermano del candidato asesinado del PRI, doctor Rodolfo Torre, ahora que asuma el poder o lo que queda de él en Tamaulipas. Sin trayectoria política, sin experiencia, sin equipo político, sin idea de lo que es gobernar ni siquiera un pequeño municipio de Tamaulipas. Y lo peor es que tengo la certeza de que seguirá los pasos del novato gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina quien “gobierna” con todos los hombres de su antecesor el nefasto “Nati” González Parás. Creo que don Egidio seguirá el ejemplo y los hombres y mujeres de Eugenio Hernández continuarán en los puestos claves de Tamaulipas. Prepárese pues, para ver dos “aprendices” ninguneados por quienes los impusieron. Se imagina usted lo que va a pasar con Tamaulipas y Nuevo León sentados en sus palacios pidiendo consejos diarios por teléfono a sus “jefes” políticos del PRI.

Me gusta de vez en cuando leer esas novelitas del viejo oeste. Lo hago por terapia, para no saturarme de tanta porquería política. Y se me ocurre que estamos regresando a los tiempos en que las poblaciones se refugiaban en los llamados “fuertes” que les servían para defenderse de los ataques de los indios que corrían alrededor gritando, mientras los de adentro practicaban alegremente el tiro al blanco, tumbándolos de sus hermosos caballos. ¿Será que necesitamos ahora volver a construir “fuertes” para protegernos de los “apaches” de nuestros tiempos? ¿Tendremos que amurallar las ciudades y controlar férreamente las entradas y las salidas? Porque aquí en Reynosa, con permiso de no sé quién, ya una colonia de “ricos” llamada “Los Leones” levantó bardas, construyó casetas de vigilancia y nadie puede transitar por sus calles, que supuestamente son propiedad del pueblo. Si eso se vale, hay que hacerlo todos: cerrar nuestras colonias y contratar guardias las 24 horas. Si los “riquillos” pueden, ¿por qué no lo vamos a poder hacer los que le ponemos media suela a los zapatos y vamos a las “pulgas” y tianguis a comprar triques de medio cachete?

Otra observación que me llama poderosamente la atención es, ¿por qué los señores malosos no asaltan las instituciones bancarias donde hay millones de pesos y dólares en sus bóvedas? ¿Será porque allí tienen ellos sus cuentas bancarias y ésas son intocables? Porque no creo que anden cargando todo el día de aquí para allá sus ganancias millonarias. No creo que las entierren en un pozo y les pongan una piedra arriba como señal o que cuenten los pasos desde el árbol torcido que ellos ya conocen. No creo que las guarden en un colchón o las escondan en las paredes de sus mansiones. ¿Por qué el Gobierno Federal no investiga el sistema bancario y sus archisupercuentas multimillonarias nacionales y extranjeras? El dinero tiene que estar en alguna parte, deja rastros, no es invisible.

En cambio, el que parece que definitivamente se hizo invisible es el destacado político panista Diego Fernández de Ceballos, a quien ya nadie busca, hasta donde tenemos entendido. Ni el Gobierno Federal muestra el mínimo interés porque un ciudadano destacado (con virtudes y defectos obviamente) aparezca vivo y del cual ni siquiera sus familiares dan información. Hoy leo en una nota periodística, que el hijo mayor de Diego, fue visto disfrutando de una corrida de toros en compañía de un alcalde. ¿No es esto muy extraño para usted? ¿Por qué nadie busca a Diego; ¿o será que ellos saben que definitivamente ya no lo volveremos a ver? ¿Quién o quiénes salieron beneficiados con la desaparición del ex candidato presidencial? Le doy opciones: a) el pelón cínico; b) el copetes cremoso; c) el chaparrito pelón de lentes; d) el señor de las botas.

Lo cierto es que Tamaulipas se ha vuelto un territorio sin ley y Nuevo León no se queda atrás. Un gobernador ya no ve la hora de irse, el otro todavía se pregunta para qué se metió. Si analizamos detenidamente la situación, podemos pensar que no es posible que la delincuencia esté mejor organizada que las fuerzas armadas de México. No es posible que bandas de delincuentes jueguen al gato y al ratón con el Ejército, la Marina y la Federal. No es posible que no puedan ganar una "guerra" en su propio territorio y contra personas que no tienen a lo mejor ni la cartilla militar. No es posible que poblaciones enteras del norte de Tamaulipas estén viviendo la peor pesadilla de sus vidas y permanezcan hacinadas en "refugios" donde les dan una comida y una colchoneta para dormir en el suelo, cuando ya se empiezan a sentir los vientos del invierno. Lamentablemente la "zona ribereña" de Tamaulipas está muy lejos de los confortables "Pinos".

Ya es tan lamentable lo que sucede en la faja fronteriza, que hasta el mismo senador del PAN, y ex candidato a la gubernatura de Tamaulipas, José Julián Sacramento Garza, reconoció que "en su obcecada lucha contra la inseguridad, el gobierno federal va perdiendo la batalla". Eso nos da una idea muy clara que ya ni los mismos panistas creen en el gobierno de Felipe Calderón. Y yo insisto en que ni el PAN, ni el PRI, en cuatro años han podido frenar la ola de violencia en todo el país, que ya está fuera de control.

Por si fuera poco, en pleno Paseo de la Reforma número 286, muy cerca de la Embajada de los Estados Unidos, la Revista Proceso de esta semana, publica que se han instalado y ya operan en territorio mexicano la Agencia de Inteligencia Militar (DIA), la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), el Buró Federal de Investigaciones (FBI), la Agencia Antinarcóticos (DEA), el Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego y Explosivos (ATF), la Inteligencia de la Guardia Costera (CGI), la Oficina de Cumplimiento Aduanal y Migratorio (la temible y racista ICE), el Departamento del Tesoro, la Oficina de Inteligencia sobre Terrorismo y Asuntos Financieros (TFI). Todo esto con la plena complacencia del gobierno panista del señor Calderón, de las Cámaras de Diputados y Senadores y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Significa todo esto que los norteamericanos ya operan abiertamente en territorio nacional. Los panistas y los priistas por fin se quitaron las máscaras. En un descuido, Tamaulipas y Nuevo León pasan a ser dos estrellas más en la bandera de los Estados Unidos. Como dijo aquel: total, vamos a rematar el changarro.

Y pregunto a los mexicanos y mexicanas: ¿no es hora de que nos pongamos en movimiento para salvar al país de esta pandilla de entreguistas que llevan 10 años destruyendo la república?

trabago49@hotmail.com               http://elobservadortamaulipeco.blogspot.com 
http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/  

 

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